El diario personal de una mujer, mexicana, migrante y mamá que vive en Alemania… sus experiencias, sus anécdotas y sus opiniones!

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Adiós 2020

Como es tradición, la última entrada del año en este blog es para despedir el año que termina y escribir un poco sobre los propósitos y deseos para el que viene.

Estos días de vacaciones y encierro obligado (no hay tiendas, ni restaurantes, ni mercados de Navidad que visitar) han servido para reflexionar en todo lo que ha pasado (y lo que no ha pasado) en este 2020.

El año empezaba con muchísima esperanza simplemente por su número doble… 20 20… único y curioso, cómo no iba a ser un año especial, algo diferente y seguramente lleno de aventuras, cosas positivas y bendiciones. Y ahora imagínense ese ruido espantoso de disco rallado! Claro, ahora sabemos lo que realmente trajo este maravilloso número 2020, un virus que puso al mundo de cabeza!

En lo personal el año empezó de maravilla con mi viaje a Monterrey… tres semanas sola en mi tierra natal para apoyar a mis padres con su mudanza a un departamento y vaciar la casa de mi infancia. Fue fantástico y ni siquiera la despedida fue dolorosa porque estaba segura que en diciembre volvería con la familia completa para celebrar las fiestas navideñas y el XV años de las chicas.

El buen sabor de boca me duró poco porque en marzo empezaron las malas noticias y llegó el primer «lockdown». Todo ha cambiado desde entonces y dudo que pronto volvamos al mundo que conocíamos antes de la llegada del covid. Cosas positivas de este año? Sí, algunas…

  • compramos un piano, con el que he descubierto de nuevo mi gusto por la música. No seré experta ni concertista, pero el tocar el piano me relaja y practico la concentración 🙂
  • empecé a hacer ejercicio en febrero que es necesario para fortalecer mis músculos. Tengo una enfermedad llamada «osteopetrosis» y el ejercicio junto con la vitamina D, son la mejor medicina!
  • a falta de reuniones en persona, sobraron videollamadas, conferencias e incluso posadas virtuales! Definitivamente el gran descubrimiento del año fue el ZOOM 🙂
  • viajamos a Holanda para celebrar nuestro aniversario de bodas y en verano acompañamos a mi marido a la región del Río Rin para pasar unos días de vacaciones
  • y tengo trabajo nuevo que empezará la próxima semana!

No me puedo quejar… el año no es el mejor de mi vida, pero tenemos muchas cosas que agradecer y pertenecemos al grupo privilegiado que no ha perdido un ser querido por la enfermedad, ni se ha quedado sin trabajo o negocio.

Aún así estoy preocupada por lo que nos depara el futuro. No soy de los idealistas que piensa que la vacuna será la solución milagrosa, ni que la situación socio-económica del mundo no se verá afectada. No puedo dejar de pensar en todos los millones de afectados, familias sin sustento, niños sin escuela, negocios en bancarrota, personal médico agotado, ancianos en completa soledad y enfermos alrededor de todo el mundo 😦

Como quisiera que el año fuera como un cassette que al terminarse se sacara de la grabadora y quedara almacenado en algún rincón para nunca volverse a tocar. Y que el nuevo año fuera un nuevo cassette que empezara de cero, sin relación alguna con el anterior. Pero es imposible, el virus seguirá entre nosotros en el 2021 y sus consecuencias por muchos años más 😦

No queda más que vivir día a día, confiando en que pronto podamos volver a abrazarnos, a viajar para ver a nuestros seres queridos al otro lado del mundo, a pasear sin tapabocas, a festejar sin límite de personas, a estornudar sin que todos te miren raro, a ver las sonrisas de conocidos y extraños, a disfrutar un concierto, un partido de fútbol o un tumulto cualquiera…

Y claro, no me olvido de dar gracias a Dios todos los días por TODO!

Y para el 2021? De momento no tenemos planes porque la incertidumbre impide siquiera pensar en un viaje aquí mismo en Alemania. Pero si Dios lo permite, nos gustaría viajar en verano a México! Y no pido más! Sólo eso y que pueda ver a mi familia completa en México, a todos saludables, con trabajo y alegres como siempre!

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De grande quiero ser…

¿Quién no ha dicho esta frase alguna vez? Incluso de nuestros hijos muchas veces la escuchamos: «De grande quiero ser policía, astronauta o modelo». Sinceramente yo no recuerdo qué dije cuando estaba pequeña, pero seguramente lo normal para la época y mi edad. Y no, no me convertí en policía ni astronauta pero hoy digo con frecuencia la frase:

«De grande quiero ser como Regina».

¿Y quién es Regina? Pues una mujer muy especial que conocí hace 5 años en mi curso de español avanzado. Con el paso del tiempo nació una linda amistad y además de verla en mi curso, nos encontramos en su casa o en la mía para tomar té de vez en cuando.

Actualmente tiene 82 años, es soltera y vive sola en una casa con jardín a las afueras de la ciudad donde vivo. Era profesora de biología y trabajó un año en una escuela de monjas en Ecuador donde perfeccionó su español.

Cada vez que nos reunimos, aprendo muchísimo de su vida, discutimos temas de actualidad (en español o alemán) y reímos mucho. Y siempre cuando me despido pienso lo mismo: Cuando tenga 82 años quiero tener la vitalidad, el optimismo y la memoria de Regina.

Con esto de la pandemia no ha habido clases de español y le llamé varias veces para saber si quería que le hiciera la compra o le ayudara en algo, a lo que siempre me contestó que no, porque su única salida era ir al supermercado. Todavía conduce! En cambio, me invitó a merendar en repetidas ocasiones a lo cual accedí siempre gustosa. En este tiempo hemos conversado mucho y la amistad se ha fortalecido.

Hablando de teléfonos celulares y que hubiera querido comprar uno para su viaje planeado a Sudamerica en Abril, el cual desgraciadamente fue cancelado por el Coronavirus, le pregunté que si quería que la acompañara a comprar uno. Nos pusimos de acuerdo y fuimos a una tienda de electrodomésticos a escoger uno adecuado para ella.

Eligió uno con teclas grandes y tres teclas con números de emergencia. Sale mucho a caminar al bosque que queda cerca de su casa y quiere estar segura de poder llamar a alguien en caso de sentirse mal. Según el médico necesita un marcapasos pero ella no se decide a ponérselo. Ella leyó todo el manual solita y yo fui la primera persona a la que llamó para probar su funcionamiento.

En la siguiente reunión le agregué los tres números de emergencia (uno de ellos es el mío), cambié los tonos musicales y otros detallitos. Al final me dijo algo que me sacudió: «Gracias por ofrecerte a acompañarme a comprarlo, hasta ahora nadie lo había hecho». Y así son los alemanes mayores, no piden ayuda y ahora me queda claro que le debo preguntar en el futuro. A mí no me da pena 🙂

Cuando voy a su casa, siempre decora la mesa con flores, busca un té que me guste y prepara algo rico para merendar: crepas, pastel o como la última vez: fondue de chocolate con frutas. Disfruté tanto verla comer el chocolate, porque me comentó que hacía años que no lo hacía y parecía una niña pequeña comiendo su postre favorito.

Hace unas semanas hicimos una excursión a Osten, un pequeño pueblo donde se encuentra un «ferry colgante»y que ella tenía ganas de volver a visitar. El clima estuvo espectacular y después de subir al ferry, recorrimos el pueblo a pie y comimos en un café. Era la primera vez que pasábamos tantas horas juntas y fue realmente maravilloso. Pueden imaginarse escuchar frases como: «Qué suerte tuvimos con el clima», «mira esas florecitas entre las piedras», «escuchas X o Y pájaro? Lindo, no?», «Con todas estas hierbas podría hacerme una buena ensalada», «Qué bueno que pudiste acompañarme a pasear por aquí», «Y mira esas nubes, no son hermosas?». Así todo el tiempo!

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Charlamos sobre todo tipo de temas, excepto el Coronavirus que ya nos tiene bastante hartas. Me contó de sus abuelos, de su tiempo en Ecuador y Salamanca, de su hermano mayor y del origen de su nombre. Cambiamos de alemán a español varias veces y como siempre, me contó un montón de cosas de aves, plantas y biología 🙂 Al regreso, me invitó a comer helado en su jardín y me enseñó algunas fotos de su estancia en Lacatunga, Ecuador. Como era costumbre, ella solo sale en unas cuantas fotos pero fueron suficientes para darme cuenta que desde entonces ya era una persona cariñosa, alegre y espontánea.

A pesar de vivir sola siempre tiene una sonrisa en la boca, disfruta cada detalle de la naturaleza, aprecia lo que tiene y busca el lado positivo de las cosas. Increíble, no? Recientemente me ha dicho que le gustaría ir a Costa Rica porque vio una oferta en un catálogo y como su viaje en el barco de expedición se canceló, anda viendo nuevas opciones. Ojalá no hubiera una pandemia y pudiera cumplir su sueño pronto. Y si no lo cumple, estoy pensando en cumplirlo yo, así sea cuando tenga 80 años!

Durante nuestra última plática le conté un poco de mi bisabuela Chabelita, con quien comparto el nombre, la apariencia física y mucho de su temperamento. Ella también fue una mujer ejemplar, adelantada a su época que viajó por el mundo e incluso en su viudez disfrutaba cada momento y contagiaba su optimismo. Será que por eso me llevo tan bien con Regina? Seremos almas gemelas? Estoy segura que mi bisabuela y ella hubieran pasado un tiempo espectacular en algún país exótico. Lástima que no coincidieron en tiempo y espacio.

Pero coincidimos ella y yo y doy gracias a Dios, al destino y a la vida por haberla puesto en mi camino. Dios la bendiga y le conceda muchos años más de salud para seguir aprendiendo de ella. Es un verdadero tesoro viviente 🙂

 

 

Mis sentimientos en tiempos del Coronavirus

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Esta semana me llegó una imagen que me hizo reflexionar sobre cómo recordaré esta crisis en el futuro. Y cómo tengo tan mala memoria he pensado en escribir sobre mis sentimientos y pensamientos en estos días, por un lado para poder leerlos en un par de años y por otro para desahogarme un poco.

Estamos a punto de cumplir 7 semanas de cuarentena, tiempo en el que no podemos reunirnos con gente, ni ir a un restaurante ni salir de vacaciones. La montaña rusa de sentimientos ha pasado por un poco de todo, pero creo que hoy puedo resumirlos en cuatro:

Molesta

Sí, me siento molesta con los medios, con los chinos y con los políticos. No estoy de acuerdo con muchas decisiones que se han tomado en Alemania y en otros países. Claro, yo no soy política y quizá mis ideas también estén equivocadas, pero desgraciadamente mi grado de enojo va en aumento y he decidido dejar de leer por completo las noticias para no alterar más mi estado de ánimo. Creo que los medios han causado una paranoia terrible, los chinos ocultaron información por alguna razón aún desconocida (aunque hay muchas teorías) y los políticos han reaccionado drásticamente llevándose de encuentro la economía, la paz social y la libertad.

En un principio, acepté las medidas porque decían que querían evitar el colapso en los hospitales y aplanar la curva de contagios. Y ahora parece que esperan a que no haya ningún contagio para poder volver a la normalidad. Será eso posible? En Alemania hubo regiones que nunca tuvieron hospitales llenos y aún así, seguimos en cuarentena.

Ya empiezan a oírse voces críticas y sólo el tiempo podrá decirnos si las decisiones tomadas fueron las correctas o las mejores. Obviamente sé que nunca conoceremos el panorama bajo otras decisiones, porque lo hecho hecho está y no habrá vuelta atrás. Simplemente tendremos que vivir con ellas y si bien nos va, aprender para no volver a repetirlas.

Preocupada

Dejando a un lado mi enojo, lo que sigue es una preocupación constante. Me preocupa la situación de miles de empresarios a punto de perder sus negocios, de millones de empleados cuyo trabajo está en la cuerda floja, de muchas familias estresadas y la incertidumbre de no saber cuándo terminará este espiral de malas noticias.

No me preocupa lo que mis hijas han dejado de aprender por no ir a la escuela, pero sí me preocupa la falta de contacto social. Deseo que vuelvan a la escuela para que vean a sus amigas y tengan contacto real con personas de su edad. Chatean por Whatsapp, pero no me hago a la idea que pudieran seguir otros 3 meses (incluyendo las vacaciones de verano) sin convivir con otras personas que no sean sus padres.

Y me preocupa demasiado la situación de los viajes. No, no para ir de vacaciones a la playa… sino para ver a mi familia en México. No tengo idea si nuestro plan de ir en diciembre pueda cumplirse, pero me preocupa que por alguna razón tuviera que ir a México y no poder hacerlo por falta de vuelos o fronteras cerradas. Eso sí me quita el sueño.

Estresada

Molesta, preocupada y muy estresada! Estar en casa sin saber si podré volver a dar clases este semestre me pone de mal humor. Estoy intentando convencer a mis alumnos de tomar clases en línea, pero no tengo apoyo de la escuela y algunos alumnos se niegan a aprender español en la computadora.

Soy una persona muy social y el no poder salir con amigas me está consumiendo. Hacemos reuniones virtuales y les llamo por teléfono, pero no es lo mismo. Y eso de no saludar a la gente, andar con mascarilla en el supermercado, no acercarse a otras personas y no poder visitar a la familia no es lo mío. Y me estresa no saber cuándo podremos volver a abrazarnos sin preocuparnos de un posible contagio.

Mientras escribo estas líneas me dan ganas de llorar. En qué momento llegamos a una situación tan desoladora, tan triste y tan incierta. Ni en la peor de mis pesadillas podría haber imaginado una vida así. Y claro, hay muchos optimistas que opinan que esto pasará y volveremos a abrazarnos, y a viajar, y a ser como antes. Cuánto me gustaría ser de esas personas, pero a mí el optimismo me abandonó hacer algunas semanas.

Pero bueno, no todo es negativo. Y aquí viene el lado positivo de mis sentimientos… no es el optimismo, ni la esperanza, ni la fé lo que me mantiene al pie del cañón. Lo que me ayuda cada día a levantarme temprano y mostrar una sonrisa (siempre y cuando no tenga cubrebocas puesto) es la GRATITUD.

Agradecida

Todos los días doy gracias a Dios, a la vida y al destino por vivir esta crisis en una situación privilegiada y me siento afortunada de contar con muuuuuchas cosas que permiten hacer más llevadero el día a día.

-Primero que nada, agradezco que no vivo sola. Tengo una familia con la cual puedo disfrutar de un paseo por el barrio, ver una película o cocinar un platillo nuevo. Mi marido y mis hijas me hacen compañía y pido a Dios por todas esas personas que viven solas que seguramente la están pasando mucho peor.

– Tendré mis achaques pero soy una persona sana y agradezco por mi salud y la de mi familia. Vivir estos tiempos en un hospital, con un transplante pendiente, con una discapacidad grave, con cáncer, diabetes o cualquier otra enfermedad es simplemente aterrador y pido a Dios por todas esas personas para que puedan sobrellevar su situación de la mejor manera en estos  momentos.

-Gracias por que vivo en una casa con jardín y terraza. Vivo en un barrio tranquilo y una ciudad pequeña donde esta permitido salir a la compra, caminar por el bosque y disfrutar la naturaleza. Vivir en un departamento sin poder salir a la calle como en las grandes ciudades de España debe ser terrible. Peor aún la están pasando los que ni siquiera tienen un lugar donde dormir 😦

-En tiempos tan complicados para muchas profesiones, debo agradecer que mi esposo trabaja en una pequeña empresa cuyos clientes pertenecen a industrias «básicas» como la de alimentos o farmacéutica. De momento todos los empleados conservan su trabajo y tienen proyectos suficientes. No podría imaginar el escenario si trabajara en la industria áerea como muchos de nuestros vecinos, de turismo o gastronomía.

-Agradezco que en este momento mis hijas sean adolescentes, sí una etapa difícil pero buena para comprender lo que está pasando. Son independientes y no tengo que entretenerlas ni explicarles sus deberes escolares. Tampoco están en grados superiores que pusiera en peligro el pase a la universidad o encontrar un trabajo.

– Gracias a Dios, la tecnología hoy en día nos permite estar en contacto con nuestras familias en el extranjero, con amigos y colegas. Hubiera pasado esto hace 30 años, saber de mis padres o hermanos sería prácticamente imposible.

-Quién iba a saber que mi estancia en México en enero sería quizá la última sin preocupaciones al viajar en avión, a reunirse libremente en restaurantes y pasear sin cubrebocas. Hoy más que nunca me alegra haber estado en Monterrey tres semanas, porque no sé cuándo volveré y bajo cuáles circunstancias.

– Igualmente agradezco las oportunidades que tuve en el pasado de viajar en crucero, de tener a mi familia mexicana en Alemania, de estudiar en el extranjero, de trabajar en diferentes países del mundo, de conocer paraísos turísticos, de enseñarles a nuestras hijas otras culturas, de disfrutar el planeta sin preocupaciones ni limitaciones. Sólo Dios sabe cuándo será posible todo eso.

Cada quién tiene su forma de sobrellevar esta crisis tan horrible y le pido a Dios para que nos de fortaleza para afrontar lo que viene. A unos países la crisis le pegará más duro que a otros, pero definitivamente vienen tiempos difíciles para todos. Ojalá en un par de años pueda leer esta entrada y decir que no fue tan grave como pensaba. Ojalá!

Sigo pensando que la vida es bella y hay que aprender a disfrutarla bajo estas circunstancias tan complejas y llenas de incertidumbre. Mi mantra cada mañana es «Me concentro en mi ahora y en mi aquí». Así que a vivir cada día como si fuera el primero, el último y el único. Ya mañana Dios dirá…

Agradecida por poder escribir estas líneas en un día solado de primavera, se despide

Mariposa Migrante.

 

Un buen gesto

A diferencia de nuestra hija mayor, a la pequeña le gusta el pelo largo y se lo ha dejado crecer y crecer hasta la cintura. Y yo entre broma y seria, le he insistido desde el año pasado en cortárselo para donarlo a personas con cáncer, sin mucho éxito.

Está orgullosa de su pelo largo y siempre recibía un rotundo NO a mi petición. Hasta hace dos semanas, cuando ella mismo sugirió cortarlo para no tener tanto trabajo en sus próximas vacaciones de verano. Mmmm, buen argumento… pero un día parecía convencida y al otro se echaba para atrás.

Para poder hacer una peluca de pelo natural se necesita un mínimo de 25 centímetros de longitud y le parecían muchos. Quería el cabello más corto, pero no un cambio tan drástico. Después de mucho pensarlo, acepto mi propuesta.

Y la semana pasada la llevé a la peluquería para cortar su hermosa cola de caballo. Casi 27 centímetros que colocamos en un sobre y enviamos sin demora a la organización que me recomendó una amiga, que también donó su cabello recientemente.

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Un bello gesto de generosidad que seguramente servirá para una peluca de cabello castaño. El pelo crece y sin duda, pronto volverá a tenerlo largo y quien sabe… tal vez vuelva a donarlo.

Cuando el cabello sobrepasa los 30 centímetros, la organización hace una aportación económica a la institución que se elija. El proceso es sencillo y les dejo la página de «Eine gute Tat- Haare spenden» por si desean mayor información.

Mientras, Catalina está feliz con su nuevo corte y seguro disfrutará sus vacaciones en California sin invertir tanto tiempo en peinar, lavar y desenredar su largo cabello. ¿Qué opinan de su nuevo look?

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Asociaciones femeninas

Empezando el año decidí dejar mi puesto de vocal en la mesa directiva del Círculo Mexicano Alemán, una asociación que promueve la cultura mexicana en la ciudad de Hamburgo. Sigo siendo miembro, pero debido a que no podía asistir a las reuniones mensuales de la mesa directiva, decidí dejar el puesto para alguien que pudiera participar más activamente.

El pertenecer a asociaciones en Alemania es casi el deporte nacional… todos forman parte de una asociación deportiva, cultural, de ayuda a refugiados, etc. Y yo no me podía quedar atrás! Este año me inscribí a dos asociaciones femeninas que conozco desde hace años pero que por alguna rara razón no me animaba a entrar. Una de ellas existe a nivel nacional y la otra a nivel regional, y ambas tienen presencia en mi ciudad Stade, así que no necesito dedicar mucho tiempo para asistir a los eventos o reuniones.

La primera es KFD (Katholische Frauengemeinschaft Deutschlands), la asociación femenina más grande de Alemania con casi medio millón de miembros. Como su nombre lo indica es una asociación de mujeres católicas y existe desde hace 90 años. Su lema es «creer y vivir con pasión». Y no se trata de una asociación enfocada solamente a la religión, sino también tiene participación en la política, apoya la conservación del medio ambiente y busca reforzar el rol de la mujer en la sociedad alemana.

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En mi ciudad el grupo es pequeño y tiene reuniones mensuales, donde se habla de un tema particular y a lo largo del año organiza actividades y proyectos con diversos fines. El último, por ejemplo, consistió en reunir marcadores y colores usados para reciclarse, y donar lo reunido a instituciones educativas en África.

La segunda se llama «Landfrauen» (Mujeres del campo), y no, no se imaginen a agricultoras o granjeras. Su nombre se conserva a pesar de que ya no sólo existe la asociación en zonas rurales ni incluye exclusivamente a mujeres dedicadas a la agricultura. Fundada en 1948 y también con casi medio millón de miembros en el país, esta asociación tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de la mujer en ámbitos de educación, igualdad de derechos, compatibilidad de trabajo y familia, etc.

En Stade esta asociación es muy activa y cuenta con casi 6,000 miembros en 10 subdivisiones regionales. Organizan visitas culturales, seminarios con temas diversos, cursos y talleres, actividades deportivas e incluso un viaje al extranjero una vez al año.

Apenas tengo poco tiempo en ambos grupos, pero hasta ahora me he sentido bienvenida y agusto con todas las damas. Hay de todas edades aunque como pueden imaginarse, la mayoría es mayor porque son las que tienen más tiempo libre 🙂 A mí no me importa la edad, sino que tengamos gustos en común y ganas de hacer cosas diferentes, además de compartir el interés en conocer gente nueva.

Seguramente en un futuro les contaré de alguna que otra actividad o proyecto relacionado con estas asociaciones femeninas que mueven mucho en la sociedad y vida de este país.

Valores en Alemania: la puntualidad

Ahora sigue el turno a la puntualidad, un valor que caracteriza a los alemanes y que no me resultó difícil adoptar porque mi papá es muy puntual y lo aprendí desde chica. Nunca he tolerado la impuntualidad y ahora menos 🙂

Según la RAE, la puntualidad se define:

puntualidad

1. f. Cuidado y diligencia en llegar a un lugar o partir de él a la hora convenida.

2. f. Cuidado y diligencia en hacer las cosas a su debido tiempo.

3. f. Certidumbre y conveniencia precisa de las cosas, para el fin a que se destinan.

Desde hace varios años que doy cursos de español a alemanes y para mi sorpresa me he IMG_7297topado con el tema de impuntualidad en más de un material para aprender nuestro idioma. Desgraciadamente, no se habla muy positivamente de este antivalor en Latinoamérica y se hace mención para evitar choques culturales al llegar a una reunión o cita a la hora prevista y no encontrar a la persona que se quiere ver.

Los alemanes son puntuales y punto. Así es la vida aquí y el autobús llega a la hora que marca el horario del día corresponiente, la gente llega a reuniones, fiestas y compromisos a la hora que dice la invitación y no es muy paciente si tiene que esperar y se molesta de verdad si alguien llega 15 minutos tarde o más sin avisar previamente.

Una de mis anécdotas favoritas relacionadas al choque cultural con la puntualidad me sucedió cuando mi hija mayor empezó la primaria, por allá en el 2011….

Solicité hablar con el que sería el profesor de Victoria para comentar algunos aspectos que me preocupaban entre ellos el aprendizaje del español y su timidez. Llevaba mis preguntas apuntadas para que no se me olvidara ninguna y entre ellas estaba el tema “puntualidad”. Al final de la charla, le solté la pregunta “y cómo se manejan aquí la puntualidad y las faltas?”. El profesor se me quedó mirando como si yo viniera de otro planeta y mi cerebro seguía pensando en la razón de mi pregunta. Todavía recuerdo una de esas reglas de mi escuela que decía: “Tres retrasos hacen una falta, tres faltas una llamada de atención por parte del director, y tres llamadas de atención: suspendido” o algo así.

El profesor me miraba y yo trataba de explicarle que quería saber qué pasaba si Victoria llegaba tarde y luego me hizo la pregunta que me hizo caer en toda esta reflexión de la puntualidad: ” y porqué llegaría tarde?” Mmmmm, a mil por hora mi cabeza buscaba buenas razones o excusas, pero todas las que encontré serían por mi culpa y no culpa de Victoria. Por ejemplo, que se quedara dormida -> la mamá no revisó su despertador. Aquí no pasa el tren y como se va caminando, no cabe la excusa de “se me atravesó el tren” o “se ponchó la llanta”… Mmmmm, más excusas??? Mejor ya no dije nada y dejé que se me bajara el color rojo de vergüenza.

En resumen: aquí no hay semejante regla y si Victoria por alguna razón llega tarde, suficiente castigo tiene con ser el “hazmereír” de la clase al tocar la puerta y tener que interrumpir para entrar como ya le ha pasado a un par de amiguitos que se han quedado dormidos. NADIE quiere llegar tarde y desde pequeños lo aprenden de forma natural… se llega a la hora que debe ser y listo! Pero en mi escuela pareciera que se hacían reglas para que los padres buscaran excusas y el niño aprendía así a inventarlas para excusar la impuntualidad.

De esta historia hace ya 8 años y mis hijas NUNCA han llegado tarde a la escuela, ni en primaria cuando se iban a pie ni en secundaria, a donde se van en autobús. Y desde hace varios años ellas mismas ponen su despertador 🙂 Lo mismo sucede con sus clases de música o deportes por las tardes. Tanto en la escuela como en el trabajo, la hora de las citas se respeta y se empieza puntualmente. En la vida social es lo mismo, los invitados llegan a la hora indicada a una fiesta, reunión o café, ya sea en una casa, un salón de fiestas o un restaurante.

El único lugar donde no se respeta el horario de la cita es en los consultorios médicos. Después de casi 17 años todavía no comprendo para que nos dan una cita si hay que esperar horas para ser atendido, y se enfadan si llegas sin previa cita. Definitivamente el problema no es la falta de puntualidad sino el exceso de pacientes, desorganización o razones varias. A veces hay que esperar hasta dos horas!!! y en urgencias mejor ni les cuento!

Así como en la entrada anterior, la confianza va de la mano de la honestidad, la puntualidad es respeto hacia el tiempo de los demás. Algunos critican que los alemanes no son espontáneos y que siempre tiene que hacerse cita para visitar a alguien, lo cual tal vez es cierto pero como digo siempre «a todo se acostumbra uno«. Y si tenemos que llamar para visitar a alguien el mismo día, a veces nos podemos llevar la sorpresa de que los alemanes son más espontáneos de lo que parecen.

Y ustedes? Tienen historias sobre la puntualidad alemana?  Espero sus comentarios y no se pierdan el próximo tema… será el orden? o la limpieza? Alguna sugerencia? Hasta pronto!

 

 

Por un mundo mejor #FFF

El pasado viernes 15 de marzo se llevaron a cabo manifestaciones de estudiantes en todo el mundo para reclamar mas acción en el tema de cambio climático. Stade, la pequeña ciudad donde vivimos también alzó su voz y estoy muy orgullosa de mis hijas que participaron por primera vez en un evento cómo estos.

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Hace 8 años también estuvieron en una marcha de protesta que organicé en Hamburgo9383b-img_6920 por la paz en México. En aquel entonces me acompañaron llevando una bandera de nuestro país pero no sabían muy bien el porqué… apenas tenían 5 y 6 años. El viernes pasado ellas decidieron asistir a pesar de las consecuencias por faltar a la escuela.

Greta Thunberg, la iniciadora del movimiento «Fridays for Future» ha insistido en que las manifestaciones se lleven a cabo en horario escolar, tema que en Alemania ha levantado severas críticas porque la escuela es obligatoria y el no asistir puede generar multas económicas a los padres o malas notas en clase, además de una «falta injustificada» en las calificaciones finales.

Desde hace dos semanas estuvimos con el dilema en casa… ir o no ir? En toda su historia escolar ninguna de las dos ha tenido una falta injustificada y aunque la menor no dudo ni siquiera un segundo en asistir, la mayor lo pensó muchísimo. Los maestros no pueden tomar partido en este tipo de temas y recibimos dos cartas de la escuela. Una del director recordándonos de la ley que nos obliga como padres a mandar a nuestros hijos a la escuela:

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Y una segunda del comité de padres de familia que valoraban como positivo el asistir a este tipo de acciones…

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Obviamente la decisión estaba en nuestras manos y en la de nuestras hijas. Mi marido y yo queríamos que asistieran porqué además de la importancia del tema en nuestra vida cotidiana, sería una experiencia nueva para ellas. La menor se organizó con una amiga para hacer un par de pancartas mientras que la mayor seguía entre la espada y la pared… quería participar pero temía «la falta injustificada» en sus calificaciones.

Se llegó el día, 15 de marzo y la pequeña estuvo puntual a las 11 de la mañana en el punto de encuentro, con su amiga y sus pancartas. La mayor asistió a la escuela porque de última hora les pusieron una prueba de deportes de 9:30 a 11:00 y no quería perdérsela. A las 12 la llevé a encontrarse con su hermana que ya iba de camino al ayuntamiento junto con cientos de jóvenes. Fue tan emocionante ver a todos esos estudiantes bajo la lluvia con pancartas empapadas y entonando versos a favor del medio ambiente.

Ni la lluvia ni las faltas injustificadas detuvieron a 2000 jóvenes en nuestra comarca. Y mis hijas fueron dos de 300,000 participantes en Alemania y de 1 millón y medio a nivel mundial. Está en nuestras manos hacer algo para detener el deterioro de nuestro planeta, pequeñas acciones pueden lograr mucho y estoy convencida que este movimiento ha llegado para quedarse. Nuestros hijos y nietos merecen un mundo saludable y limpio. Ellos nos están poniendo el ejemplo y no podemos ser indiferentes a este llamado.

En Alemania se le entregó una carta a la canciller Angela Merkel y tanto políticos como empresarios deben tomar acción para garantizar cambios de verdad. Las promesas y las buenas intenciones no bastan! Es hora de actuar antes de que sea demasiado tarde!

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No estoy de acuerdo en que falten a la escuela cada viernes, pero definitivamente haber participado en esta ocasión fue una buena decisión y veremos si en un futuro se organizan nuevas manifestaciones. En parte entiendo que se hagan por la mañana para ejercer mayor presión, pero desgraciadamente las consecuencias de faltar cada viernes sí serían negativas para los estudiantes alemanes. Ojalá se vean resultados pronto! Ya vamos tarde en la protección a nuestro planeta 😦

#fridaysforfuture

#parentsforfuture

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*** ahora ya no se usan las fotos con ellas de cuerpo completo… pero aquí la evidencia de que estuvieron presentes, jiji

 

 

Valores en Alemania: la Confianza

Con esta entrada comienzo una nueva serie llamada «Valores en Alemania», donde les compartiré como se viven en Alemania algunos de los valores elementales de la sociedad y algunas anécdotas que me han pasado a lo largo de estos años.

Valores hay muchos y cada cultura tiene su forma muy particular de ponerlos en práctica, así como su propia escala donde algunos son más importantes que otros. En Alemania me he llevado algunas sorpresas, por ejemplo con la puntualidad o el orden, que aquí son un poco diferentes a como los había vivido en México.

Empezaré con la confianza que es algo que disfruto mucho en este país. Según la RAE,

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De confiar.

  1. f. Esperanza firme que se tiene de alguien o algo.
  2. f. Seguridad que alguien tiene en sí mismo.
  3. f. Presunción y vana opinión de sí mismo.
  4. f. Ánimo, aliento, vigor para obrar.
  5. f. familiaridad (‖ llaneza en el trato).
  6. f. Familiaridad o libertad excesiva. U. m. en pl.
  7. f. desus. Pacto o convenio hecho oculta y reservadamente entre dos o más personas, particularmente si son tratantes o del comercio.

y en este caso no me refiero a la familiaridad o la seguridad en sí mismo, sino en esa ESPERANZA FIRME que se tiene de los demás. Y para mostrarles un ejemplo práctico les cuento esta pequeña historia…

Cuando compramos la casa donde vivimos, uno de los árboles del jardín tenía una casita instalada para unos pajaritos llamados «Meise» (páridos) que con el paso de los años se pudrió. Mi marido la retiró y decidimos buscar una nueva porque estos pajaritos acostumbran hacer su nido en el mismo lugar cada año. Me acordé que había visto algunas en una de las carreteras rurales cerca de casa y efectivamente encontré la casa sin problema.

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Y como es costumbre en estos rumbos no había nadie a la vista… sólo las casitas, el anuncio con el precio y una caja (KASSE):

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dónde coloqué 9 euros a través de la rendija y tomé una de las casitas que mi marido instaló la semana pasada en el mismo árbol dónde se encontraba la anterior:

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Y así como este ejemplo, he comprado tulipanes en primavera, cerezas en verano y calabazas o papas en otoño. Siempre bajo el mismo concepto de bienes a la vista del cliente sobre la carretera, una caja para el dinero y nadie para checar si colocas el monto indicado. Y tampoco cámaras escondidas o algo por el estilo. Lo único es CONFIANZA por un lado y HONESTIDAD por el otro.

Ojalá que esto nunca cambie y se siga confiando en las personas como aún hoy en día se hace en los pueblitos alemanes. En las grandes ciudades no me ha tocado ver este tipo de cosas pues es obvio que no hay granjeros vendiendo sus productos, pero en algunas partes he visto antiguas cabinas de teléfono con libros que puedes tomar sin costo o donde puedes dejar tus libros también para que otros los puedan tomar y leer.

En otra ocasión les compartiré otros ejemplos de HONESTIDAD que me han llamado la atención y que desgraciadamente en México son difíciles de encontrar. Pero bueno, mi intención no es comparar sino valorar cómo funcionan algunas cosas por acá gracias a los VALORES de la gente.

Espero sus comentarios y si tienen alguna anécdota que compartir, adelante! Ojalá que nunca se pierdan estas historias para darnos cuenta y recordar lo valioso que es una sociedad con valores 🙂

 

Propósito 2019: usar menos el móvil

El mes pasado escribí sobre un experimento que quise hacer en Navidad basándome en un comercial de IKEA que muestra el abuso de las redes sociales, el internet y los dispositivos móviles llamados «gadgets».

Mis hijas y yo dejamos nuestras tabletas y teléfonos en casa y estuvimos 4 días «incomunicadas» del 24 al 27 de diciembre que pasamos en casa de mis suegros y en Potsdam. Mi marido lo llevó en caso de una emergencia y para comunicarnos con mis padres y hermanos en Navidad… el resto del tiempo estuvo guardado.

Resultados del experimento:

  • mayor comunicación entre miembros de la familia
  • más tiempo para juegos de mesa
  • mayor concentración en momentos importantes como cuando decoramos el árbol de navidad o abrimos los regalos
  • contagio a los abuelos y cuñados que evitaron usar sus teléfonos a toda hora
  • algunos momentos de aburrimiento (lo cuál también puede ser positivo)
  • mayor convivencia en general
  • nadie murió por falta de actualizaciones en Whatsapp, Instagram, Snapchat, etc…

En pocas palabras, un éxito! Me sentí liberada, feliz y aunque mis hijas no parecían contentas con la idea, se dieron cuenta de los beneficios del experimento y se convencieron de que es posible vivir sin «gadgets» y pasar un buen rato sin ellos.

Como saben, ya tengo más de tres años sin «Facebook» en mi ipad y iphone y este año he decidido disminuir dramáticamente el uso del teléfono móvil. Año nuevo, propósito nuevo! Sí, yo sé que todo mundo lo intenta y quiere hacerlo pero pareciera que es imposible evitar estar mirándolo cada 5 minutos. Así que gracias a la aplicación «Screen Time», me he puesto un límite de tiempo por día.

Descubrí la aplicación recientemente y la usamos desde diciembre para controlar el tiempo de acceso de nuestras hijas a ciertas aplicaciones.  Y yo, porqué no?

La aplicación es sencilla y lleva estadística de cuanto tiempo has estado en cada «app», sea red social, calendario, fotos, etc. Y se puede configurar un tiempo limitado para cada «app» o por día. En mi caso decidí que una hora diaria es suficiente, y el fin de semana lo extendí a dos porque tengo más tiempo libre.

Obviamente hay forma de excluir algunas aplicaciones que no se «congelan» al terminar el tiempo establecido, como la función de llamar por teléfono, checar el clima o buscar una dirección.

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Además he implementado algunos hábitos extras en mi rutina diaria, como:

  • teléfono prohibido en la mesa
  • cuando voy en coche, dejo el teléfono en la cajuela para no estar tentada a verlo mientras espero en un semáforo, etc. Desgraciadamente muchas veces he usado el teléfono mientras conduzco, así sea para leer o escuchar un mensaje de voz, lo cual es también muy peligroso. Así que para para evitarlo, mejor se queda guardadito.
  • igualmente lo dejo en el coche o en casa cuando voy al cine o a cenar con alguien que sé que tiene teléfono en caso de una emergencia.

No sé en que momento pasamos a ser tan dependientes de estos «aparatitos», pero no quiero que se convierta en un vicio como pasó con el Facebook. Y si tengo que hacer uso de controles externos, pues ni hablar. Yo sola caigo rápidamente en esa vieja costumbre de «checar» si alguien me escribió. Así que ya saben que si no contesto inmediatamente es porque no tengo el teléfono a la mano o ya se me acabó el tiempo límite del día 🙂

Feliz año 2019! Por un año sin vicios, jiji!

 

Cuidado con las «Fake News»

No sé muy bien cómo empezar esta entrada… primero porque quedará en evidencia que fui víctima de una persona de pocos escrúpulos y segundo, que yo misma fui culpable al compartir fotos en el internet. Pero por otro lado, quiero hacer una denuncia pública de esa persona y alertar a toda la gente que comparte fotos o hace donaciones a «extraños» para que no sean víctimas de las «Fake News», o noticias falsas que hoy en día rondan las redes sociales por montones.

Les explico a detalle… durante mis vacaciones de este verano, recibí la nota de una persona que no conozco con la siguiente foto:

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Pueden imaginarse mi cara de sorpresa al ver la foto, que aunque no está completa yo identifiqué inmediatamente, y descubrir que alguien la estaba usando en ARGENTINA para estafar a gente haciéndole creer una historia inventada en base a una foto de mi propia hija!

En los cursos que imparto sobre redes sociales siempre sale a colación el tema de las fotos, y dado que los alemanes son muy cuidadosos con su privacidad les digo que efectivamente las fotos que se comparten en internet, dejan de ser nuestras para ser «públicas» y que pueden usarse en anuncios sin nuestro consentimiento. Jamás se me hubiera ocurrido que alguien pudiera tomar una foto ajena y estafar a extraños con un cuento como el de arriba.

La foto en cuestión fue tomada en el 2007 y compartida en este blog en el 2011 en la entrada «Aprendido en el jardín de niños», por lo que queda claro que la niña no se llama Mia ni tiene cáncer ni vive ni ha vivido en Argentina. Peeero, la foto no sólo está en este blog sino que aparece en «Google» al buscar «primer día jardín de niños» :-O

En lugar de escribir en el grupo donde compartieron esa foto, creí mejor compartir esta historia para que tengamos más cuidado. Primero en lo que compartimos y segundo en lo que leemos. La fase de compartir fotos de mis hijas ha quedado atrás porque ya entraron en la etapa adolescente, donde no hay «gracias» ni «primicias» que fotografiar ni se dejan siquiera tomar fotos por mí! Hoy en día comparto solo algunas fotos entre familiares y en este blog ya no incluyo fotos personales desde hace tiempo.

Nunca he sido de donar a extraños y después de esta experiencia, tomaré mis precauciones para asegurarme de que las historias sean verídicas antes de transferir dinero. El año pasado fue difícil encontrar una cuenta bancaria de la cual estuviera 100% segura de que sí era para las víctimas del terremoto en México. Qué tristeza que la modernidad y todos sus adelantos nos hagan más desconfiados al darnos cuenta que existe gente sin corazón que inventa historias para sacar un poco de dinero.

Así que cuidado! Mientras tanto yo me pondré a borrar fotos de este blog, aunque desgraciadamente no sé si quedarán 100% eliminadas de ese mundo «virtual» que llamamos internet 😦

2018, año dedicado a la Gratitud

Una amiga me recomendó el verano pasado el libro «El diario de la Gratitud» de Janice Caplan que en alemán se llama «Das Grosse Glück der kleinen Dinge«: La gran suerte de las cosas pequeñas, cómo la gratitud cambió mi vida. Definitivamente el título en alemán llama mucho la atención y no dudé en comprarlo y leerlo.

Copio un segmento de un artículo sobre el libro:

Todo comenzó una Nochevieja, cuando Kaplan decidió que quería cambiar su actitud vital a través de la gratitud, y lo consiguió. Ese nuevo año se propuso dos objetivos: escribir un diario dando las gracias al menos por una cosa al día, y hacer una extensa investigación sobre los efectos de la gratitud en su vida y en la de los demás.

Mediante múltiples entrevistas a decenas de expertos (entre ellos, médicos, neurocientíficos, investigadores, académicos, terapeutas y filósofos), pero también a celebridades como Matt Damon, Daniel Craig y Michelle Pfeiffer, la autora nos descubre que la gratitud no es lo mismo que la felicidad (que puede ser frágil y fugaz), sino que posee unas raíces emocionales más profundas, es más duradera y resulta inmune a los cambios y desafíos.

Con calidez, humor e ingenio, el viaje de Janice animará al lector a pensar en positivo y a empezar sin demora su propio año de gratitud.

Y efectivamente el 2018 será para mí y nuestra familia un año dedicado a la gratitud. Lo haremos a forma de dinámica familiar y copiando una idea que vi en internet para un calendario de adviento, que sugería agradecer por algo del 1 al 24 de diciembre.

Entre mis hijas y yo hicimos una lista, primero de 24 cosas y que como no tuve tiempo de aplicarlo en adviento se alargó a 52 (1 por cada semana del año) y que finalmente terminó en 62 porque la lista parecía no tener fin:

1.     Calefacción

2.     Agua

3.     Electricidad

4.     Hogar

5.     Medicinas

6.     Zapatos

7.     Ropa de invierno

8.     Aparatos electrónicos

9.     Higiene

10.  Joyería

11.  Padres- Familia

12.  Salud

13.  Cultura

14.  Casa

15.  Juguetes

16.  Recuerdos

17.  Autos

18.  Transporte

19.  Comida

20.  Libros

21.  Baños

22.  Tradiciones

23.  Buen humor

24.  Lentes

25.  Vista

26.  Oído

27.  Ropa

28.  Tiempo libre

29.  Educación

30.  Trabajo

31.  Abuelos

32.  Familia

33.  Amigos

34.  Naturaleza

35.  Viajes

36.  Vida

37.  Hermanos

38.  Religión

39.  Manos

40.  Piernas

41.  Fiestas

42.  Fe

43.  Música

44.  Teléfono

45.  Internet

46.  Creatividad

47.  Vecinos

48.  Seguro medico

49.  Conocimientos

50.  Olfato

51.  Gusto

52.  Mascotas

53.  Entretenimiento

54.  Diversión

55.  Estaciones del año

56.  Campo

57.  Casualidades

58.  Amor de Dios

59.  Milagros

60.  Diversidad

61.  Paz

62.  Sorpresas

Como pueden ver algunas cosas son materiales como ropa, casa y auto, pero muchas otras no son tangibles como los sentidos, los valores y las estaciones del año. Cada una de estas cosas se escribió en un palito de madera, por un lado en español y por el otro lado en alemán. Catalina se encargó de la decoración con cinta de colores, Victoria en escribir las palabras en alemán y yo en español. Al terminar, los colocamos todos en un recipiente que estará todo el año en la mesa de nuestro comedor.

La idea es tomar cada domingo un palito al azar y dedicar esa semana a agradecer por lo que haya salido. Hablaremos de la importancia de tenerlo, por ejemplo el transporte. ¿Cómo sería nuestra vida sin él? ¿Tendríamos alternativas? De igual manera, el tema servirá para reflexionar y pensar en las personas que no cuentan con ello y así valorar mucho más que nosotros SI lo tenemos.

Muchas de las ideas surgieron de las niñas y me dio gusto ver que rápidamente entendieron lo mucho que tenemos y que pocas veces apreciamos. Definitivamente será un año muy rico en reflexión, gratitud, oración y positivismo.

Aprovecho para desearles un 2018 lleno de lindos momentos, aventuras, viajes, salud, éxito, amor, y muchas sorpresas!!!

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