Casualidades y festividades
Mi reciente viaje a Monterrey estuvo lleno de casualidades y no me queda la menor duda de que Dios pone todo de una manera que no termina de sorprenderme.
Como bien saben, mis padres decidieron mudarse a un departamento en noviembre pasado. Tan pronto como supe la noticia pensé en viajar para ayudarles en lo que pudiera pero mi calendario estaba lleno de clases que no podía cancelar hasta Navidad. No me quedó más opción que viajar en el hueco que había disponible entre el último examen de español de la universidad y el nuevo inicio de clases en la escuela VHS.
Se acomodaban justo tres semanas… del 16 de enero al 5 de febrero. Busqué boletos y salieron bastante económicos por ser temporada baja. De ida viajaría vía Houston y de regreso por la ciudad de México. No me gusta viajar por Estados Unidos pero cuando el precio conviene, no pongo objeción.
Y ahora vienen las casualidades… justo en esas tres semanas coincidí con una tía que vive en Mérida, Yucatán y su nuera a las que tenía más de seis años de no ver, e incluso conocí a mi sobrino yucateco de 4 años. Increíble, no? Sin ponernos de acuerdo coincidimos más de una semana en mi ciudad natal y aprovechamos para ir a merendar, pasear por centros comerciales y convivir como nunca. Rara vez habíamos coincidido mi tía y yo en Monterrey y la última vez la había visto en Mérida durante nuestras vacaciones de verano en el 2013.
Además de los familiares, también coincidí con una amiga que desde hace 4 años vive en Nueva York y que desde entonces (o tal vez desde hace más años) no veía. Ella siempre viaja en enero a Monterrey para renovar su visa y como yo nunca viajo en enero, pues no había habido oportunidad de vernos. Ella estudió la misma carrera que yo y junto con otra amiga, las tres éramos inseparables. Y cuál no sería la casualidad que esa amiga en común está embarazada y pudimos asistir a un «baby shower» que otra ex-LSCA le organizó. Así tuve la oportunidad de ver a otras compañeras de la universidad que tenía años de no ver.
Sí, definitivamente este viaje estuvo lleno de fiestas y como si lo anterior no fuera suficiente, en esas tres semanas:
- mis padres celebraron su aniversario #48 el 28 de enero
- mi papá cumplió años el 31 de enero
- mis abuelos celebraron su aniversario #68 el 3 de febrero
Desde hace 18 años que vivo en Alemania que no había tenido la oportunidad de estar en esas fechas en Monterrey, así que fueron momentos muy especiales para mí.
Adicionalmente, me tocó estar en la reunión mensual de primos de mi mamá:
Y gracias a una amiga que los organizó, pude ver a mis ex-colegas de trabajo con los que fui a cenar unos deliciosos tacos:
Obviamente también pasé tiempo con mi hermano y su familia y con mis abuelos que ya rondan los 90 y que no sé si tenga oportunidad de volver a verlos. Dios quiera que sí!
Así que no solo fue trabajo con la mudanza, sino que tuve la bendición de pasar tiempo con la familia y amigos. Cargué mucha energía, comí delicioso todos los días y a todas horas y empecé a ver los preparativos de la fiesta de 15 años de nuestras hijas que ya esta programada para principios del próximo año, pero de eso les cuento la próxima vez!
P.D. Ah!!! Y se me olvidaba que hubo otra casualidad en mi viaje!!! En un supermercado un día cualquiera me topé con la primera mexicana que conocí en Alemania!!! Ella vive en Karlsruhe y tenía más de 10 años de no verla! Pero casualmente estaba en Monterrey visitando a sus padres y sin saber que las dos estábamos en la ciudad, coincidimos en un pasillo de Soriana!!!
VIVAN LAS CASUALIDADES!!!