Posada en tiempos de pandemia
Posada en noviembre? Así es, el fin de semana pasado se llevó a cabo nuestra tradicional posada que siempre se organiza para el segundo fin de semana de noviembre. Se le quedó el nombre de posada porque la primera vez si hubo cantos, ponche, regalos, pedimos posada con los peregrinos y hasta piñata.
Con el tiempo se ha convertido en un encuentro pre-navideño que si incluye intercambio de regalos, rifa de niño Dios y la virgen María y clima invernal 🙂 En esta ocasión nos reunimos en Wernigerode en la región montañosa del Harz entre Hannover, Braunschweig y Kassel. Las chicas organizadores reservaron dos noches en unas cabañas con sauna propio y las 20 asistentes se repartieron en tres cabañas, tocándole a la del medio ser el centro de reunión para la cena-baile del viernes y la tornaposada el sábado.
El plan estaba organizado para el año pasado, pero el hotel cerró por la pandemia y nos regresaron el dinero. Este año el hotel sólo permitía huéspedes vacunados y como todas cumplíamos con el requisito, nada ni nadie nos detuvo para celebrar la posada a pesar del alto número de contagios en el país.
Si no lo recuerdan, conocí a este maravilloso grupo de mujeres mexicanas en el encuentro de Kassel en el 2016 y desde entonces nos reunimos una vez al año en algún punto de Alemania… Wolfenbüttel, Siegen, Stuttgart y Hamburgo. El año pasado sólo nos vimos por Zoom 😦 por aquello del Coronavirus. Esta es la primera ocasión en que todas se quedaron mínimo dos noches y alcanzamos el récord de 20 asistentes.
El viernes llegaron algunas al mediodía para comer con las organizadoras y otras que habían llegado desde el jueves en un restaurante chino en Wolfenbüttel. El check-in era a las 4 de la tarde y a esa hora se integraron otras más directo en el hotel. La mayoría viajó en coche y un par en tren. A eso de las 6 de la tarde llegaron las últimas, justo a tiempo para empezar a preparar la cena: tacos de cochinita pibil! Ufff, que cosa más deliciosa.
A lo largo de la noche algunas se metieron al sauna, otras jugaron juegos de mesa, unas más se pusieron a bailar y el resto sólo platicaba de esto o aquello. Eso sí, risas y carcajadas se escucharon en cada rincón y a todas horas.
El sábado desayunamos juntas en el restaurante del hotel y al mediodía ya estábamos en el centro de Wernigerode para tomar un camioncito que nos llevaría al castillo de la ciudad. Lo recorrimos en pequeños grupos y por la tarde paseamos por el centro, donde tomamos vino caliente y compramos algunos souvernirs. El clima nos favoreció con un poco de sol y cielo medio nublado.
Llegando de nuevo al hotel descansamos un rato antes de arreglarnos un poco para la cena en el restaurante del hotel. Disfrutamos de un menú de 3 tiempos con vinito, intercambio de regalos, rifa del niño Jesús/virgen María, baile y mucha charla. A las 10:30 abandonamos el local para seguir con la tornaposada en la cabaña 534. Ahí repetimos el programa del día anterior con sauna, juegos, baile, risas y chistes. Una amiga nos enseñó la versión virtual del teléfono descompuesto con el que reímos hasta las lágrimas. Creo que jamás me había reído tanto como esa noche.
El domingo volvimos a desayunar en el restaurante y tuvimos una de las despedidas más emotivas, o quizá la más emotiva de estos casi 6 años. Después del discurso de una de las asistentes que nos dejó a todas con los ojos llorosos, nos dimos tiempo para despedirnos de cada una con un abrazo muy apretado y palabras llenas de cariño, apoyo y solidaridad. Simplemente hermoso!
Después de tantos meses de pandemia en donde no están permitidos los abrazos, aquí rompimos todas las reglas y nos abrazamos bien fuerte. Confirmamos una vez más que no sólo somos amigas, sino hermanas en la distancia. El destino nos ha unido por una razón y hemos creado un grupo único en el que cada una de nosotras aporta sus virtudes, sus talentos y su apoyo incondicional. La pandemia y el cáncer de una integrante del grupo, nos han unido más que nunca y no termino de dar gracias a Dios por haber puesto en el camino a mis queridas brujas, que se han convertido en una parte esencial de mi vida como migrante en este país.
Como dice este lindo poster „No es magia, es terapia“… en esto se ha convertido nuestro encuentro anual, en una terapia de amor, amistad, salud mental y buena vibra. La magia sucedió en el momento en que nos conocimos y desde entonces esa magia nos ha acompañado en las buenas y en las malas.
¿Qué porqué nos llamamos „Brujas“? Ese es un secreto, pero lo curioso es que Wernigerode se encuentra en el Harz, donde hace muchos pero muchos años se reunían las brujas cada 31 de octubre a despedir el verano y el souvernir más popular de la región es la bruja. Así que les regalé a cada una de las asistentes una brujita para recordar este encuentro y celebrar nuestro 5to aniversario.
Dios cuide y bendiga a cada una de las integrantes de este hermoso grupo y que el próximo año me vuelva a dar la oportunidad de pasar un fin de semana espectacular. Ah, porque ya tenemos equipo organizador y sede. Así que si Dios y la pandemia lo permiten, en un año volveré a reunirme con mis brujas para celebrar nuestra hermandad una vez más. Las quiero mucho!
P.D. Muchas gracias al comité organizador, a las anfitrionas de la cabaña 534, a la que hizo el hermoso collage de reuniones, a la del discurso de clausura, a la que me llevó a Wenigerode, y a todas por haber hecho de este encuentro una experiencia digna de recordar y de llevar por siempre en el corazón! GRACIAS!!!