El diario personal de una mujer, mexicana, migrante y mamá que vive en Alemania… sus experiencias, sus anécdotas y sus opiniones!

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En Rehabilitación- Semana 3

Por último les comparto lo que hice la tercera semana en la clínica de rehabilitación:

Día 16- Después de desayunar tuve terapia de las manos y me empezó a doler muchísimo el estómago. Tuve que cancelar la sesión en el gimnasio para pedalear en la bici estacionaria y los acuaerobics. Después de un rato se me pasó y comí un poco al mediodía. Fui a la sesión de gimnasia y a una charla sobre los que sigue después de la rehabilitación para los que nos vamos la próxima semana. De ahí me fui al gimnasio a hacer mi rutina y pedalear 😊

Día 17- El viernes fue el día mas ocupado hasta ahora, tuve que casi correr de una terapia a otra para llegar a tiempo. Empecé a las 7:30 con terapia de respiración, después de desayunar fui al gimnasio donde estuve en la bicicleta estacionaria e hice mis rutinas de brazos y espalda. Luego al masaje en la cama de agua, relajación con el método Jacobson y a la alberca a los acuaerobics. Después de comer caminata alrededor del estanque de patos y por la noche seguí pintando en el taller de arte. Terminé cansadísima pero contenta. Un día muy productivo y con el que me doy cuenta de lo mucho que he mejorado en estas semanas 😉

Día 18- Normalmente no hay mucho programa los sábados, pero hoy me apuntaron caminata a las 9, donde conocí a un paciente nuevo de Tenerife y terapia de las manos a las 10 y media. Después me fui con dos pacientes a la ciudad de Mölln, ahora en coche porque una de ellas vino de Colonia en su propio auto. Comimos delicioso en un restaurante italiano y de regreso paramos en un lago, donde pudimos caminar por el bosque y descubrir cualquier cantidad de hongos. Creo que es el paseo más bonito que he hecho en toda mi vida en Alemania. Simplemente maravilloso!

Día 19- Domingo de descanso pero para no perder la costumbre, fui a la piscina a nadar un rato e hice mi caminata de rigor. Fue un día soleado y hermoso!

Día 20- Ya he oído de otros pacientes que al final los días están más llenos de actividades y no he sido la excepción. Hoy empecé tempranito con gimnasia, luego terapia manual, gimnasio y acuaerobics. Por la tarde una plática sobre nutrición sana y una cita con el trabajador social para revisar mi proceso de regreso al trabajo.

Día 21- El día estuvo tranquilo con las terapias de ejercicio en el gimnasio, acuaerobics y caminata. Por la tarde me despedí de Beatrix y José (el paciente de Tenerife) con vino espumoso y empaqué mis maletas.

Día 22- Después del desayuno, el taxi me recogió a las 9 de la mañana para traerme de vuelta a casa. No había mucho tráfico y llegué antes del mediodía. No había nadie porque Victoria está en un curso para su licencia de manejo, así que puse mis cosas en orden y preparé todo para comer con Victoria cuando llegó. Home sweet home, no hay nada como estar en casa 🥰

Tres semanas pueden parecer largas o cortas dependiendo de dónde estemos, creo que para una rehabilitación es el tiempo perfecto. Quizás 4 semanas sean mejor para quien haya pasado un cáncer o un accidente grave, pero más no porque se empieza extrañar la casa, la familia y la rutina personal.

Tuve muchísima suerte con el clima porque a pesar de ser otoño, tuve más días soleados que nublados y solo un día se canceló la caminata por chubasco. Otros días llovió pero por la noche, así que no me queda más que agradecer a Dios por mandarme tanto sol en este tiempo de recuperación.

Lo que mas disfruté en este tiempo fue:

  • las terapias, sobretodo las de relajación
  • conocer otras historias de pacientes para valorar aún mas lo afortunada que soy
  • el taller de arte donde pasé muchas horas pintando
  • la naturaleza alrededor de la clínica donde encontré mucha paz

Y entre las cosas que no me gustaron tanto fue la comida y que se cancelaron varias actividades por falta de personal o enfermedad. De ahí en fuera, estoy muy satisfecha con la forma en que funcionan estas clínicas y lo positivo que pueden ser en el proceso de sanación.

Hoy empiezo a trabajar después de una pausa de dos meses. Por lo mismo empezaré paulatinamente, con una semana tranquila de 4 horas diarias y luego dos semanas de 6 horas. Este tiempo también es pagado por el seguro de pensión y no por mi empresa. Finalmente a mediados de noviembre estaré a tiempo completo, pero está semana he dado por cerrado este capítulo de mi vida y ahora toca concentrarme en seguir la vida de forma saludable.

El jueves me inscribí a un gimnasio local para continuar con el ejercicio y no perder la costumbre después de estas 3 semanas, que aunque he empezado con poco peso y tranquilito, puedo ir aumentando con el tiempo, además de aprovechar los cursos de yoga o zumba que ahí mismo ofrecen.

Así que aquí termina esta historia y no queda mas que agradecerles su apoyo y oraciones. A lo que sigue, que noviembre pinta bastante ocupado y diciembre ni se diga 🎄

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En Rehabilitación- Semana 2

Antes de escribir sobre mi experiencia en la segunda semana de rehabilitación, les voy a contar algunos aspectos generales de la clínica.

Comida- en el desayuno y en la cena sirven un buffet en el comedor. Como ustedes saben el ingrediente principal de estas comidas es el pan, así que además de la gran variedad de pan sirven embutidos, quesos, ensalada por la tarde y cereales por la mañana. De tomar hay agua con y sin gas, té y café. En el kiosco venden jugos y otro tipo de bebidas. Para el mediodía hay tres opciones a escoger: un menú completo que normalmente incluye carne roja, de puerco o de res, un menú ligero que incluye en su mayoría pollo o pescado, y por último el menú vegetariano.

Pacientes- la mayoría de los pacientes tienen o tuvieron cáncer. Hay más mujeres que hombres y más personas mayores que jóvenes. En los últimos días he conocido gente en las terapias y con las que normalmente salgo a caminar o me tomo un café en las pausas.

Personal- hay enfermeras, médicos y terapeutas. En general la mayoría me ha parecido simpática y servicial, pero como en todas partes hay uno que otro de mala cara o con muy mal humor.

Dia 9 – El día de hoy tuve cita con el ginecólogo que resolvió algunas de mis dudas con respecto a la menopausia. Además fui al gimnasio, hice caminata de costumbre y tuve media hora de gimnasia. En las pausas me puse a pintar y leer. El workshop de pintura con acrílico se canceló a última hora, pero comoquiera fui con otras pacientes al taller a pintar.

Día 10- El viernes empezó a las 7:30 con terapia de respiración, además tuve ejercicios para las manos y caminata por la tarde. Después de cenar pasaron una película en un salón que vi con otros pacientes. Nada del otro mundo, pero mejor que estar sola en la habitación 😊

Día 11- Los sábados no hay muchas actividades planeadas, así que después de la caminata matutina me fui a Mölln con Beatrix para pasear y comer algo en un restaurante. La comida en el comedor no es mala, pero ya me está aburriendo 😢

Día 12- Domingo de descanso! Me desperté tarde y salí a caminar al bosque que está detrás de la clínica. He tenido suerte con el clima porque hemos tenido muchos días de sol. Obviamente ya hace frío, pero el sol hace relucir aún mas el paisaje otoñal. Por la tarde fui a probar la alberca, una delicia!

Día 13- Volví a empezar temprano pero ahora con gimnasia. Hoy me asignaron hacer bicicleta estacionaria, solo 10 minutos y sin mucho estrés. Además tuve el masaje en la cama de agua, rutina en el gimnasio y terapia de las manos. Por la noche ofrecieron un Workshop de baile, pero la música no me gustó mucho… Soul! Desde ayer empezaron a hacer tests rápidos de covid por abecedario y me tocó hoy.

Día 14- Tuve una platica con la nutriologa sobre alimentos para aumentar la masa muscular y dar energía. Muy interesante. Me tocó control con el médico, desgraciadamente un tercero que no tenía idea de mi diagnóstico y tuve que contarle todo otra vez. Le pedí que me agregara a los acuaerobics y solicitara una cita con el psicólogo. Por mi cuenta salí a caminar e hice mi rutina en el gimnasio y por la noche me puse a pintar con otras pacientes en el taller de arte.

Día 15- Hoy tuve terapias de manos y respiración, masaje en la cama de agua que cada vez disfruto más y aquaerobics en la alberca. Salí a caminar con Beatrix porque el clima sigue soleado y después de charlar un rato con una paciente nueva que habla español, fui al gimnasio. Por la noche pasaron otra película y me reí mucho 😂

Y ya solo queda una semana que intentaré disfrutar al máximo. Hasta la próxima!

En Rehabilitación

Después de la experiencia del hospital que les conté recientemente, la doctora que me operó de emergencia me sugirió solicitar una terapia de rehabilitación. En ese momento no sabía mucho al respecto peo le dije que me parecía buena idea y se empezaron los trámites.

Tuve que llenar algunos formularios que junto con el dictamen del hospital, se enviaron a mi seguro de pensión/retiro para su aprobación. Una vez aprobada, el mismo hospital buscó un lugar en las clínicas cercanas y me enviaron la invitación oficial unos días después.

Las terapias estacionarias de rehabilitación duran por lo general 3 semanas y son financiadas por el seguro de pensiones, al igual que el sueldo durante este tiempo. No pagan el 100%, sino un poco menos (60-70%). En mi caso, me enviaron a una clínica de rehabilitación especializada en gastroenterología y oncología, pero hay para todo tipo de enfermedades.

El objetivo principal de estar en este tipo de clínicas, es recibir la terapia necesaria para volver al trabajo lo mas sano y pronto posible. En las tres semanas se realiza un programa exhaustivo con fisioterapia, ejercicio, atención psicológica, terapias de grupo, pláticas sobre la enfermedad, meditación, etc.

Supongo que dependiendo de la especialidad de cada clínica, las instalaciones serán diferentes. Ésta en particular tiene varios edificios con habitaciones, un gimnasio, alberca techada, consultorios y oficinas, biblioteca, comedor y mucha naturaleza a su alrededor. No es muy grande y tiene una capacidad para 130 pacientes. Todas las habitaciones son individuales, pero como hay pacientes que traen a sus hijos o necesitan alguien que los cuide hay habitaciones mas grandes. También hay posibilidad de traer a tu perro 😬

A continuación les cuento mi experiencia personal:

Día 1. 28.09.2022 – La clínica organizó que un taxi me recogiera en casa. Otras opciones hubieran sido viajar en tren o carro propio, pero como no puedo cargar mis maletas, la opción de taxi fue la mejor en mi caso. El taxista llegó a las 10 am por mi y debido al tráfico en la carretera, tardamos dos horas y media en lugar de dos horas en llegar a nuestro destino. En la recepción revisaron mi test negativo de covid, me dieron la llave de mi habitación y mi primera cita un rato después. Tuve que comer rápido para llegar puntual con la doctora que hizo una primera evaluación de mi caso y programó las terapias necesarias. En el comedor me asignaron una mesa donde comeré durante las tres semanas y el segundo turno para las tres comidas del día. Gracias a Dios, porque el primer turno desayuna a las 7 am y cena a las 5 pm 😬

Junto con la llave de su habitación, cada paciente recibe la llave de un buzón personal que tiene que ser revisado varias veces al día. Ahí colocan el programa de terapias y citas del día siguiente. Desgraciadamente los fines de semana no hay actividades, pero el gimnasio y la alberca están abiertas y es posible salir de la clínica a las ciudades cercanas solo, con otros pacientes o con visitantes.

Día 2 – El programa del día incluyó gimnasia, terapia de respiración y terapia con ejercicios para las manos. Cabe mencionar que las sesiones duran 25 minutos que se pasan volando! Además hubo una plática informativa sobre el concepto de la clínica y lo que nos espera en las siguientes semanas. Por la noche me apunte a un taller con colores de acrílico dado por una pintora, donde pude experimentar un poco.

El primer día me controlaron el nivel de azúcar en la sangre tres veces al día y por tres días tuve que apuntar mi presión arterial y el pulso. Adicionalmente me hicieron un análisis de sangre a primera hora. En la clínica hay un doctor las 24 horas del día y la estación de enfermeras esta abierta gran parte del día para cualquier eventualidad.

Día 3 – El viernes fui al gimnasio donde una entrenadora me indicó una rutina para brazos y espalda que tenía que practicar durante el fin de semana. Por la tarde me uní a un grupo de caminata por los alrededores de la clínica. En enfermería me revisaron las cicatrices y me pusieron algo para terminar de cerrar una herida aún abierta. Por la noche vino un guitarrista de ritmos españoles a amenizar la velada.

Día 4- Durante la mañana estaba lloviendo a cántaros, asi que la única actividad del día: caminata, se canceló. Me puse a leer, pintar y fui al gimnasio a practicar mi rutina y ahí conocí a una señora con la que planeé visitar la ciudad al día siguiente.

Día 5- Junto con Beatrix tomé el autobús a Mölln, la ciudad más cercana a la clínica, donde había un festival de Food Trucks y el comercio estaba abierto (como saben en Alemania solo se abre el comercio 4 domingos al año). El clima estuvo bonito y después de recorrer las dos calles principales, nos tomamos un café antes de regresar a la clínica.

Día 6- Día festivo por la reunificación alemana que significó otro día sin actividades. Caminé con Beatrix y otra paciente por el bosque atrás de la clínica y el resto del día fue de descanso.

Día 7- El programa del día incluyó gimnasia, cita con el médico, caminata y terapia de grupo en el taller de arte. El médico resolvió algunas dudas que tenía y me buscará una cita con el ginecólogo. Lo que mas me gustó hoy fue la terapia de grupo que incluyó una parte de intercambio de experiencias con una actividad manual con barro para relajarnos y adentrarnos en nosotros mismos. Como el día estuvo soleado, aproveché de cargar vitamina D en cualquier pausa que tenía.

Después del fin de semana largo, todos los pacientes tuvieron que hacerse una prueba rápida de covid. Aprovecho para mencionar que siguen las restricciones por covid, por ejemplo hay que traer siempre mascarilla y los grupos de terapia son limitados para permitir la sana distancia 😩

Día 8- Hoy cumplí una semana en la clínica. Algunas terapias se repiten frecuentemente como la terapia de respiración, el grupo de ejercicios con las manos, la rutina en el gimnasio y la caminata. Pero hoy tuve un masaje en una cama de agua que me encantó y me relajó al máximo. Además hablé con una nutriologa que resolvió todas mis dudas y me dio algunos consejos para mejores mi digestión. Por la noche asistí a una sesión de meditación que también fue excelente para relajarme.

No cabe duda que los objetivos de este tiempo de rehabilitación se están cumpliendo y cada día estoy mas feliz de estar aquí y mas agradecida por tener esta oportunidad.

Termino esta entrada el día de hoy, pero como dicen en la películas: continuará…. estoy segura que seguiré acumulando experiencias que compartiré con ustedes en una segunda y tercera parte. Hasta pronto!

A dieta!

Soy de esas pocas afortunadas personas que nunca han tenido que ponerse a dieta en su vida. De niña fui muy delgadita y pequeña y usaba ropa 1 o 2 tallas mas chicas de mi edad. De joven nunca tuve un cuerpazo y seguí delgada, comía de todo y jamás hice ejercicio.

Según mi marido es genética, y pues no voy a decir que abusaba de la comida, pero nunca me quedé con hambre o medía las calorías consumidas. Simplemente comía porciones normales, nunca me limité en dulces, postres o snacks y pues seguía flaca. Qué suerte!

Con ambos embarazos solo subí 10 kilos cada vez, y los bajé poco después de dar a luz. Incluso en el embarazo de Catalina tuve problemas y tenía que tomar unas bebidas especiales para aumentar de peso.

Y en los últimos 15 años seguí comiendo de todo, cocinando lo más saludable que conozco para la familia, pero sin contar calorías, ver etiquetas en los empaques, ni fijarme si algo tiene tanta azúcar o tanta grasa. Mi marido si que debería bajar de peso, pero sin ejercicio y comiendo en el trabajo lo que le da la gana, pues imposible!

Pero al llegar a los 40 si noté que empecé a subir un poquito… comiendo lo mismo, la báscula fue subiendo sin saber exactamente porqué. La edad, dicen todos… y pues si, el cuerpo va cambiando y no dudo que todo se almacena de forma diferente 🙂 Desde hace un par de años hago una rutina de ejercicios tres veces a la semana por cuestión de mis huesos, pero no lo consideraría deporte ni suficiente para quemar las calorías consumidas por día.

Sigo delgada pero en los pantalones tuve que subir una talla y preferí adaptarme a mis kilitos que ponerme a dieta 🙂 Pero quien diría que una operación de intestino los quitaría de un jalón y me obligaría a ponerme a dieta para no estresar a mi sistema digestivo!

Y pues aquí me tienen leyendo etiquetas en los empaques, comprando productos sin lactosa ni gluten, al menos por un par de semanas, mientras que mi intestino aguanta todo lo que estaba acostumbrado a procesar.

Cómo saben, estuve 12 días en el hospital, de los cuales 6 estuve alimentada de forma intravenosa. No me daba hambre ni sed y un día antes de quitármela, me dieron sopas. No sé bien que tipo de nutriólogo les prepara los menús, pero entre las sopas venía una verde que incluía brócoli que no quise ni probar. Los siguientes días (gracias a Dios solo 3) me dieron menú de “dieta” que incluyó sopa de tomate, filete de puerco y yogurt, cosas que no me comí por recomendación de una amiga médica para evitar gases, retorcijones o dolor de panza.

Ya en casita sigo con dieta blanda y poco a poco iré integrando grasa, carne roja, lácteos y productos integrales. No tengo prisa y sí quiero pasar estos días sin tantos malestares estomacales, que ya con la cicatriz y la inflamación tengo suficiente 😦

Confío en un par de meses poder disfrutar de un buen mole, una pizza italiana o una dona de chocolate sin problemas! Y si he de aumentar de peso otra vez, tampoco pasa nada porque prefiero tener reservas para situaciones como ésta 🙂

Así que disfruten de cada platillo que comen, porque eso de no poder comer es horrible! Y no se lo deseo ni a mi peor enemigo!

Tercera oportunidad

Exactamente hace 8 años me quitaron la matriz por mi endometriosis. Me operaron un viernes (29.08.2014) y el domingo me tuvieron que operar de emergencia por hemorragias internas. Me salvé de milagro y en ese entonces juré no volverme a operar en viernes porque los fines de semana hay muy poco personal en los hospitales.

Así que para una laparoscopia programada elegí un miércoles. Un procedimiento ambulatorio, de rutina y que ya había tenido hace 20 años. Esta vez no era solo de exploración sino para quitar un quiste en el ovario izquierdo.

Pero como en toda intervención, hay riesgos y ni el día de la semana ni mi larga experiencia en hospitales me salvó de otro susto. Aquí les va la crónica dia por día:

Día 1. 24. Agosto.2022

Mi marido me lleva al hospital a las 7 am para la laparoscopia planeada a las 8 para quitarme unos quistes en el ovario izquierdo. Despierto de la anestesia general al mediodía con la novedad de que tuvieron que quitarme los dos ovarios por diversos quistes. A las 4 de la tarde me recoge Tom y cenamos en la terraza. Parece que todo salió bien. Me siento inflamada, pero es normal por el gas que me introdujeron para el procedimiento.

Día 2. Pasé la noche regular, nada raro por la operación pero durante el día me fui sintiendo más débil y rara. Yo no recuerdo haber vomitado, pero mi marido sí y además de eso, el hecho de ver sangre al evacuar me indicaron que algo no estaba bien del todo. A las 7:30 pm Tom llama a una ambulancia. Los paramédicos me revisan y deciden llevarme al hospital, solita porque Tom tenía que recoger a Victoria de una reunión. Llegando al hospital me sacaron sangre y me llevaron a ginecología para un ultrasonido. La doctora no podía detectar exactamente el problema pero en eso llegaron los resultados de sangre que indicaban una fuerte infección. Así que a tomografía! Y pues sólo Dios que vieron que me dijeron que tenían que operarme de emergencia, porque algo no estaba bien con el intestino grueso. Me operaron a media noche y me tuvieron que cortar un pedazo de intestino (colectomia) que habían dañado en la laparoscopia 😬 En pocas palabras, de no haber llamado a la ambulancia quizá no hubiera pasado la noche.

Día 3. Despierto de la anastesia general con un dolor terrible en la nariz por una sonda que tuvieron que retirarme porque no aguantaba la presión. Poco a poco me ubiqué y me contaron lo que me habían hecho. Ese día nada de comer ni beber. Tom me trajo algunas cosas al hospital, de entrada me quedaré unos días ☹️ Por la tarde ingresaron a una señora mayor con mi misma historia, laparoscopia con perforación de intestino, pero a ella no le tuvieron que cortar un pedazo. Habitación doble compartida con mismo diagnóstico 😉

Día 4. Como siempre los fines de semana pasa poco en los hospitales por poco personal. Seguía muy hinchada y comencé a vomitar ácido gástrico, asi que por la noche una enfermera intentó colocarme la sonda en la nariz sin éxito. Solo me permiten tomar unos sorbitos de agua.

Nota informativa sobre covid. En este hospital solo se permite la visita de una persona por día por paciente durante 1 hora. El horario de visita es de 2 a 7 pm y se tiene que presentar un test negativo del día. Lo cual significa que solo Tom puede entrar al hospital, gracias a Dios me siento un poquito bien y puedo caminar asi que pude ver a Victoria un ratito afuera del hospital.

Día 5. Me visitó el jefe de sección que resultó esposo de una amiga y volvió a intentar la sonda con más cuidado, y ya se dieron cuenta que por mi problema óseo era imposible 😩 Se ordenó alimentación intravenosa.

Día 6. El aparato digestivo comenzó a evacuar, buena seña pero no suficiente para comer. Sólo podia tomar agua o té. Seguía vomitando dos tres veces por día esa cosa verde asquerosa.

Día 7. Me dieron permiso de comer yogur (unas cucharaditas), pero durante el día me sentí muy inflamada y débil. Sigo dando rondas por los pasillos y afuera para activar el sistema digestivo, distraerme y cambiar de aires.

Día 8. Desayuné gelatina y me quitaron el catéter de la vejiga y un drenaje del estómago. Sigo con alimentación intravenosa. Por la noche me tomé un yogur. Fue el ultimo día que vomité el ácido gastrico! Yei!

Día 9. Pasé la noche fatal por el yogur y me lo quitaran de la dieta por el momento. Sigo muy inflamada y con gases. El ginecólogo que me operó los ovarios me informó que los quistes resultaron benignos y que la terapia hormonal a seguir la puedo discutir con mi ginecóloga en un par de semanas. Para desayunar, comer y cenar me dieron diferentes tipos de sopas, unas mas comibles que otras, pero al menos las retiene mi estomagito. Me hicieron análisis de sangre para controlar el potasio porque lo traigo muy bajo.

Día 10. El doctor revisó mi abdomen y comentó que está mejorando, yo la verdad lo siento igual de inflamado. Me quitaron la alimentación intravenosa! Ya me sirvieron comida regular con la condición de comerme solo media porción, pero no tengo confianza en comer todavía de todo. Me voy a ir lento… por otro lado, dieron de alta a mi vecina de cuarto a pesar de tener las piernas hinchadisimas y no verse muy bien, pero ya no quería quedarse aquí. Ojalá mejore en casa. Al poquito rato trajeron a otra paciente a mi habitación, desgraciadamente con un diagnóstico muy malo 😒 Hace tres semanas le quitaron un tumor canceroso del intestino y ahora trae una infección.

Día 11. sábado. Fin de semana en el hospital… ni modo, bendito Netflix! La verdad es que ni tiempo para series, una amiga me trajo sopita de verduras y comimos afuera. El clima estuvo muy lindo y salí varias veces a caminar. También Victoria y Tom me visitaron por la tarde y el día se me pasó rápido. El estómago sigue inflamado, pero como un poco mas y tengo menos molestias.

Día 12. Hoy vinieron unas amigas mexicanas a visitarme y traerme un caldito de pollo que me supo a gloria. Por la tarde vino Tom y el resto del día me la pasé leyendo, hablando por teléfono o durmiendo. Me canso rápido y tengo que caminar despacito con esta panza de embarazada que me quedó.

Día 13. El doctor esta mañana me dijo que si los análisis de sangre salen bien me puedo ir a casa hoy mismo. Me sacan sangre y hasta pasada mediodía me avisan que puedo irme a casa. Finalmente un doctor me explicó exactamente donde y cuánto intestino grueso me cortaron, por otro lado él mismo solicita una rehabilitación para mi caso. Después de llenar formularios para la solicitud, Tom me recoge a eso de las 2 de la tarde para llevarme a casa.

Día 14. Ya en casita estoy más tranquila sin los gritos de dolor de mi vecina de cuarto. Dios la bendiga y le dé pronta recuperación porque su caso si me puso muy triste en los últimos días que pasé en el hospital. Al mediodía me llamaron por teléfono para avisarme que aceptaron mi solicitud y estaré 3 semanas en una clínica de rehabilitación a partir del 28 de septiembre. Por la tarde fui con mi doctor general para seguimiento y me dio la baja hasta el 16 de septiembre.

En total estaré 3 semanas de baja y 3 semanas en rehabilitación, por una operación que tenía planeada para faltar solo 3 días al trabajo. Además he bajado ya 5 kilos y me perderé la fiesta del 25to aniversario de mi empresa para la que ya tenía vuelo el 9 de septiembre a Saarbrücken. Eso sin contar el susto, el miedo y el estrés emocional por toda la situación antes descrita.

Al leer la crónica de las dos semanas pasadas en retrospectiva, pareciera que pasó una eternidad. Todavía no puedo creer que me haya pasado otra vez y si contamos la vez que me operaron de emergencia porque Victoria ya estaba en estrés después de 10 días de esperar a que naciera, ya van tres veces que se me da otra oportunidad! Creo que al paso que voy completaré las 7 vidas de un gato!

Me he puesto mucho a pensar en ese momento en que decidí llamar a la ambulancia, no puedo explicar que fue lo que me motivó a llamar porque no tenía fiebre y después de checarme los paramédicos mi cuadro no parecía taaan grave, pero doy gracias a Dios de que todo pasó como tenía que pasar para que pudiera seguir en este mundo. A veces pienso que fue mi papá que me dijo al oído, ‚hey, llama porque algo no anda bien.‘

Así que a disfrutar cada momento como si fuera el último, porque en un minuto todo puede cambiar. Gracias a todos por sus oraciones, llamadas, mensajes de ánimo y apoyo. Incluso en casa me siguen llegando flores, regalos y visitas que alegran mi corazón. GRACIAS! Y gracias a Dios por una nueva oportunidad, parece que todavía hay mariposa migrante para rato!

No me salvé!

Después de dos años y medio de pandemia, mi familia se había salvado de contagiarse. Y no me refiero sólo a mis hijas, mi marido y a mí. También mis hermanos y sus familias, así como mi mamá no se han contagiado a excepción de mi sobrino que estuvo enfermo hace algunos meses.

Durante dos años hemos seguido las reglas de distancia, higiene y uso de mascarilla, sin exagerar y tratando de seguir con la vida normal.
Como saben trabajo en home office desde septiembre, pero mi marido nunca lo ha estado y mis hijas tienen clases regulares en la escuela desde el año pasado. Así que la posibilidad de contagio ha estado siempre presente, pero más en los demás que en mí, porque todo el día me la paso en mi oficina sin contacto físico con otras personas.
Así que cual no sería mi sorpresa cuando al presentar los primeros síntomas de gripa, el resultado de mi test de covid salió positivo!

¿Dónde me contagié? Seguramente en el concierto de Marc Anthony en Colonia, al que asistí con 9 amigas mexicanas. Lo curioso? Sólo yo me enfermé. Alguna otra fuente de contagio? Ninguna otra.
Y pues bueno, ya con el test positivo de antígenos, fui a hacerme un PCR y otro más de antígenos para salir de dudas.

¿El problema? Un viaje programado a la oficina de Saarbrücken donde se llevaría a cabo la reunión anual de consultoría y para la cual ya tenía vuelo reservado para el día siguiente.
Quién lo iba a decir?! La única semana en el año en el que podría conocer y convivir con todos mis colegas hasta ahora „virtuales“ y yo en cama. Ironías de la vida 🙂

No voy a negar que sí me pegó duro el coronavirus. Será la edad, o el que tenía mucho tiempo de no estar enferma de nada, pero si me sentí muy mal los primeros días.
Sobretodo el cansancio y dolor de cabeza permanente que me quitaban el apetito, las ganas de salir de la cama y que aunado a la soledad me hicieron sentir como oso invernando 🙂

La luz y el ruido me molestaban, mi marido se fue a dormir a la sala y comía poco y solita en la habitación. Triste y deprimente.
Pero ya pasó una semana y aunque tengo un poco de catarro, el dolor de cabeza desapareció y poco a poco vuelve la energía perdida.
Mi mayor miedo era que mi hija menor se contagiara porque tenía un seminario relacionado a su año de intercambio y hubiera sido una pena que no pudiera convivir con los otros chicos del programa durante este fin de semana.

Y cuando parecía que ni mi marido ni mis hijas no se habían contagiado, ayer salió positiva nuestra hija mayor. Veremos quién sigue 😦 Eso de estar enfermo en pleno verano no se lo recomiendo a nadie.

Y pues esta historia continuará porque no se ve luz al final del túnel, sino mas bien bruma y niebla. El índice de contagios es cada vez más alto, aunque sin gente grave y ya están previendo olas fuertes para el otoño e invierno. Seguramente vuelva el uso obligatorio de mascarilla en espacios cerrados, llegue la cuarta vacuna y porqué no? Uno que otro „lock down“. A estas alturas ya nada me sorprende y más vale irse haciendo a la idea, porque el virus vino para quedarse y a los políticos la imaginación no se les acaba 🙂

Así que a aprovechar el verano que en un abrir y cerrar de ojos se acaba. Aquí hay muchos planes con la visita de mi mamá en 3 semanas, el viaje de nuestra hija mayor a Seúl para aprender coreano durante 3 semanas y el viaje de la menor a Estados Unidos, donde pasará un año de intercambio escolar. Y a confiar en que nadie, ni aquí ni allá se contagie en las próximas semanas para que no haya cambios imprevistos de planes como el mío a Saarbrücken 😦
Cuídense mucho y feliz verano!

Volviendo a la normalidad

Y se llegó el día! El día en que pude entrar a un supermercado sin mascarilla. Parece absurdo que algo tan banal se haya convertido en algo tan importante en mi vida diaria, pero es que después de dos años de pandemia, era algo que esperaba desde hace mucho.

Como ya les había contado en Alemania la mascarilla se volvió obligatoria en todo lugar cerrado, medio de transporte e incluso en la calle desde marzo del 2020. Primero todo mundo empezó a usar mascarilla de tela para poderla lavar y reutilizar, evitando generar demasiada basura pero el gusto nos duró poco. Ya para el verano del 2020 era necesario portar una mascarilla desechable en todo lugar.

A lo largo del 2020 y 2021 hubo altas y bajas, pero la mascarilla en lugares cerrados siempre fue obligatoria y a partir de diciembre del 2021 incluso nos obligaron al uso de la FTP2 con la que sentía que me ahogaba después de llevarla puesta 15 minutos. Sólo en las escuelas siguieron permitidas las mascarillas desechables.

Y así para ir a un restaurante, viajar en tren o autobús, entrar a una peluquería, tienda o teatro, había que traerla puesta y BIEN puesta si no querías una multa 🙂

De las vacunas ya también he escrito mucho y la locura fue cuando aún con 3 vacunas, nos pedían test para entrar a ciertos eventos o lugares. Para entrar al país de igual forma o para ir de vacaciones… en fin, la combinación de carnet de vacunación, test rápido o PCR y mascarilla era la clave para llevar una vida “casi normal” fuera de casa.

Y para este año imaginaba un proceso de varias fases para ir quitando tantos requisitos poco a poco, pero nada! De un día para otro podemos entrar a supermercados, tiendas y restaurantes sin mascarilla y sin presentar ni carnet de vacunación ni test rápido. Todavía no me la creo!

Sólo para viajar en transporte público, entrar a hospitales, asilos y consultorios es obligatoria todavía la mascarilla FTP2. Bares y discotecas ya están abiertas, en teatros y cines tampoco se necesita mascarilla y en las escuelas después de las vacaciones de pascua tampoco.

Se fue el coronavirus? Todavía no del todo y la importancia de las cifras ha pasado a segundo término. No sé si es para activar la economía, porque la guerra de Ucrania ocupa los titulares o por la primavera, pero esto no termina de convencerme y no quiero cantar victoria prematuramente.

El viernes pasado fui a las compras y después de dos años pude dejar la mascarilla en la bolsa. Hay mucha gente que todavía la lleva puesta y bien por ellos, yo no lo haré si no es obligatorio. Mis hijas tampoco se la quisieron quitar en el supermercado, y pues se les respeta. Ya decidirán si en el salón de clases de la ponen o no, pero ya no será obligatorio.

Y a ver cuanto nos dura el gusto. Mientras tanto a disfrutar del clima que ya va mejorando después de un frente frío que hasta nieve nos dejó. Para Pascua pensamos visitar a los abuelos paternos y pasar unos días en familia, ya que el cumpleaños de mi marido es justo después del lunes de pascua que aquí es feriado. Las chicas todavía tienen vacaciones ese día y mi marido y yo lo pedimos libre para celebrar por ahí. Dependiendo del clima veremos donde pasamos el día, eso sí! Sin mascarilla 🙂

Después se viene mayo con nuestro aniversario de bodas #20, viajes, días feriados y puentes. Pero de eso escribiré en otra ocasión, algunas veces no quiero ni pensar en los momentos felices que estamos planeando sabiendo que nuestros vecinos en Ucrania viven una guerra atroz, injusta e ilegal 😦 Espero y deseo de todo corazón que esa pesadilla pronto termine!

P.D. Cabe aclarar que hay dos estados (Hamburgo y Mecklenburg-Vorpommern) que todavía exigen el cubrebocas en lugares públicos. Por otro lado, cada restaurante o tienda en todo Alemania tiene el derecho de poner sus propias reglas y exigir cubrebocas si así lo desean.

Semana 100 – y seguimos con mascarilla!

Desde hace tiempo que quería contar un poco sobre la situación del Covid por estos lares, pero con lo de mi papá y el viaje a Monterrey se pasó el tiempo y casualmente hoy se cumplen 100 semanas de uso obligatorio de mascarilla en Alemania.

A punto de cumplir dos años del primer “lock down” y la llegada del coronavirus a nuestras vidas, cómo es la vida hoy en día por acá? Pues desgraciadamente todavía muy lejana a la que teníamos antes del covid.

Lo primero que hay que comentar es que la vida diaria depende de tu estado de vacunación. Si tienes dos o tres vacunas tienes acceso a restaurantes, eventos, hoteles y más. El que no está vacunado prácticamente sólo puede ir a supermercados, farmacias y dependiendo del estado donde viva también a tiendas en general. Quedarse en un hotel o entrar a un restaurante en muchos estados no está permitido para los no vacunados.

A lo largo de estos dos años, el uso obligatorio de mascarilla en lugares públicos, transporte y en algunas temporadas en la vía pública se ha mantenido, pero el tipo de mascarilla permitida ha cambiado. Poco después de empezar la pandemia, las mascarillas de tela no fueron permitidas y por más de un año pudimos andar con esas celestitas de hospital sin problema. Pero desde diciembre del año pasado con el aumento de casos de la variante omicrón, se empezó a generalizar el uso obligatorio de las mascarillas FPP2 en todas partes. Incluso para ir al supermercado hay que entrar con esas y sólo en las escuelas todavía se permiten las otras. Lo odio!

Los test caseros, de antígenos o PCR también han tenido sus temporadas altas y bajas. Para viajar a veces te piden el de antígenos o el de PCR, todo en combinación con tu estado de vacunación y al lugar donde viajas o de donde vienes. Para cumplir con las reglas 2G plus que están en vigor desde el año pasado en muchos estados, hay que complementar tu doble vacuna con un test de antígenos para entrar a restaurantes, gimnasios o vacacionar en un hotel. Pero si tienes el “booster” (tercer vacuna) ya no es necesario el test.

Pero por ejemplo desde la semana pasada, en la escuela de mis hijas, todos (vacunados o no) se tienen que realizar un test casero a diario antes de ir a la escuela. Incluso los que tienen el “booster”. Y al parecer esta indicación seguirá por todo el mes de febrero. Y también en algunas reuniones a las que me han invitado en la iglesia, me piden test para asistir aunque ya tengo 3 vacunas.

Así que cómo pueden ver, la vida diaria no tiene nada de “normal” y estoy tan harta que desde hace meses no leo noticias ni me interesa el índice de contagios de la ciudad, del estado ni del país con el cual se regulan todas las medidas antes mencionadas. No tengo ganas de ir ni al supermercado porque con esa mascarilla siento que me ahogo, no veo porque se me empañan los lentes y no entiendo a la gente cuando habla. También he cancelado mi participación en reuniones donde me piden test extra o se usará mascarilla porque no entiendo nada.

Gracias a Dios puedo trabajar desde casa donde no tengo que usar mascarilla ni presentar test para acceder a las oficinas. El trabajo me distrae del tema “corona” y me olvido por un rato de la vida fuera de casa.

Algunos países europeos han empezado a eliminar las medidas o restricciones y confío en que dentro de poco, Alemania también lo haga. Mi hartazgo lo comparten ya muchos y poco a poco la gente ya no quiere escuchar de nuevas medidas, combinaciones curiosas de test/vacuna/mascarilla ni de leyes sobre vacuna obligatoria.

Sigo contando los días para que algún día se pueda entrar a todas partes sin mascarilla. Ojalá llegue pronto y no terminemos el año con ella! Dios nos libre!

Apagándonos….

Hace unos días me llegó esta reflexión por whatsapp que les comparto:

«Un hombre, que regularmente asistía a las reuniones con sus amigos, Sin ningún aviso dejó de participar en sus actividades. Después de algunas semanas, una noche muy fría, un integrante del grupo decidió visitarlo. Encontró al hombre en casa, solo, sentado frente a una chimenea donde ardía un fuego brillante y acogedor. Adivinando la razón de la visita, el hombre dio la bienvenida a su compañero. Se hizo un gran silencio. Los dos hombres sólo contemplaban la danza de las llamas en torno de los troncos de leña que crepitaban en la chimenea. Al cabo de algunos minutos el visitante sin decir palabra, examinó las brasas que se formaban y seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas, retirándola a un lado del brasero con unas tenazas. Volvió entonces a sentarse. El anfitrión prestaba atención y al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó, hasta que sólo hubo un brillo momentáneo y el fuego se apagó repentinamente. En poco tiempo, lo que era una muestra de luz y de calor, no era más que un negro, frío y muerto pedazo de carbón. Muy pocas palabras habían sido dichas desde el saludo. El visitante antes de prepararse para salir con las tenazas, regresó el carbón frío e inútil, colocándolo de nuevo en medio del fuego. De inmediato, la brasa se volvió a encender, alimentada por la luz y el calor de los carbones ardientes en torno suyo. Y el anfitrión le dijo: «Gracias por tu visita y por tu bellísima lección. Regresaré al grupo». ¿Por qué se extinguen los grupos? Muy simple: porque cada miembro que se retira le quita fuego y el calor al resto. A los miembros de un grupo vale recordarles que ellos forman parte de la llama. Es bueno recordarles que todos somos responsables por mantener encendida la llama de cada uno y debemos promover la unión entre todos para que el fuego sea realmente fuerte, eficaz y duradero. No importa si a veces nos molesta tantos mensajes que llegan al chat, lo que importa es estar conectados, en silencio algunos, otros muy activos, con diferencias de opinión y caracteres. Los amigos que aquí estamos reunidos es para conocer, aprender, intercambiar ideas, o simplemente saber que no estamos solos, que hay un grupo de Amigos y Familiares con los que podemos contar. Mantengamos la llama viva. Aunque algunos se reporten esporádicamente, es bueno saber que mantienen su llama encendida.“

Cuando la terminé de leer no pensé en mis grupos de whatsapp ni de facebook, sino en mi papá y sus múltiples grupos sociales que por el coronavirus tuvo que dejar desde el año pasado para evitar el contagio y posibles consecuencias a su corazón.

Una de las características que heredé de mi papá fue el ser „socialitos“. Tanto él como yo, somos de los que si no hay mitote, lo organizamos. Y tenemos muchos „grupitos“ de amistades, que si los ex-colegas, los de la escuela, los vecinos, los de la uni, los de la iglesia, etc. Y por lo mismo, nuestros calendarios estaban llenos de reuniones, festejos y convivios hasta que llegó el corona y nos vació el calendario de un día para otro.

Y precisamente como ese pedazo de carbón de la historia, nos hemos estado apagando poco a poco. Mi papá sustituyó sus visitas al club deportivo donde se encontraba a muchos conocidos por una bicicleta estacionaria en su departamento, las dos o tres veces que iba al dominó con amigos por „encuentros virtuales“ con amigos de vez en cuando y con mi hermano y sobrino cada sábado. Pero el desayunito con el compadre, los almuerzos con hermanos y primos de mi mamá cada mes, las idas a cenar con los grupos de parejas y las idas al cine con mi mamá cada miércoles tuvieron que ser cancelados definitivamente.

Lo que parecía que iba a durar sólo un par de meses se extendió por un año y medio y aunque poco a poco se iba reanudando la vida social en Monterrey, mi papá ya no volvió a su „socialitos“ como antes. La salud física le pasó factura simultáneamente o tal vez como consecuencia de su „encierro“? Nunca lo sabremos, pero definitivamente este verano que lo vi ya no tenía la energía que lo caracterizaba y que recién el año pasado (enero 2020) antes de la pandemia había observado cuando les ayudé con la mudanza a su nuevo departamento.

Claro, mi papá ya iba a cumplir 80 años y había disfrutado muchísimos años llenos de encuentros sociales, fiestas, carnes asadas y convivencias. Pero y los niños, los jóvenes y el resto de la población? Con esta reflexión del carbón me ha quedado claro que todos nos estamos apagando y peor aún, acostumbrándonos a la no-convivencia. A menudo escucho comentarios sobre gente que se molesta cuando la gente se les acerca demasiado en el supermercado, o cuando se suben más personas a un ascensor donde ya hay un par de personas. Otros se sienten „engentados“ al asistir a una feria o mercado de navidad. Mi hija mayor incluso preferiría volver al „home-schooling“!

Sí, si tengo miedo de una sociedad aislada y solitaria, de niños huraños que eviten el contacto social, de jóvenes concentrados en la vida „virtual“ de redes sociales y chats, de adultos mayores sufriendo de soledad extrema y de profesionales evitando volver a la oficina.

Ruego a Dios que cuando esta pesadilla llamada coronavirus termine, todo sea tan simple como en la historia del carbón y podamos automáticamente volvernos a encender y ser parte de los grupos de amigos, vecinos y colegas. Que la vida social vuelva a llenar nuestros fines de semana con eventos, los asilos con visitantes, las discotecas con jóvenes y los salones de fiestas infantiles con niños jugando por doquier. Que vuelva el «Oktoberfest», los carnavales y los conciertos. Y por supuesto sin hacer distinción entre vacunados y no vacunados… que todos volvamos a disfrutar de la vida sin miedo de los demás ni mucho menos de un virus llamado Corona.

Y volvemos a empezar – Semana 90

Cuando parecía que todo volvía a la normalidad y poco a poco recobrábamos nuestra libertad, volvemos a empezar con nuevas medidas de higiene, restricciones, y reglas aún más complicadas.

Desde hace dos semanas, el número de contagios por corona virus aumenta diariamente, rompiendo incluso los récords del año pasado. Principalmente en el sur de Alemania, los hospitales están repletos y empiezan a enviar a pacientes a otros hospitales en ambulancia o helicóptero.

Mientras tanto, el país se encuentra en transición de gobierno y apenas el próximo fin de semana entra el nuevo con una coalición de tres partidos. Las últimas semanas, el gobierno ha estado muy ocupado en cómo se iba a formar el gobierno después de unas elecciones en las que ningún partido obtuvo mayoría, y en cómo repartirse las secretarías entre todos los partidos involucrados.

Y el coronavirus agarró vuelo! Se supone que el país tiene un 65% de la población vacunada y ahora es necesaria una tercera vacuna llamada „Booster“ a los 6 meses para fortalecer las primeras dos dosis. De un día para otro se comunicó la recomendación de esta tercera vacuna, sin tener centros de vacunación preparados y los consultorios sin vacunas para la repentina demanda.

Por otro lado, los conceptos de 2G y 3G que les había contado en entradas necesarias ya no son suficientes, y se han inventado el 2G plus y el 3G plus para complicar más las medidas. En algunos estados federados se ha generalizado el 2G (vacunados y sanados) a todo local, restaurante, hotel, etc. Los mercados de navidad en el sur del país fueron cancelados y en el norte hay diversos conceptos, por ejemplo en Hamburgo se dividió el mercado en dos partes: la de locales comerciales con la regla 3G y la de gastronomía con 2G, lo cual genera confusión, largas filas para controlar el estatus de los asistentes y desinterés.

Corona-Zutrittsregeln: Was bedeuten 2G, 2G Plus, 3G, 3G Plus? (Foto: picture-alliance / Reportdienste, Picture Alliance)

Incluso en los autobuses y trenes se ha impuesto la regla 3G lo que me parece demasiado complicado de controlar. En general las escuelas siguen con clases presenciales y mascarilla, y en caso de haber alumnos o profesores con corona, se envía a cuarentena al grupo completo o a los alumnos de primer contacto.

También en el lugar de trabajo se pide alguna de las 3G y en el sur del país, se ha vuelto a implementar el „home-office“ obligatorio para aquéllos que lo pueden hacer. Y claro, ya empiezan a faltar „tests“, que por cierto son nuevamente gratuitos para todos, porque los no vacunados se tienen que hacer „tests“ varias veces a la semana para poder ir al trabajo, justo como en la escuela.

Al mismo tiempo ha aumentado el número de cartillas de vacunación falsificadas y algunas personas no vacunadas efectivamente con tanta presión han decidido vacunarse, aumentando la demanda y falta de vacunas para la 3. dosis.

Así que esto parece no tener fin. Y ahora resulta que hay una nueva variante llamada „Omikron“ (la 15ta letra del alfabeto griego) que causa preocupación y ya empieza a complicar los viajes a ciertos países. Deja-vu?

Ya pedí otro paquete de mascarillas desechables porque la ilusión que tenía de que tal vez pronto ya no fueran necesarias se ha esfumado en un santiamén 😦

No queda más que seguir a la espera de que algún día este virus nos deje en paz y podamos volver a disfrutar de la vida social como antes. Será que algún día volverá? Después de dos años de pandemia, a veces lo dudo y me da una nostalgia 😦 Ya veremos… mientras a cuidarse y no perder la esperanza!

Semana 77 – Nuevas reglas…

Sí, ya llevamos 77 semanas usando mascarilla y viviendo con el Coronavirus. Y el cuento o pesadilla o como quieran llamarlo parece no querer acabarse. Al contrario, hay nuevas variantes del virus, en algunos países están los números por las nubes y en otros se inventan nuevas reglas o leyes para más o menos sobrevivir en estos tiempos.

Nuestra familia tuvo la suerte de ir y volver de México sin contratiempos. Ni la familia de mi hermano que viajó de California ni nosotros regresamos con virus no deseados, ni la familia que dejamos en México se ha enfermado o contagiado de COVID por nuestra visita desde el extranjero. Ayudó que estuviéramos vacunados? Seguramente. Adicionalmente no fuimos a eventos masivos y no dejamos de usar el cubrebocas en lugares públicos. Teníamos que cuidarnos todos y así lo hicimos.

Pero desgraciadamente eso no puede contar cualquiera. En México los números de contagiados y fallecidos sigue subiendo y justo cuando regresamos a Alemania, volvían a limitar el aforo al 30%. Los hospitales y las funerarias no se dan abasto 😦

En Alemania los número no están subiendo como en México, pero tampoco nos hemos librado del bicho. A pesar de la lentitud del proceso de vacunación, ya se habla de un 60% de la población con las dos dosis (Impfdashboard) y por esa razón están empezando a cambiar las reglas del juego.

Hasta ahora se habían puesto más restricciones o quitado de acuerdo al índice de contagio por 100,000 habitantes. Gracias a Dios ya no sólo tomarán ese indicador, sino a partir de la semana pasada la aplicación de restricciones también tomará en cuenta el número de gente hospitalizada y el número de camas ocupadas en cuidados intensivos con pacientes de COVID. Hay que ser un gurú para entender cuando sí y cuando no se puede abrir un cine, una peluquería o tener clases, pero al menos poco a poco se van permitiendo eventos con más asistentes y locales que habían permanecido cerrados más de un año ya pueden abrir.

Pero lo más importante de todo este rollo es lo que ahora se llama la regla-3G. Las 3 Gs provienen de las palabras Geimpft (vacunado), Genesen (que tuvo COVID) y Getestet (persona que presenta un test con resultado negativo de COVID). Y así en muchos locales, eventos y lugares sólo se permite la entrada a estas personas. En pocas palabras, aquella persona que no está vacunada y no se ha enfermado de COVID, tiene que hacerse un test rápido para poder pasar la noche en un hotel, entrar a un restaurante o asistir a un concierto. Estos tests hasta ahora son gratuitos y se hacen en diferentes establecimientos en la ciudad. A partir de octubre dejarán de ser gratuitos!

Y eso no es todo, en algunos lugares como la ciudad de Hamburgo han implementado la regla 2G que excluye a los «Getestet» y pone mayor presión a que la gente se vacune o no podrá participar en la vida social de la ciudad.

Hace unos meses escribí la entrada «Privilegiados» porque ya veía venir que tarde o temprano la persona vacuna gozaría de ciertos privilegios para obligar de alguna manera a la gente a vacunarse. Ha funcionado la estrategia? No lo sé, pues desde hace semanas se quejan de que los centros de vacunación están vacíos y falta todavía el 40% de la población. Claro que los menores de 12 años no están considerados en la estadística y lo que demuestra que muchos de ese 40% no quieren o no pueden vacunarse.

En nuestra pequeña familia mi marido y yo volamos a México completamente vacunados y nuestra hija mayor (16) recibió su segunda dosis la semana pasada. La menor (15) recibió su primera esta semana y para finales de septiembre ya no necesitará hacerse test tres veces a la semana para poder ir a la escuela.

En nuestro estado Niedersachsen empiezan las clases la próxima semana y todo parece indicar que volverán todos (desde primaria hasta bachillerato) a la escuela. Seguirán usando mascarilla en el salón y tendrán ahora que realizarse 3 test por semana (lunes, miércoles y viernes) en lugar de dos, pero los grupos estarán completos. Además, los viajes de estudio se harán a finales de septiembre como están planeados y Caty irá a Berlín con su salón para conocer los edificios de gobierno y otros lugares importantes en la capital alemana. Desgraciadamente el viaje de Victoria que fue cancelado el año pasado (también a Berlín) no se realizará nunca 😦

Ayer fuimos a un restaurante a cenar y ya tenían un anuncio en la puerta con la regla 3G. En la semana viajaré a Saarbrücken por cuestiones de trabajo y también ya está en vigor la regla: tengo que presentar mi cartilla de vacunación o un test con resultado negativo. Y así, poco a poco… una estrategia del gobierno para obligar a vacunarse que no le gusta a todos y que sigue dando dolores de cabeza a los dueños de locales y negocios, pues el número de asistentes y clientes no sube y siguen temiendo por su situación financiera.

Así que seguiremos pendientes de cómo se va desarrollando esta pandemia que ya aburre, pero que no quiere dejarnos volver a la normalidad… si es que algún día será posible volver a los tiempos antes del 2020. Ya veremos….

Semana 63 – Privilegiados

Ya se acabó mayo y poco a poco el clima va mejorando. Abril y mayo fueron meses lluviosos y frescos, pero confío en que junio traiga temperaturas más cálidas y este verano sea caluroso.

Y también poco a poco se van eliminando las restricciones del Covid. Muy lentamente porque la estrategia de vacunación sigue siendo un desastre y va muuuuy lenta. Como en la mayor parte del mundo, se elaboró una lista de prioridad para que la población se vacunara de acuerdo a edad, profesión o estado de salud.

En enero empezó el grupo 1 que incluía personal médico y apenas hace dos semanas empezó el grupo 3 que incluye a mayores de 60 años, educadoras, policías y personas con enfermedades cardiacas, entre otros.

Bueno, en cada estado la prioridad va a diferente ritmo, y la cantidad disponible de vacunas también varía de región a región. Pero evidentemente el proceso va lento y hay muchas razones para explicarlo. Este artículo explica muy bien las mas importantes.

Al mismo tiempo que se vacuna a la población, han aparecido múltiples escándalos como el de la vacuna Astra Zeneca, que al principio estaba solo autorizada para menores de 60 años, luego solo para mayores de 60 por los casos de trombosis y finalmente se ha autorizado para quien voluntariamente la quiera. Parece chiste, pero es real.

Además, en las últimas semanas se han empezado a dar privilegios a las personas que ya tienen las dos dosis de vacuna. Por ejemplo, no necesitan hacerse test rápido y pueden entrar a tiendas, restaurantes y evitar la cuarentena en caso de viajar. Algo que ha dividido a la población y con justa razón. Que culpa tiene un joven sano de no estar vacunado? Gracias a la burocracia, falta de vacunas y estrategia política, la juventud ha quedado al final de la lista! Y veremos si para otoño están vacunados 😦

A mediados de abril me llegó una carta del estado de Niedersachsen que decía que mi seguro social me incluía en el grupo 3 de prioridad. No se menciona la enfermedad y yo no estoy segura si es por mis problemas de apnea, presión alta, piedras en el riñón, osteopetrosis o alguna otra cosita que yo misma desconozco 🙂 Con dicha carta, podía registrarme en el centro de vacunación de mi ciudad.

Sinceramente yo no tenía pensado vacunarme. Soy pro-vacunas, pero en este caso particular soy bastante escéptica y no estoy de acuerdo con muchas cosas con respecto a la pandemia, la vacuna, las medidas tomadas, etc. Quería ser de las últimas y sólo si fuera obligatoria para viajar o para volver a la vida „normal“…

¿Qué hacer? Por un lado no podía perder la oportunidad dada, viendo que tanta gente si quiere vacunarse y no entra en ninguna lista de prioridad. Por otro lado los privilegios de la gente vacunada para volver a la normalidad van en aumento. Así que después de un par de días de pensar y hablar con algunas personas, decidí registrarme… sólo para entrar en una lista de espera!

La primera cita fue el 18 de mayo, casi un mes después de registrarme. La segunda está programada para finales de junio. En este tiempo quedé desempleada y reservé mi viaje a México. Casualmente podré viajar vacunada y ya veremos que otros privilegios obtengo en las siguientes semanas.

Por otro lado mi marido se hizo un examen de sangre para saber si tenía anticuerpos y ver si podía disfrutar de los privilegios de los „vacunados, contagiados y testeados“. (ver caricatura arriba) En la cita para sacarle sangre, el médico le comentó que la próxima semana tendría algunas vacunas de Astra Zeneca y que podía apuntarse en una lista si estaba interesado. Así lo hizo y casualmente le dieron cita el mismo día que yo tenía: 18 de mayo.

A él lo vacunaron en el consultorio médico del vecindario, a mí en el centro de vacunación de la ciudad. La burocracia fue la misma pero en mi caso, era una de cien personas y el proceso duró mucho mas.

El centro de vacunación se adaptó en una fábrica ubicada en la parte industrial de Stade. Desde que llegué hasta que salí pasé por 4 o 5 puntos de control, llené y firmé varios papeles, estuve en dos salas de espera: primero para esperar a que me asignaran una cabina para vacunarme, la segunda para esperar que pasarán 15 minutos después de la vacuna. En total llegué a contar 100 personas esperando su vacuna en la primera sala y otros 100 empleados que revisan papelería, miden temperatura, indican el camino, etc. Adicional a la cantidad de papeles para explicar los efectos secundarios, formularios de salud actual y autorización de manejo de datos personales, muchos empleados usaban tabletas para documentar el proceso y había pantallas en las salas para indicar qué cabina te correspondía o si ya podías irte a casa.

No cabe duda, los alemanes arman en un santiamén centros de vacunación con alta tecnología, pero no me quiero imaginar los costos que éstos representan. Centros que en un par de meses tendrán que ser desmantelados 😦 Y de burocracia mejor ni hablamos!

Justamente hace 3 semanas me vacunaron contra el tétanos porque la última la había recibido hace 10 años. No tuve que firmar ningún papel ni llenar ningún formulario! Si si si… no es experimental como la del COVID, ya lo sé 😉

Pero bueno, ya formamos parte del 40% de la población alemana que ya tiene una dosis. Sí, apenas el 40%! Con dos dosis apenas va el 15%. Triste caso! (Fuente: Impfdashboard)

Y definitivamente privilegiados!

Semana 59 – desempleada y harta

Seguimos en pandemia, con todo cerrado, sin posibilidad de reunirse con amigos ni de viajar. El ánimo de todo el mundo anda por los suelos y nadie ve un fin cercano a esta pesadilla.

Como lo escribí en mi última entrada, mi única satisfacción era mi trabajo que me permitía desconectarme del mundo exterior para concentrarme en las videoconferencias, soporte a clientes y aprender sobre el software de la empresa.

Pero el gusto me duró poco. No alcancé ni a invitar a mis amigas a tomar unas copas para celebrar el nuevo trabajo, cuando ya ni lo tengo. Sí, triste…. muy triste. La semana pasada me avisaron que mi perfil no cumplía con las expectativas, y que necesitaban a alguien más técnico. Yo ya lo había notado y aunque hice todo lo posible para ponerme al corriente, mis habilidades técnicas (servidores, bases de datos, java, etc.) no iban a mejorar de un día para otro.

Estaba en período de prueba, un período que se da a ambas partes para ver si el trabajo es lo que se esperaba. A mí ya se me iba el sueño en pensar todo lo que tenía planeado para el día siguiente y si iba a poder lograrlo o no. Faltaban dos meses para completar los 6 meses de prueba, y mi jefe se me adelantó.

Además, otro punto en mi contra fue mi comunicación escrita en alemán. Ya lo había escrito por aquí… mi miedo no resultó infundado, y ahora sé que es un hecho. A pesar de tener ayuda de herramientas de traducción y corrección, tardaba mucho tiempo en redactar los correos electrónicos para colegas y clientes. Y en muchas ocasiones, tenía que pedir a algún colega su visto bueno antes de enviarlo al cliente. Mi alemán hablado es mucho mejor y de alguna forma, puedo comunicarme, dar cursos y explicar la solución a un problema. Pero escribir? Ya no me da miedo, me da pánico!

En fin, la experiencia de trabajar en una oficina después de tanto tiempo fue muy satisfactoria. Aprendí muchísimo, me encantaba mi rutina diaria de ir al trabajo, ver a los colegas, y volver a casa después de 8 horas. Les agradecí la oportunidad otorgada y ahora ya sé mis áreas de mejora, para que a la próxima no me agarren desprevenida.

No tengo idea de como mejorar mi redacción en alemán. Antes de comenzar con el trabajo, ya me había comprado un montón de libros y tomé un curso de “alemán para el trabajo”, pero nada de eso logró mejorar mi déficit de redacción. Si alguien tiene alguna idea, se los agradeceré infinitamente.

Y ahora sí que estoy desempleada al 100%. Mis cursos de español están a cargo de otra profesora y no creo encontrar trabajo en un corto plazo. Estoy preocupada, pero confío en que se presente una nueva oportunidad que se adapte mejor a mis habilidades y conocimientos. Mientras me pondré a mejorar mi alemán escrito.

De la pandemia mejor ni escribo. La estrategia de vacunación deja mucho que desear… apenas van con los mayores de 60 años y esto no parece tener fin, entre mutaciones, toque de queda, tests rápidos, etc.

Mis hijas iban a volver a la escuela después de las vacaciones de pascua pero se quedaron con las ganas, porque subió el índice de contagios en la ciudad y continuaron con “home-schooling”. Sólo han ido a la escuela dos días desde mediados de diciembre del 2020. Ya están hartas, desmotivadas y podría decir que en depresión.

El “homeschooling” después de un año sigue consistiendo en auto-estudio. Se les envían textos y ejercicios por correo que tienen que devolver en determinado tiempo. Luego les envían una hojita con las respuestas para que ellos mismos se corrijan. Mi hija mayor sólo tiene videoconferencias en 4 de 10 materias, y la menor en 6. Fatal! Pero todo parece indicar que la próxima semana podrán volver a clases si el índice de contagios se mantiene bajo. Ya veremos…

También la próxima semana tenemos planes de ir a la playa del Mar Báltico a pasar el puente de la “Asención del Señor”. Ya veremos si nos dejan…

Así que ahora desempleada, harta y cansada de esta pandemia, sin perspectivas ni idea de cuándo podremos volver a tomar un café en un restaurante, ir al cine, reunirnos con amigos o tomar un curso de lo que sea (presencial y no virtual). Aún las personas vacunadas siguen teniendo miedo…

Ojalá la próxima entrada sea un poco más optimista y con mejores noticias sobre mi trabajo, la escuela de las niñas, la vida social y la vacunación. Ojalá…

Un año de COVID- 12 cosas positivas

Después de mis últimas entradas que no han sido nada optimistas, he decidido copiarme una idea muy linda de mi amiga Yadira. Ella es también mexicana viviendo en Alemania, pero en la capital! Y así como yo, tiene su blog que más de una vez me ha inspirado a copiarla, jiji.

Ya tenemos un año viviendo entre mascarillas, «lockdowns», contagios, distancia social y mil cosas que ni en mi peor pesadilla hubiera imaginado. Ya estoy harta y temo estar entrando en una depresión porque ando de un humor de perros y poco o nada me alegra el día. Así que para hacer una pausa de todo este negativismo que me rodea, hice una lista como la de Yadis con 12 cosas positivas que he aprendido o han sucedido en los últimos 12 meses.

1. Trabajo. Desde hace 3 meses trabajo en una pequeña empresa cerca de Stade como informática. La mayor parte del tiempo me la he pasado aprendiendo el software que ellos mismos desarrollaron para el control de permisos de construcción, y que se implementa en las oficinas de gobierno correspondientes. Pero poco a poco ya voy haciéndome cargo de proyectos, capacitación y soporte. Estoy muy contenta por la oportunidad que me han dado, considerando que estuve fuera de mi profesión muchos años. Sigo batallando con mi alemán, sobretodo escrito, pero mis colegas me echan la mano y voy mejorando día con día.

2. Deporte. Por cuestiones de salud, me han obligado a hacer ejercicio para fortalecer los músculos de mi cintura, cuello y espalda. Eso de los gimnasios no es para mí, y con la pandemia como quiera hubiera sido imposible visitarlos, así que me compré un programa de CDs con rutinas diferentes para 12 semanas. No voy a decir que lo hago diario, porque mentiría, pero procuro hacerlo 4 veces por semana por la mañana. Me siento muy bien desde entonces y sí he notado diferencia en mi energía y fuerza 🙂

3. Peso. A pesar del encierro y el poco contacto social, mi peso corporal no ha aumentado y trato de cuidarme para no subir. Nunca he tenido problemas en este tema, pero después de los 45 si he notado que si me pongo a comer todo lo que quiero, ya no es como antes, que mi peso se conservaba igual. Así que a bajarle a los antojitos…

4. Alimentación. El año pasado finalmente cedí a las recomendaciones de unas amigas para probar los búlgaros (Kefir). Ya había oído mucho de ellos y me resistía… pero he de confesar que fue una buena idea integrarlos en mi dieta diaria. Cada mañana, cuelo la leche donde los búlgaros se reproducen y la mezclo con fruta para prepararme un buen «smoothie» de desayuno. Ya me acostumbre al sabor y mi estómago funciona de maravilla.

5. Bowls. También en el tema de alimentación, algo nuevo que empecé a hacer este año por cuestiones de falta de tiempo y que tengo que llevar comida al trabajo, fue preparar los famosos «Bowls». Compré un libro y cada semana pruebo una o dos recetas diferentes. Sé que no es una moda reciente, pero para mí es la novedad y de verdad que son muy prácticos, ricos y saludables. Me encanta comprar ingredientes desconocidos para preparar un «Bowl» nuevo.

6. Piano. Cuando empezó la pandemia decidimos comprar un piano para nuestra hija mayor y para mí, pero como era de esperarse, la que lo usa casi a diario soy yo! Es mi mejor pasatiempo en estos días y procuro practicar mínimo media hora diaria. Me relajo, me ayuda con la concentración y aprendo canciones nuevas. Después de 30 años de no tocarlo, nunca imagine que iba a agarrarle tanto cariño a un antiguo pasatiempo.

7. Rompecabezas. Otro buen pasatiempo cuando no se puede salir ni reunirse con nadie, es armar rompecabezas! Empecé con uno de mariposas, luego uno del día de muertos/película Coco. Durante estos días de vacaciones estamos armando uno en familia sobre cosas típicas en el mundo. Interesante y divertido a la vez!

8. Salud. Algo muy bueno en estos 12 meses es que toda la familia ha sobrevivido sin enfermarse, no sólo del COVID sino de otras enfermedades. Las visitas médicas durante este año han sido solo para control y la única visita al hospital ha sido para recoger a mi amiga Regina cuando le pusieron un marcapasos. No me puedo quejar y espero así sigamos…

9. Pequeños cambios. El proyecto de remodelación de uno de los cuartos de baño se ha retrasado, pero no por eso no ha habido cambios en casa. Ahora que ya tengo un sueldo seguro, me he dado unos lujitos para cambiar tapetes, marcos y cosas de la cocina. Incluso ordené un montón de tuppers nuevos para reemplazar todos los viejos que tenía desde que me casé, jiji. No son grandes proyectos, pero si le dan un nuevo aire a las habitaciones y a la vida diaria!

10. Política. Yo que me quejo del gobierno a diario, he decidido participar activamente en la política de mi barrio. Como soy la encargada de la página de internet, la alcaldesa me invitó a participar y pues porqué no? Así puedo conocer gente del barrio y proponer ideas nuevas para mejorar problemas de la comunidad. Apenas hace unas semanas fue la primera reunión (virtual por supuesto) y en los próximos meses habrá más para planear el plan de trabajo para las elecciones de septiembre. Obviamente empiezo como «achichincle», pero igual y me gusté y al rato termine de canciller, jaja!

11. Coche nuevo. Mi marido recibió la oportunidad de tener un coche de la empresa donde trabaja, y desde octubre tenemos coche nuevo. Es obviamente propiedad de la empresa y ellos pagan seguros, revisiones, reparaciones, etc, pero mi marido paga una módica cantidad para poderlo usar también de forma privada. El plan es que en verano cambiemos también mi coche, pero ya veremos.

12. Y por último, termino con la misma idea de Yadira. Doy gracias a Dios de que no me he vuelto loca, aunque ya me falta poquito. También agradezco que mis hijas y mi marido, así como mi familia en México sigue bien, tanto de salud física como mental. Y le pido a Dios con todas mis fuerzas para que esta pesadilla termine pronto.

La lista podría ser un poquito más larga, pero la dejo hasta aquí. Para todos aquellos que están como yo, al borde de un ataque de nervios, les recomiendo este ejercicio. Ponerse a pensar en las cosas positivas que han vivido en estos 12 meses, escribirlas y porqué no? Compartirlas para que otros hagan lo mismo. Ayuda a distraerse, a darse cuenta que no todo es tan malo y que hay mucho que agradecer.

Muchas gracias por leerme y espero hayan tenido una linda Pascua. La nuestra fue muy aburrida y al igual que la navidad, el día de reyes, el carnaval, etc… la Semana Santa me pasó de noche y siento como si el tiempo estuviera detenido. Las festividades han pedido importancia y se viven como un día cualquiera. Ni fotos, ni invitados, ni placer… de momento el departamento que habíamos reservado para estos días lo reservamos para mediados de mayo en el puente de la Asención del Señor, veremos si para entonces nos dejan viajar al mar Báltico o seguimos en «Lockdown».

Cuídense mucho y hasta la próxima!

Déjà-vu

Seguramente todos conocen esta palabra que describe ese sentimiento de que ya hemos vivido un momento determinado… uno siente como si estuviera en una película y se estuviera repitiendo una escena particular por segunda vez.

Justo así me siento a un año de haber comenzado la pandemia. El año pasado pasamos Pascua en casa y no visitamos a los abuelos paternos porque una de las restricciones más importantes en aquel entonces era -no visitar a los adultos mayores-. No fue tan dramático porque las chicas ya están grandes y esa tradición de buscar huevitos y regalos en el jardín de mis suegros ha pasado a segundo plano. Ya son dos adolescentes y sí buscaron huevitos en nuestro jardín, pero más para la foto que por gusto, jiji.

Vimos los servicios religiosos por televisión, preparamos tarjetas de pascua para los ancianos del asilo de la ciudad y celebramos el domingo de Resurrección en casa solitos. «Pero el próximo año todo será mejor», decíamos….

Mmmmm…. y ya llegó la Semana Santa del 2021! Mejor que la del año pasado? Nada que ver! El mes pasado decidimos de forma espontánea reservar un departamento en la costa del Mar Báltico, aún sabiendo que no hay restaurantes ni comercio abierto, podríamos caminar por la playa y salir de casa por algunos días. Mi marido y yo pedimos el jueves Santo y el martes de la semana de Pascua de vacaciones, para así completar casi una semana fuera de casa.

Ya contábamos los días para que llegaran las esperadas vacaciones y justo la semana pasada, nuestro plan se desvaneció como otros muchos del año pasado. Adicionalmente a los hoteles que ya están cerrados desde hace 6 meses, durante Pascua se prohíbe la estancia como turista en cualquier tipo de alojamiento en todo el país! Así que nos llamaron por teléfono para cancelar nuestra reservación y echar por la borda nuestras vacaciones. No pude evitar llorar de coraje, tristeza, impotencia…

Y así me siento… en un Déjà-vu que parece ser eterno. La decisión de reservar el departamento había llegado después de que se había cancelado el «Stage Week» que originalmente estaba planeado para abril del 2020. Lo habían pospuesto a Octubre del 2020, luego a las vacaciones de Pascua del 2021 y ahora se ha cambiado para Octubre del 2021. Parece chiste, pero es verdad! Una semana de clases de baile, canto y actuación para presentar la obra al final en el teatro de la ciudad con 100 chicos en escena parece que no volverá a ser posible por un buen rato. Como opción dos para que las chicas no se aburrieran durante las vacaciones, las inscribí en un par de campamentos para líderes juveniles que organiza una asociación local. La cancelación llegó hace algunas semanas y por eso habíamos pensado en la opción 3: pasar unos días en la playa.

Pero no, nos quedaremos en casa de jueves a martes porque incluso las excursiones de un día a lugares turísticos cerca de casa están prohibidas. No podemos ir a Cuxhaven al «Watt» (llanura de marea), ni a las playas del Río Elba en Stade, ni de compras a Hamburgo, ni a visitar a los abuelos… deprimente! He pedido un par de rompecabezas de 1000 piezas para matar el tiempo y seguramente pasearemos por el barrio en bicicleta o veremos series en Netflix todo el día en pijamas.

Las chicas fueron a clases presenciales el jueves y viernes de la semana pasada y ahora siguen dos semanas de vacaciones de Pascua. Qué pasará después no lo sabe nadie… quieren seguir con clases presenciales en escenario B (con la mitad del salón), pero todo dependerá del famoso índice de contagio y planean hacer «Tests rápidos» dos veces por semana al personal y alumnado. No me quiero ni imaginar el caos que será hacer tests a 500 alumnos cada tres días. Lo mismo piensan hacer en las primarias, y para los chiquitines de kinder, los padres harán el test en casa. Ese es el plan, pero ya les contaré si al final de cuentas se pone en práctica o sólo queda en una idea loca más de esta pandemia.

El haber ido a la escuela dos días no fue suficiente para levantar el ánimo de nuestras hijas… siguen sin ganas de hacer nada, ni de cambiarse de ropa, ni de salir a tomar aire fresco… ya están hartas de todo! Y cada rato me dicen que no tienen motivación… para qué vestirse? para qué salir? para qué hacer las tareas si los maestros ni las revisan? Quiero llorar al verlas así… nada de lo que les digo les parece bien y no me quiero imaginar como estarán los niños y jóvenes que ya tienen más de un año en «home-schooling» en otros países como México.

Y el panorama no pinta nada bien… aquí los encabezados son alarmistas y pintan la «tercera ola» como la más mortal, la peor, la que saturará todos los hospitales, etc. No hay vacunas para abril y todavía siguen con los mayores de 80 años. Viajar en verano? Nadie quiere planear nada para no perder su dinero otra vez o para que les cancelen en el último minuto. Todo mundo en incertidumbre, sin perspectivas y con miedo, mucho miedo!

Ya veremos que nos depara esta primavera que de entrada empieza mal 😦

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