El diario personal de una mujer, mexicana, migrante y mamá que vive en Alemania… sus experiencias, sus anécdotas y sus opiniones!

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… se abre una ventana

Esta entrada es la continuación de «Cuando se cierra una puerta» que escribí hace un par de semanas y que apenas tengo tiempo de completar. Es increíble como pasa el tiempo, pero no quiero dejar la entrada a medias porque esta segunda parte es muy importante 🙂

Después de la mala noticia de que no podría dar clases de español o informática en ninguna escuela secundaria alemana me puse muy triste. Tampoco es que llegara a la depresión pero si me afectó y tuve que hacerme a la idea de que si quería un trabajo, tendría que ser de otra cosa porque como ya lo he escrito en otras ocasiones, esto de dar clases de español por honorarios está bien como «hobby» pero no para tener un ingreso estable y seguro.

Así que un día me puse a leer los anuncios de empleo en el periódico local de la ciudad y vi uno que me llamó la atención. No crean que fue el primero, este año apliqué a más de 10 anuncios como «informática» sin ninguna respuesta positiva, ni siquiera invitándome a una entrevista.

En fin, el puesto era de una empresa de software para soporte al cliente y capacitación. Ambas tareas eran parte de mi trabajo como consultora hace algunos años, así que decidí enviar mis papeles sin pensarlo mucho.

Al día siguiente me invitaron a una entrevista con el dueño y director de la empresa. Las oficinas están a 15 minutos en coche de la casa en una antigua escuela primaria. La entrevista duró una hora y me fue mucho mejor de lo que esperaba, así que me invitaron a una segunda con el que sería mi colega directo y que hace el mismo trabajo que tendría que hacer yo.

Así que una semana después lo conocí y junto con el director, me entrevistaron nuevamente para saber detalles más específicos sobre mi experiencia y conocimientos de informática. Lo más increíble de todo, fue que para ambos mi pausa de 16 años no era un impedimento para el puesto, ni tampoco mi alemán no perfecto.

Y para mi grata sorpresa, unas horas después de la entrevista me llamaron por teléfono para avisarme que a partir de enero 2021 seré parte del equipo de trabajo de la empresa. Ya firmé el contrato, así que es oficial 🙂 Vuelvo a mi profesión después de una larga pausa y dejo las clases de español por completo.

Como es costumbre, tengo un período de prueba de 6 meses en el cual trabajaré 4 días a la semana para después pasar a tiempo completo. La empresa desarrolla software para los ayuntamientos de ciudades en toda Alemania, específicamente en tema de permisos de construcción y licencias de manejo. Por el momento no es posible viajar mucho y gran parte del soporte y la capacitación se hacen «en-línea», pero no queda descartada la posibilidad de viajar si es necesario.

Ya les iré contando como me va en esta nueva etapa profesional que implicará grandes cambios a mi horario de trabajo, dinámica familiar y tiempos de ocio 🙂 Pero creo que es el momento indicado ya que las chicas son adolescentes e independientes y ya era hora de volver al área que estudié y que me encanta 🙂

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Semana 33- 2do «lockdown»

Hoy entra en vigor en Alemania el segundo «lockdown», descrito por la canciller Merkel como «suave» o «ligero» porque no incluye al comercio como en el del pasado marzo.

Está planeado sólo para el mes de noviembre, pero sinceramente creo que como sucedió en Marzo, lo irán alargando y alargando porque el panorama no es nada alentador. Aunque todavía no están llenos los hospitales ni el número de muertos es parecido al de marzo, se están preparando para cifras peores 😦

¿Qué estará cerrado?

  • Restaurantes, bares y discotecas
  • Gimnasios, lugares de masajes, piscinas, estudios cosméticos, etc
  • Hoteles para turistas
  • Museos, cines, salas de conciertos, parques de diversiones

Queda prohibido:

  • realizar actividades deportivas en grupo
  • reunirse más de dos familias (máx. 10 personas)

Así que a nivel personal en el mes de noviembre, se cancelan:

  • las clases semanales de ballet y hip hop de las chicas
  • reunión semanal con el grupo de tiro de mi marido
  • mis cursos de español en la VHS
  • la reunión anual con amigas mexicanas
  • las actividades de scouts y grupos juveniles

Curiosamente esta semana se publica el libro digital «Migrantes en cuarentena» que incluye algo que escribí en mayo: «Mis sentimientos en tiempos de Coronavirus». Ahora mis sentimientos son los mismos pero elevados a la 5ta potencia. Sigo molesta, preocupada y estresada.

A diferencia del «lockdown» de marzo, cuando apenas empezaba la primavera, esta vez toca en otoño cuando los días se vuelven más cortos, grises y fríos. Ahora no será posible hacer muchas actividades al aire libre y el estado de ánimo de la gente va a la baja 😦

De momento las escuelas permanecen abiertas pero ya hay planes de nuevas restricciones dependiendo del número de casos en cada ciudad. En nuestro estado Bajo Sajonia, en donde haya más de 50 casos por 100,000 habitantes será obligatorio el uso de mascarilla en clase, y si hay 100 casos se volverá al plan de reducir los grupos a la mitad, tomando clases una mitad mientras la otra se queda en casa y alternando por semana.

¿Qué pasará con la navidad? No quiero sonar demasiado pesimista, pero seguramente será una navidad muy triste y solitaria. Sólo con la familia sin mercados de navidad, ni fiestas con amigos o colegas, ni misa con la tradicional representación del nacimiento de Jesús.

Así que no me queda más que estar agradecida por los 47 años que viví a.C. (antes del Corona) y que disfruté tanto entre viajes, fiestas y reuniones familiares. Gracias porque mis hijas disfrutaron una niñez llena de tradiciones, vacaciones y festividades. Claro que d.C. (después del Corona) algún día volveremos a viajar, a celebrar con amigos y familiares y a reírnos de este mal año que nos tocó vivir. Pero definitivamente no será igual…

Las tiendas siguen abiertas pero ni ganas de salir a comprar, para qué? La crisis económica que se ve venir no tendrá precedente y más vale ahorrar para el futuro. Me da mucho pesar que tantos negocios como restaurantes y museos tengan que permanecer cerrados después de haber invertido tanto para cumplir con las reglas de «sana distancia» e higiene. Ya veremos cuantos sobreviven este segundo «lockdown» 😦

En mi caso me podré a hacer ejercicio en casa y a estudiar alemán para mejorar mi escritura en este idioma que todavía no domino. ¿Para qué? A pues sigue pendiente la entrada de continuación al «Cuando se cierra una puerta…», pero la próxima semana les cuento…

Cuidense mucho y ya veremos que novedades trae esta semana con las elecciones en Estados Unidos 🙂

Semana 22- Quiero despertar

Ya son cinco meses viviendo en esta pesadilla llamada coronavirus… fue un 13 de marzo cuando decidieron cerrar las escuelas y pocos días después cerraron tiendas y restaurantes. Al poco tiempo también cerraron las fronteras y poco a poco la gente fue cancelando eventos, fiestas, viajes, paseos, etc. Desde entonces debemos usar mascarilla en lugares públicos y comencé a contar las semanas que ya completan una veintena.

Cuando parecía que todo volvía a la normalidad, empieza a aumentar el número de contagios en Europa, y en América las cifras no son nada alentadoras. Esto ya parece la historia sin fin y creo que en los próximos meses las cosas no mejorarán.

La semana pasada estuvimos de vacaciones en la región vitivinícola del río Rin y fue muy triste observar que los restaurantes y tiendas estuvieran vacíos. De regreso a casa tomamos el tren y a pesar de ser temporada alta el tren también venía casi vacío. Deprimente 😦

Quiero mi mundo de vuelta, ese del 2019 sin coronavirus, mascarilla, cuarentena, miedo ni sana distancia.

Quiero mi mundo caótico, lleno de turistas por doquier. Japoneses tomando fotos, latinos probando cervezas alemanas, europeos disfrutando Cancun, australianos visitando safaris africanos!

Quiero mi mundo lleno de gente con niños corriendo en las calles y parques, grupo de jóvenes paseando por centros comerciales, ejecutivos visitando congresos internacionales.

Quiero mi mundo goloso con restaurantes llenos y bares a reventar. Con risas, bandas en vivo, copas brindando y porqué no, uno que otro borracho armando trifulca.

Quiero mi mundo desvelado con discotecas que no cierran, donde jóvenes bailan y se divierten hasta el amanecer.

Quiero mi mundo sudoroso con deportistas en gimnasios, carreras, competencias y partidos de todo tipo. Y también quiero el público que aplaude, brinca y se emociona con cada gol, medalla y logro alcanzado.

Quiero mi mundo con el cielo tapizado de aviones que llevan gente de un lado a otro, sea por negocios, vacaciones, visitas familiares, intercambios estudiantiles y mil razones más.

Quiero mi mundo consumista con tiendas llenas de gente probando nuevas prendas, escogiendo muebles o electrodomésticos, autos o bicicletas.

Quiero mi mundo fanático que asistía a estadios para apoyar a su equipo favorito, que hacía la ola y portaba la camiseta con orgullo.

Quiero mi mundo ruidoso donde la música no paraba en conciertos de todo tipo. Desde música clásica hasta rock, con cantantes famosos y otros en camino al estrellato, con el público coreando, con encendedores, aplausos y gritos de emoción.

Quiero mi mundo impaciente que esperaba haciendo filas en parques temáticos, cines y festivales. Para cruzar una frontera o para tomar un avión en el aeropuerto.

Quiero mi mundo loco por el arte, por conocer iglesias, museos y ruinas en todo el mundo. Por visitar exposiciones de fotografía, pintura, escultura o conocer libros nuevos a través de sus autores.

Quiero mi mundo creyente en tantas religiones que visitaba iglesias, mezquitas y templos alrededor del mundo. Con tantas peregrinaciones, celebraciones religiosas y eventos para unir comunidades en oración.

Quiero mi mundo trabajador que producía, construía y generaba trabajo para millones de personas que sostienen familias grandes y pequeñas. Ese mundo que no imaginaba que un virus pudiera poner su trabajo o negocio en riesgo.

Quiero mi mundo fiestero que no necesitaba razón específica para organizar una reunión, carne asada o fiesta. Quiero que la gente vuelva a celebrar bodas, bautizos, aniversarios con amigos y familiares. Que se celebre la fiesta de la cerveza, del tomate y del carnaval! Aquí, allá y más allá!

Quiero un mundo sin tanto desinfectante ni mascarilla para volver a ver sonrisas y escuchar con claridad lo que la gente me dice.

Quiero que alguien me pellizque y así despertar de una buena vez de esta pesadilla que se llevó mi mundo imperfecto pero con esperanza.

Quiero que alguien devuelva la cinta al punto donde estaba el primer contagio y evitar toda esta pandemia que parece no tener fin y que desencadenará consecuencias económicas, políticas y sociales sin precedentes 😦

Sueno pesimista? Si, pero necesito desahogarme para no enloquecer. Sé que no puedo devolver el tiempo y que nuestro mundo no volverá a ser el mismo que antes. Doy gracias a Dios por haberme permitido vivir 46 buenos años antes del coronavirus, en el cual viajé sin preocupaciones, conocí lugares increíbles y disfruté la vida sin restricciones ni cuarentena.

Ya veremos como nos va con el inicio de clases, con los mercados navideños y con lo que falta del año. Y yo que pensé que el 2020 sería un año extraordinario por su número y vaya que lo está siendo!

Se llegó el día!

Sí, precisamente hoy que celebro mi cumpleaños número 47 se llegó el día en que mis hijas me pasaron de estatura! Exacto, no sólo la mayor sino también la «chiquita» que la próxima semana cumple 14 años.

Obviamente sabía desde un principio que este día llegaría, pues en México tengo una estatura promedio, pero aquí soy «bajita» y aunque mis hijas no serán demasiado altas, creo que si alcanzarán la estatura promedio pero alemana.

No sé si fue la cuarentena o simple casualidad que en estos meses se pusieron a crecer rapídisimo. Primero fue en peso (estaban por debajo del límite inferior para su edad) y después en estatura. Se nota en la ropa que deja de quedarles y en la ropa que tienen que comprar, que ya no encuentran en el área de niñas sino en la de adultos, y no necesariamente XS.

Y esa es la ley de la vida… los hijos crecen y en un par de meses me verán hacia abajo como yo las veía hasta hace poco. Calzamos de momento todas el mismo número y pueden ponerse mis camisetas sin problema. Los pantalones no, pero chaquetas, vestidos o blusas sí. No es que quieran ponerse mi ropa, pero de vez en cuando necesitan algo y lo toman prestado.

Cómo pudieron darse cuenta en el título, esta semana hice pausa de la cuenta de semanas con el Coronavirus. Cuatro meses desde que empezó la cuarentena y aunque ya hemos vuelto prácticamente a nuestra rutina, todavía hay algunas restricciones y la vida «normal» todavía se ve lejana.

Y volviendo al tema de las hijas, hace 2 años las bicicletas que tenían les quedaron pequeñas y el año pasado no alcanzaban con seguridad las de adulto por lo que decidimos esperar. Finalmente esta primavera eligieron sus nuevas bicicletas y justo a tiempo, porque de momento hay una sobredemanda y están tardando mucho en llegar. Las suyas llegaron la semana pasada y están felices! Claro, son más grandes que la mía! Y aunque me encantaría dar una vuelta en ellas, los pies no me llegan al suelo 🙂

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Todas unas señoritas, mi mejor regalo de cumpleaños! Doy gracias a Dios por tantas bendiciones recibidas a lo largo de mi vida y por permitirme celebrar con la familia y amigas. Poco a poco han levantado las restricciones de reunión, así que iré a almorzar con unas amigas y esta tarde vendrán otras a merendar en dos turnos diferentes. El viernes celebraré con mis amigas latinas y habrá hasta piñata. Claro, sólo puedo invitar a nueve pero es un buen número para divertirnos aunque no haya abrazos ni besos de felicitación.

 

 

 

Retomando un antiguo pasatiempo

De niña y adolescente toqué el piano por muchos años, hasta que los deberes de la escuela no me dejaron tiempo para practicar y lo dejé de una y para siempre.

Bueno, eso creía yo… mi piano se quedó en Monterrey y no me había vuelto a interesar tocarlo, incluso cuando nuestra pequeña hija empezó a tomar clases de piano. Para practicar, el abuelo Martin nos pasó un viejo teclado y ni por error, pensé en volver a intentar alguna pieza.

Pero en estos días de cuarentena con tanto tiempo libre, volví a pensar en una idea que el año pasado me había estado rondando la cabeza. Y si compramos un piano? Al comentar mi idea con la familia, nuestra hija mayor comentó que le encantaría aprender a tocarlo. Y bueno, ya con dos personas interesadas en la familia y con una que ya tiene conocimientos, qué seguía?

Pues comprarlo! Ese mismo día lo busqué por internet, comparamos precios con un distribuidor local y se pidió! Llegó a los tres días y entre mi hija y yo lo instalamos sin perder tiempo.

Es un piano digital marca Yamaha de color blanco. Se puede conectar a mi iPad donde tengo una aplicación llamada Flow Key con la que puedo volver a reaprender lo que bien aprendí de chica y practicar piezas más modernas. Estoy fascinada con mi nuevo pasatiempo.

Además de relajarme, me ayuda a ejercitar mis neuronas porque eso de tocar con las dos manos al mismo tiempo es bastante complicado cuando no sé es joven y bello y se tienen 30 años sin práctica.

Victoria ha demostrado verdadero interés en tocarlo y a pesar de tener conocimientos2EA7B27A-4FBB-410F-A505-854E13F97F94_1_105_c elementales para leer las notas, está intentando sacar una pieza bastante complicada: River flows in you. Y cada nueva sección que practica se la aprende de memoria!!! La mía ya no da para tanto y tengo que seguir una partitura.

Cada día invierto al menos una hora en el piano y es increíble lo rápido que se pasa el tiempo! Obviamente he comenzado con versiones sencillas de canciones como «Perfect» de Ed Sheraan, «Hijo de la Luna» de Mecano y ahora estoy con «Corazón Partío» de Alejandro Sanz. No hay prisa por tocar en conciertos, pero si tengo como meta al menos llegar a tocar piezas como «Para Adelina» que llegué a tocar de adolescente. Ya veremos…

 

 

Semana 9 – Salida a restaurante

He decidido cambiar el nombre a esta entrada y las siguientes porque ya no estamos en cuarentena y poco a poco volvemos a la normalidad. Pero como seguimos con medidas de higiene, limitaciones para reunirnos, salir y viajar, además de que apenas comienzan las consecuencias del «Shut down», pues ahora seguiré enumerando las semanas hasta que al menos, ya no sea necesario usar mascarilla en lugares públicos. Veremos cuántos meses dura esta medida que realmente me atormenta porque no me gusta usarla, siento que me asfixio, extraño las sonrisas de la gente y no entiendo cuando la gente habla porque estoy medio sorda y acostumbro a leer un poco los labios. Grrr!

Esta semana mis hijas no fueron a la escuela y continuaron con tareas y algunas conferencias virtuales. Pero el viernes salí por primera vez a una cafetería, yupi!!! después de dos meses de no pisar una, me reuní con una chica de Chile que está de intercambio y a la que le enseñe alemán el año pasado. La experiencia no tiene nada que ver con lo que era ir a tomar un café antes 😦

Primero que nada hay que entrar al local por una puerta en particular con mascarilla puesta. La mitad de las mesas con sus sillas estaban acordonadas y había que llenar un formulario con todos tus datos personales. (¿Y qué pasó con todo el rollo del miedo a la protección de datos de los alemanes? Mejor ni opino.) En caso de enterarse de algún contagio, podrán contactarte. Después de pedir y obtener nuestros cafés y pastelitos, nos sentamos en una de las pocas mesas y nos quitamos los cubrebocas. Cada que se desocupaba una mesa, un chico pasaba a desinfectarla. Han reducido el personal al máximo para evitar contagios y también la oferta de pan y pasteles era bastante precaria 😦

El sábado fuimos mi marido y yo a un restaurante a cenar para celebrar nuestro aniversario de bodas. También tuvimos que entrar al local con mascarilla y la mitad de las mesas estaba clausurada. Los meseros llevan puesto cubrebocas todo el tiempo y si necesitas ir al baño, también tienes que ponértelo. El restaurante se especializa en carne de res y todo estaba exquisito. Había gente y la pasamos muy bien. Al final se acercó el dueño a preguntarnos cómo había estado todo y nos contó un poco de la situación en el sector gastronómico. Estando el restaurante cerrado al público, ofrecieron servicio a domicilio que fue apoyado por clientes frecuentes y el gobierno otorgó ayuda financiera para los gastos fijos. Es ahora cuando realmente viene el problema porque ya no hay ayuda del gobierno y no tiene el restaurante lleno como acostumbraba. Además de la crisis que se viene para todos que hará que la visita a un restaurante de este tipo sea más esporádica 😦

Hoy es nuestro aniversario de bodas #18 y nuestro plan era viajar el próximo jueves a Holanda mientras nuestras hijas asistían a un campamento de los Scouts. Ambos planes fueron cancelados y nos quedaremos en casa para variar. Si Dios quiere, nuestro viaje lo realizaremos en Septiembre cuando el hotel vuelva a abrir. El viaje consistía en 4 días en un hotel Wellness con aguas termales, masajes y cenas románticas incluidas. Ojalá todo esto sea posible en el futuro y no terminemos perdiendo el dinero, ya que no quieren devolverlo.

La novena clase empieza clases presenciales hoy en nuestro Estado (Niedersachsen), pero como el salón de nuestra hija fue dividido en dos y ella está en el grupo B, irá a la escuela la próxima semana. De esta forma solucionaron el problema de la «sana distancia» con grupos de 30 alumnos. Una semana asiste el grupo A a clases mientras el B recibe tareas, y la siguiente semana al revés. Así hasta que salgan de vacaciones a mediados de julio. Ya les contaré qué tal funciona.

Así las cosas por estos rumbos. Cuídense mucho y hasta la próxima!

 

Tiempo de cambios

A veces me pregunto ¿qué no ha cambiado con esta crisis del Corona? Acaso hay alguien en el mundo que esté viviendo como antes de la llegada del virus a nuestra vida? Y estos cambios, llegaron para quedarse?

Será difícil enumerar los tipos de cambios que hemos tenido que afrontar este año, pero lo intentaré…

– Cambio de rutina.

Lo primero que cambió fue nuestra rutina al no poder salir. Mucha gente cambió de lugar de trabajo al quedarse en casa haciendo «home-office» y los niños tuvieron que aprender/jugar en casa al no poder ir a la escuela, jardín de niños o guardería. Tuvimos que encontrar otras maneras de pasar el tiempo libre al no poder ir al cine, al teatro o al gimnasio.

– Cambio de planes.

Después vinieron las cancelaciones de conciertos, exposiciones y ferias. Al cerrar fronteras y hoteles, tuvieron que cancelarse o posponerse las vacaciones. Y miles de eventos como bodas, fiestas de cumpleaños y familiares tuvieron que cambiar de formato o simplemente programarse para los siguientes meses. Un primo se iba a casar en Junio, y ahora lo hará en Marzo del 2021. Y cómo ese caso, hay miles!

Las vacaciones de Semana Santa y Pascua se pasaron en casa y no pudimos visitar a los abuelos como era costumbre. Nuestro viaje de aniversario de bodas tendrá que hacerse en un futuro próximo porque el hotel está cerrado. Pero estos cambios son menores en comparación con aquellos estudiantes que tuvieron que cancelar su intercambio en el extranjero, o aquellos que no han podido mudarse a esa nueva ciudad donde les esperaba un nuevo trabajo. Muchas visas y permisos de trabajo/estudio están por terminar y no sé sabe qué pasará.

– Cambio de rituales.

Lo primero fue lavarse y desinfectarse las manos, luego la «sana distancia» entre personas, para recientemente obligarnos a usar mascarilla al hacer compras o usar el transporte público. Rituales de higiene y precaución que no sabemos cuánto tiempo nos acompañarán en nuestra vida diaria.

Muchas cosas fueron posibles gracias a la tecnología como el trabajo o la escuela, pero también conciertos, servicios religiosos o reuniones con amigos. Después de la crisis, tal vez se pueda ahorrar en reuniones de trabajo al hacerlas virtuales, y porqué no, quizá muchas citas de todo tipo puedan sustituirse con el teléfono o la videoconferencia.

Ir al médico, a la peluquería o al supermercado ya no es lo mismo. Las salas de espera tienen pocas sillas y ni siquiera hay revistas para entretenerse. En las entradas de las tiendas hay control para no sobrepasar el número de personas permitidas dentro de las instalaciones. Seguramente el ir a un restaurante, al cine o a un museo tampoco será lo mismo que antes 😦

Y lo peor, cuando alguien muere en estas semanas no tiene un funeral como antes. Se limita el número de personas, y nada de misas o reuniones con familiares o amigos. El hermano de mi papá falleció hace unos días y fue más triste de lo que ya suponía perder a un familiar cercano. Terrible 😦

– Cambios económicos.

Y aquí vienen las consecuencias que se quedarán un rato… Mucha gente ha perdido su empleo o negocio, otros han visto su sueldo reducido porque hay menos trabajo o recibe menos ingresos (como yo) porque no se pueden sustituir o reprogramar las clases o actividades.

Además, los precios de casi todo va en aumento. Desde productos básicos en el supermercado hasta muebles, ropa, etc. Es un hecho que lo que sigue será una crisis económica fuerte, muy fuerte y desgraciadamente a algunos países les tocará peor que a otros.

– Cambios en la naturaleza.

El mundo ha dejado de contaminar por un rato, las ciudades típicamente llenas de turistas lucen vacías igual que las playas, bosques y arrecifes. ¿Qué ha pasado? Pues la naturaleza ha aprovechado este tiempo y los animales, los árboles y el mar han cambiado también. Ojalá esta crisis nos haga tomar conciencia del daño que hasta ahora habíamos ocasionado y que con el paso del tiempo no volvamos a cometer los mismos errores.

– Cambios personales

Y definitivamente esta crisis ha puesto a prueba nuestra forma de vida, desde el trabajo, la escuela y las rutinas hasta las emociones, los valores y las relaciones personales. Me sorprendió ver cuánta gente contaba lo positivo que era pasar tiempo con sus hijos, tener tiempo para sí mismo o para dedicarlo a arreglar cosas en el hogar. Y de pronto había tiempo para conectarse con la familia de nuevo.

Ojalá en este aspecto hayamos aprendido la lección y los valores descubiertos y puestos en práctica durante estos meses no se desvanezcan entre las prisas, el estrés y el consumismo que dominaban a la sociedad desde hace años.

Los optimistas sueñan con un mundo mejor después de esta crisis. Mis sueños no llegan a tanto, pero sí espero que cada uno de nosotros tome una o varias cosas positivas de este tiempo tan difícil para crecer como persona y como sociedad.

Al buscar una linda frase sobre el cambio me encontré esta imagen que describe a la perfección lo que deseo y espero para el futuro…

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7ma semana de cuarentena

Y seguimos en casa, sin clases y yo sin trabajo. Todo parece indicar que esta semana habrá novedades en la VHS de mi ciudad y sabré si vuelven las clases de español o no.

El 30 de abril hubo anuncios del gobierno para relajar algunas medidas restrictivas, pero nada espectacular. A partir de hoy abren las peluquerías, museos, zoológicos y parques infantiles. Obviamente con estrictas medidas de higiene y manteniendo la distancia de 1.5 metros entre personas. De gastronomía y turismo, nada! El 6 de mayo se harán nuevos anuncios y veremos si ya nos dejan salir y tener más libertades.

Esta semana:

  • las chicas tuvieron muchas tareas y la pequeña participó en su primer videoconferencia. Le dio muchísimo gusto ver a sus compañeros de clase aunque fuera sólo en pantalla. Ambas están ocupadas toda la mañana y algunos días, incluso por la tarde con deberes y lecciones.
  • el martes tuvieron cita de control con el ortodoncista y yo el jueves con el urólogo. Poco a poco los consultorios vuelven a la normalidad, eso sí con espacio entre las sillas en la sala de espera, uso de tapabocas y desinfectante.
  • el viernes 1 de mayo fue día feriado y el jueves que fui al supermercado había muchísima gente y volví a encontrar anaqueles vacíos.
  • compramos bicicletas nuevas para las chicas que desde hace dos años no tenían. El año pasado todavía no alcanzaban las de adulto y sus bicicletas les quedaban pequeñas. Con suerte, llegarán a finales de mayo. Urgen para salir a pasear por los alrededores y disfrutar del buen tiempo mientras se ejercita el cuerpo.
  • y compramos un piano! De niña toqué muchos años y ahora me han dado ganas de volverlo a hacer. Por otro lado, Victoria tiene mucho interés en aprender y como parece que será un verano sin vacaciones, tendremos tiempo para practicar 🙂

Siguen las reuniones virtuales, los seminarios para aprender a dar clases online y la incertidumbre de no saber cuánto más durará todo esto. El fin de semana hubo protestas en algunas ciudades del país en contra de las restricciones y poco a poco se siente el el cambio de ánimo en toda la gente. Al preguntarle a mis alumnos cómo están, ya ni responden. Y si insisto, las respuestas nunca son «bien» o «muy bien» como antes.

Confío en que el miércoles haya buenas noticias y tengamos un día de las madres el próximo domingo con un poco más de certeza sobre mi trabajo, las vacaciones de verano y el contacto social. Ya les contaré!

 

Mis sentimientos en tiempos del Coronavirus

Querido Diario:foto

Esta semana me llegó una imagen que me hizo reflexionar sobre cómo recordaré esta crisis en el futuro. Y cómo tengo tan mala memoria he pensado en escribir sobre mis sentimientos y pensamientos en estos días, por un lado para poder leerlos en un par de años y por otro para desahogarme un poco.

Estamos a punto de cumplir 7 semanas de cuarentena, tiempo en el que no podemos reunirnos con gente, ni ir a un restaurante ni salir de vacaciones. La montaña rusa de sentimientos ha pasado por un poco de todo, pero creo que hoy puedo resumirlos en cuatro:

Molesta

Sí, me siento molesta con los medios, con los chinos y con los políticos. No estoy de acuerdo con muchas decisiones que se han tomado en Alemania y en otros países. Claro, yo no soy política y quizá mis ideas también estén equivocadas, pero desgraciadamente mi grado de enojo va en aumento y he decidido dejar de leer por completo las noticias para no alterar más mi estado de ánimo. Creo que los medios han causado una paranoia terrible, los chinos ocultaron información por alguna razón aún desconocida (aunque hay muchas teorías) y los políticos han reaccionado drásticamente llevándose de encuentro la economía, la paz social y la libertad.

En un principio, acepté las medidas porque decían que querían evitar el colapso en los hospitales y aplanar la curva de contagios. Y ahora parece que esperan a que no haya ningún contagio para poder volver a la normalidad. Será eso posible? En Alemania hubo regiones que nunca tuvieron hospitales llenos y aún así, seguimos en cuarentena.

Ya empiezan a oírse voces críticas y sólo el tiempo podrá decirnos si las decisiones tomadas fueron las correctas o las mejores. Obviamente sé que nunca conoceremos el panorama bajo otras decisiones, porque lo hecho hecho está y no habrá vuelta atrás. Simplemente tendremos que vivir con ellas y si bien nos va, aprender para no volver a repetirlas.

Preocupada

Dejando a un lado mi enojo, lo que sigue es una preocupación constante. Me preocupa la situación de miles de empresarios a punto de perder sus negocios, de millones de empleados cuyo trabajo está en la cuerda floja, de muchas familias estresadas y la incertidumbre de no saber cuándo terminará este espiral de malas noticias.

No me preocupa lo que mis hijas han dejado de aprender por no ir a la escuela, pero sí me preocupa la falta de contacto social. Deseo que vuelvan a la escuela para que vean a sus amigas y tengan contacto real con personas de su edad. Chatean por Whatsapp, pero no me hago a la idea que pudieran seguir otros 3 meses (incluyendo las vacaciones de verano) sin convivir con otras personas que no sean sus padres.

Y me preocupa demasiado la situación de los viajes. No, no para ir de vacaciones a la playa… sino para ver a mi familia en México. No tengo idea si nuestro plan de ir en diciembre pueda cumplirse, pero me preocupa que por alguna razón tuviera que ir a México y no poder hacerlo por falta de vuelos o fronteras cerradas. Eso sí me quita el sueño.

Estresada

Molesta, preocupada y muy estresada! Estar en casa sin saber si podré volver a dar clases este semestre me pone de mal humor. Estoy intentando convencer a mis alumnos de tomar clases en línea, pero no tengo apoyo de la escuela y algunos alumnos se niegan a aprender español en la computadora.

Soy una persona muy social y el no poder salir con amigas me está consumiendo. Hacemos reuniones virtuales y les llamo por teléfono, pero no es lo mismo. Y eso de no saludar a la gente, andar con mascarilla en el supermercado, no acercarse a otras personas y no poder visitar a la familia no es lo mío. Y me estresa no saber cuándo podremos volver a abrazarnos sin preocuparnos de un posible contagio.

Mientras escribo estas líneas me dan ganas de llorar. En qué momento llegamos a una situación tan desoladora, tan triste y tan incierta. Ni en la peor de mis pesadillas podría haber imaginado una vida así. Y claro, hay muchos optimistas que opinan que esto pasará y volveremos a abrazarnos, y a viajar, y a ser como antes. Cuánto me gustaría ser de esas personas, pero a mí el optimismo me abandonó hacer algunas semanas.

Pero bueno, no todo es negativo. Y aquí viene el lado positivo de mis sentimientos… no es el optimismo, ni la esperanza, ni la fé lo que me mantiene al pie del cañón. Lo que me ayuda cada día a levantarme temprano y mostrar una sonrisa (siempre y cuando no tenga cubrebocas puesto) es la GRATITUD.

Agradecida

Todos los días doy gracias a Dios, a la vida y al destino por vivir esta crisis en una situación privilegiada y me siento afortunada de contar con muuuuuchas cosas que permiten hacer más llevadero el día a día.

-Primero que nada, agradezco que no vivo sola. Tengo una familia con la cual puedo disfrutar de un paseo por el barrio, ver una película o cocinar un platillo nuevo. Mi marido y mis hijas me hacen compañía y pido a Dios por todas esas personas que viven solas que seguramente la están pasando mucho peor.

– Tendré mis achaques pero soy una persona sana y agradezco por mi salud y la de mi familia. Vivir estos tiempos en un hospital, con un transplante pendiente, con una discapacidad grave, con cáncer, diabetes o cualquier otra enfermedad es simplemente aterrador y pido a Dios por todas esas personas para que puedan sobrellevar su situación de la mejor manera en estos  momentos.

-Gracias por que vivo en una casa con jardín y terraza. Vivo en un barrio tranquilo y una ciudad pequeña donde esta permitido salir a la compra, caminar por el bosque y disfrutar la naturaleza. Vivir en un departamento sin poder salir a la calle como en las grandes ciudades de España debe ser terrible. Peor aún la están pasando los que ni siquiera tienen un lugar donde dormir 😦

-En tiempos tan complicados para muchas profesiones, debo agradecer que mi esposo trabaja en una pequeña empresa cuyos clientes pertenecen a industrias «básicas» como la de alimentos o farmacéutica. De momento todos los empleados conservan su trabajo y tienen proyectos suficientes. No podría imaginar el escenario si trabajara en la industria áerea como muchos de nuestros vecinos, de turismo o gastronomía.

-Agradezco que en este momento mis hijas sean adolescentes, sí una etapa difícil pero buena para comprender lo que está pasando. Son independientes y no tengo que entretenerlas ni explicarles sus deberes escolares. Tampoco están en grados superiores que pusiera en peligro el pase a la universidad o encontrar un trabajo.

– Gracias a Dios, la tecnología hoy en día nos permite estar en contacto con nuestras familias en el extranjero, con amigos y colegas. Hubiera pasado esto hace 30 años, saber de mis padres o hermanos sería prácticamente imposible.

-Quién iba a saber que mi estancia en México en enero sería quizá la última sin preocupaciones al viajar en avión, a reunirse libremente en restaurantes y pasear sin cubrebocas. Hoy más que nunca me alegra haber estado en Monterrey tres semanas, porque no sé cuándo volveré y bajo cuáles circunstancias.

– Igualmente agradezco las oportunidades que tuve en el pasado de viajar en crucero, de tener a mi familia mexicana en Alemania, de estudiar en el extranjero, de trabajar en diferentes países del mundo, de conocer paraísos turísticos, de enseñarles a nuestras hijas otras culturas, de disfrutar el planeta sin preocupaciones ni limitaciones. Sólo Dios sabe cuándo será posible todo eso.

Cada quién tiene su forma de sobrellevar esta crisis tan horrible y le pido a Dios para que nos de fortaleza para afrontar lo que viene. A unos países la crisis le pegará más duro que a otros, pero definitivamente vienen tiempos difíciles para todos. Ojalá en un par de años pueda leer esta entrada y decir que no fue tan grave como pensaba. Ojalá!

Sigo pensando que la vida es bella y hay que aprender a disfrutarla bajo estas circunstancias tan complejas y llenas de incertidumbre. Mi mantra cada mañana es «Me concentro en mi ahora y en mi aquí». Así que a vivir cada día como si fuera el primero, el último y el único. Ya mañana Dios dirá…

Agradecida por poder escribir estas líneas en un día solado de primavera, se despide

Mariposa Migrante.

 

6ta semana de cuarentena

No estaba segura de seguir llamando esta semana «cuarentena», porque algunas restricciones se han eliminado, pero dado que todavía no hay escuela, ni podemos tener contacto social, ni tener una vida con las libertades que disfrutaba hasta antes del 13 de marzo, he decidido seguir con la cuenta de las semanas de cuarentena.

Durante esta semana hubo algunos cambios, como por ejemplo:

  • a partir del 20 de abril abrieron las tiendas con espacio menor de 800m2, las bibliotecas y zoológicos. Las medidas de precaución siguen y en todas los lugares se acepta a un número determinado de personas dentro del establecimiento.
  • nuestras hijas empezaron el llamado «home learning» a partir del 22 de abril, que consiste en aprender en casa en horario escolar. Ahora los profesores envían más material y tareas que son obligatorias. Desgraciadamente el servidor de la escuela no estaba preparado para tantos alumnos y tuvieron muchísimos problemas técnicos que esperan solucionar la próxima semana.
  • se cancelaron grandes eventos como el Oktoberfest en el sur de Alemania, las fiestas de San Fermín en España y el maraton de Berlín.
  • poco a poco algunos Estados impusieron el uso de cubrebocas para finalmente anunciar que a partir de hoy es obligatorio llevarlo en todo Alemania en tiendas comerciales y transporte público. Nosotros ya tenemos los nuestros 🙂

Así que ya se empieza a ver un poco la luz al final del túnel y parece que lentamente podremos volver a la rutina normal. Las escuelas empezarán clases presenciales en forma escalonada empezando hoy o el 4 de mayo con los alumnos que terminan una fase escolar, sea primaria, secundaria o preparatoria. Nuestra hija mayor volverá a la escuela el 18 de mayo, y la pequeña a principios de junio. En casi todas las escuelas se dividirán los grupos en dos, de tal forma que cada mitad asista a la escuela de forma alternada. Una semana la mitad del salón con la respectiva distancia de un metro y medio entre pupitres y la siguiente semana la otra mitad. La mitad que se queda en casa hará tareas sobre lo aprendido la semana anterior. Ya veremos como funciona este sistema.

En mi caso todavía no tengo fecha de inicio de mis cursos de español en la VHS, pero al menos en la universidad han empezado con clases en línea 🙂 Hasta ahora ha funcionado todo bien.

Sigo haciendo ejercicio en casa, reuniéndome con amigas en ZOOM y probando nuevas recetas. Veremos que anuncios hacen esta semana sobre los siguientes pasos… todavía están cerrados los restaurantes, hoteles y museos. Los eventos grandes han sido cancelados hasta el 31 de agosto, así que en ese aspecto no habrá cambios. Y esta semana cancelaremos nuestro viaje de aniversario de bodas que teníamos planeado para el puente del 21 de mayo en Holanda 😦 Ojalá podamos reprogramarlo pronto 🙂

Feliz semana y a cuidarse!

4ta semana de cuarentena

Prácticamente hemos cumplido un mes sin escuela, sin tiendas abiertas y sin viajar ni siquiera a una ciudad cercana. Esta semana santa fue muy diferente a las anteriores y aquí les cuento lo que hicimos:

  • vimos los servicios religiosos en el Vaticano por televisión.

  • hicimos algunas actividades en casa como hacer y cenar pan árabe el jueves santo, celebrar el viacrucis en un parque el viernes santo y hacer una fogata el sábado de gloria

  • preparamos casi 100 tarjetas de pascua para un asilo de ancianos en nuestra ciudad

  • nuestras hijas buscaron huevos y chocolates en el jardín el domingo de pascua. Eso sí, el clima estuvo espectacular, casi 20 grados y mucho sol!

  • jugamos, cocinamos y vimos algunas películas en familia

Poco a poco la situación está cansando hasta al mas optimista y confío en que esta semana recibamos buenas noticias. Seguramente tendremos que seguir tomando precauciones, pero la economía no puede seguir detenida por tiempo indefinido. Y sinceramente me estoy empezando a volver loca 😉

Esta semana comencé con las clases de español en la universidad, obviamente de forma virtual y todo funcionó bien. Es muy diferente a dar clases presenciales, pero al menos estoy ocupada un par de horas en eso. Además sigo participando en webinars de diferentes instituciones sobre el tema de clases digitales.

Mi marido sigue yendo a la oficina y de momento no ha habido recortes ni problemas financieros. Y a las chicas ya no les parece divertido no ir a la escuela… desgraciadamente en Alemania las escuelas públicas no están al día en cuestión digital y no existen clases virtuales, han recibido un par de correos electrónicos con tareas pero falta la retroalimentación del profesor y dichas tareas son de temas conocidos. La fecha de vuelta a clases sigue siendo un misterio y más aún qué pasará con el tiempo perdido. Ya les contaré….

Hoy lunes es día feriado y esta semana decidirán si el confinamiento continúa después del 19 de abril o no. Ojalá también haya claridad en temas escolares, de apertura de fronteras y otros 🙂

FELICES PASCUAS!!!

3era semana de cuarentena

La primera de semana de vacaciones escolares de Pascua ha terminado y empieza la Semana Santa que viviremos de una manera muy diferente a los años anteriores. Tercera semana sin clases y sin trabajo para mí, la segunda sin comercio a excepción de los supermercados y la luz todavía no se alcanza a ver al final del túnel.

Esta semana:

  • fui al supermercado y para mi sorpresa me encontré los conejos de chocolate en descuento, algo nunca antes visto.
  • terminé mi rompecabezas de 1000 piezas
  • seguí aprendiendo sobre plataformas digitales en diferentes webinars ofrecidos por editoras de libros para aprender español
  • asistí a diversos cafés y reuniones virtuales 🙂
  • ha sido triste ver programas de televisión grabados en vivo y sin público

En Alemania y el mundo:

  • los casos siguen aumentando, llegando esta semana al millón de contagios a nivel mundial
  • el sábado pasado abrieron las tiendas de material de construcción y herramientas al público en general, haciendo feliz a más de un alemán cuyo pasatiempo es reparar, construir y trabajar en el jardín
  • en nuestra ciudad Stade prohibieron los paseos a lo largo del Río Elba, sumándose a playas, parques y otros lugares al aire libre cerrados para evitar grupos de gente y contagios 😦
  • sigue la discusión si es o no necesario usar un cubrebocas para ir al supermercado, de momento sigue sin ser obligatorio aunque ya veo a muchas personas usándolo

Esta semana traté de evitar las noticias tanto en internet y televisión, pero aún así me entero por aquí o por allá de la situación. Definitivamente cada día creo menos en las cifras que vienen y van, para empezar por las de China, luego las de Alemania y por último las de México que no muestran los casos reales, no sé si para no alarmar de más a la población o por intereses políticos. Ya no quiero ver números de coronavirus en ninguna parte, ni de enfermos o fallecidos, ni de empleos perdidos, negocios en bacarrota, millones de ayuda prometida, ni cantidad de hospitales colapsados.

Sólo malas noticias, cada día superando al anterior! Claro que trato de conservar la calma, ser positiva, agradecer que no me falta nada y seguir adelante, pero sinceramente hay días que gana el desánimo y el pesimismo. Incluso nuestras hijas no tienen ganas de nada y se han vuelto más apáticas que de costumbre.

Para animarnos un poco decidí sugerirles a las niñas una idea que a regañadientas aceptaron: haremos tarjetas de pascua para enfermos y ancianos que están solitos en estos días. Pintando y dibujando pasamos tiempo juntas y esperamos dar un poco de aliento y esperanza a quienes están sufriendo de soledad extrema en asilos u hospitales. Veremos que tal resulta nuestro proyecto.

Mientras nos preparamos para una semana santa en cuarentena, sin abuelos ni viajes. A pesar del buen clima que pronostican, no podemos viajar a otros estados dentro de Alemania, así que celebraremos la Pascua en casa siguiendo los servicios religiosos por internet y confiando que pronto todo vuelva a la normalidad. Ayer vimos la misa de domingo de ramos en Roma y no pude evitar las lágrimas al ver esa catedral y esa plaza vacías. Imágenes que pasaran a la historia y que espero jamás se repitan.

Feliz semana santa, como dijeron ayer en la televisión, que no sea una semana de tristeza sino de esperanza. Se referían al tema religioso (pasión y muerte de Jesús) pero aplica al 100% a la crisis que estamos viviendo. Esperanza!

2da semana de cuarentena

Hemos terminado la segunda semana de cuarentena y hoy empieza la «primera» de vacaciones escolares de Pascua. Nuestras hijas estaban inscritas en un workshop de teatro que han aplazado para octubre, así que seguirán haciendo tareas pendientes de la escuela para no aburrirse de más.

Esta semana estuvo tranquila y entre otras cosas:

– el lunes fui al supermercado y no había:

  • harina
  • papel sanitario
  • levadura
  • pechugas de pollo

– el viernes volví a hacer la compra y no encontré levadura ni papel sanitario. Veremos que tanta suerte tengo esta semana.

– probamos comida coreana preparada por Victoria

– el clima estuvo soleado así que salimos a caminar un par de veces por el vecindario

En cuanto a novedades fuera de casa:

  • las Olimpiadas Tokio 2020 se pospusieron para el siguiente año
  • empresas como Airbus, VW y BMW han suspendido su producción… y otras han cambiado sus líneas de producción para elaborar cubrebocas, desinfectante o respiradores
  • muchos comedores han cerrado sus puertas a los necesitados 😦
  • China y Rusia se unen a la lista de países que cierran sus fronteras
  • ayer cambiamos el horario en Alemania (una hora menos de cuarentena, yupi!)

A pesar de que no veo noticias en la tele y leo muy poco en internet, es imposible no enterarse de las dimensiones que ha tomado esta pandemia. Debo admitir que mi estado de ánimo va para abajo, los memes sobre el coronavirus ya no me divierten y mucho menos las cancioncitas. He comprado un rompecabezas de 1000 piezas para distraerme a ratos y espero esta semana se pase rápido.

Ahora la pregunta que ronda en mi cabeza es: ¿cuánto tardará la recuperación de la crisis financiera que se avecina? Seguramente muuuucho tiempo…. otra cuestión que podré responder en un par de años. Y otra que me preocupa: ¿cómo le irá a mi querido México con el coronavirus? 😦

Esta semana tomaré otra serie de webinars porque el día 9 de abril empiezo a dar clases de español en la universidad privada de forma virtual y tengo que prepararme porque nunca lo he hecho en esa plataforma. Sólo son un par de horas de clase a la semana, pero al menos no se han cancelado como en la VHS. Un poco de trabajo me caerá bien. Es obvio que mi plan de conseguir un trabajo este año será más difícil de cumplir con la situación actual 😦

Gracias a Dios no teníamos ningún viaje programado para Semana Santa o para verano, porque ya estaríamos cancelándolo como muchas de mis amigas 😦 En mayo queríamos escaparnos unos días a Holanda durante el puente de la Ascensión del Señor, pero no pierdo la esperanza de que podamos hacerlo ya que viajaríamos en coche. Ya veremos que pasa hasta entonces. Y de nuestro viaje a México en diciembre, tendremos que esperar para comprar los boletos porque no tengo ni idea si será posible viajar para entonces. Espero que sí!

Cuídense mucho y no se aburran tanto.

1er semana de cuarentena

Había pensado no escribir más en este blog sobre el Coronavirus porque estoy saturada de información, de hecho desinstalé el Twitter de mi teléfono y no veo noticieros en la televisión para no volverme loca. Pero luego recordé que este blog es mi diario personal y en un par de años me gustaría leer cómo viví esta crisis. Así que aquí me tienen resumiendo un poco nuestra primer semana de cuarentena.

El viernes 13 (y eso que no creo en la superstición) de marzo anunciaron el cierre de escuelas, así que esta semana mis hijas no tuvieron clases ni yo dí clases de español en la VHS donde trabajo.

Adicionalmente a la suspensión de clases escolares:

  •  los cursos de Hip Hop y Ballet de las niñas se cancelaron
  •  llamaron para cancelar la cita de control con el ortodoncista
  •  el sábado no hubo reunión de scouts
  • no fuimos a misa el domingo porque no hay celebraciones religiosas en ninguna iglesia, templo o mezquita
  • el comercio esta cerrado a excepción de los supermercados, así que nada de «shopping»
  • y aunque los restaurantes todavía seguían abiertos, no salimos a comer fuera

También están cerrados los gimnasios, piscinas públicas, cines, museos… y no hay ningún tipo de evento sea pequeño o grande, así que no hay fiestas de cumpleaños, reuniones sociales, conciertos, seminarios, conferencias, etc.

Las chicas recibieron un par de tareas por correo electrónico que han estado haciendo por las mañanas y yo he participado en algunos «webinars» para conocer las plataformas de enseñanza de la universidad que empieza sus clases la próxima semana y que sustituirá sus clases presenciales por clases virtuales. También la VHS está ofreciendo cursos en línea, pero desgraciadamente no creo poder cambiar mis cursos actuales al nuevo formato porque mi público no es el adecuado (la mayoría son pensionados). De todas formas estoy aprovechando cualquier oportunidad para actualizarme y aprender más sobre las nuevas plataformas, incluyendo las de las editoriales.

Durante la semana fui dos veces al supermercado y aunque había algunos anaqueles medio vacíos, encontré todo lo que necesitaba. He horneado y probado nuevas recetas para entretenerme, además de bordar, leer y hacer ejercicio.

La vida social ha sido sustituida por conferencias vía Skype, Whatsapp o Facetime con amigas, y también mis hijas se comunican más por estos medios con sus abuelos y primos. Incluso ayer probaron el «Netflix Party» con sus primos en California y se divirtieron un montón.

Mi marido sigue trabajando en su oficina donde hay pocos colegas y guardan la respectiva distancia. De momento no ha tenido que viajar y no ha habido necesidad de hacer «home office».

Nuestra vida ha dado un giro de 180 grados y sobra el tiempo para reflexionar y pensar en todo lo que está pasando. Mi pregunta esta semana es: ¿volverá algún día a ser todo como antes? ¿Saludaremos de beso y abrazo a propios y extraños? ¿viajaremos con esa ligereza a sitios desconocidos? ¿Seguirá la globalización? En un par de meses o años tendré la respuesta.

Mientras están las fronteras de muchos países cerradas y como migrante una de mis mayores preocupaciones no es contagiarme del virus, sino si podré viajar en caso de que en México haya una eventualidad… muchos se agobian por viajes de placer o negocios cancelados, pero si es necesario viajar a donde está tu familia??? Qué pesadilla!

Como leí por ahí: que pronto termine esta película apocalíptica! Por favor!

 

 

Entre medios y miedos

Las últimas semanas han estado llenas de información relacionada al Coronavirus, no hay medio de comunicación que no esté continuamente informando lo que pasa en el mundo con el virus. Empezó en China y ahora la noticia es Europa. Y claro, el miedo ha ido en aumento porque ya no es algo lejano sino muy cercano que poco a poco ha ido cambiando nuestra vida diaria hasta la cuarentena obligada con escuelas cerradas, eventos cancelados y reducción de la vida social en general.

El virus llegó a nuestra ciudad el 7 de marzo, siendo el primer caso un profesor de secundaria. Después una doctora del hospital local… luego algunas educadoras y profesoras, por lo que empezaron a cerrar sus escuelas por unos días. Al día de hoy hay 18 casos confirmados en Stade, una ciudad de 50,000 habitantes.

El viernes pasado después de mucho ir y venir decidieron cerrar las escuelas en todo el estado de Bajo Sajonia, y en efecto dominó prácticamente todas las escuelas y jardines de niños del país cerrarán al menos 2 semanas. En nuestro caso después de esas dos semanas, siguen dos semanas y media de vacaciones de Pascua por lo que volverán a clases el 15 de abril. La escuela (de adultos) donde trabajo todavía no confirma el cierre, pero supongo que mañana será oficial.

Además de las escuelas cerradas desde la semana pasada comenzaron a cancelar todos los eventos de la ciudad: conciertos, partidos, el baile de primavera, seminarios, ferias y congresos. El viernes salió el comunicado de que las misas y servicios religiosos en Stade también se cancelan por un mes y las celebraciones de Semana Santa todavía están en duda.

Las reuniones de scouts de nuestras hijas, así como sus clases de baile han sido suspendidas. De momento la actividad de restaurantes y comercios sigue normal, aunque en Berlín sí han cancelado la vida nocturna. Quizás pronto se tomen medidas como en Italia, España o Francia, donde solo permanecen supermercados, farmacias y gasolineras abiertas.

Muchos países han decidido cerrar sus fronteras y Estados Unidos también ha suspendido la entrada de vuelos procedentes de Europa. Todo con el objetivo de detener el contagio y el posible colapso del sistema de salud como ha pasado en China e Italia.

En algunos momentos me siento como en una película de esas del fin del mundo, donde la gente corre a los supermercados y compra de forma desesperada para prepararse para lo peor. Pero a diferencia de las películas, no es una bomba nuclear, ni meteoritos o aliens, ni siquiera una catástrofe natural como terremotos, tsunamis o explosiones de volcanes.

Definitivamente ni el miedo ni el pánico son los mejores amigos en estas situaciones, hay que mantener la actitud positiva, ocuparse en cosas productivas y aprovechar el tiempo libre con la familia. El día de ayer fuimos a la biblioteca a surtirnos con material de lectura, audio-libros y libros para aprender cosas nuevas.

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Confío en que esta fase sea temporal y pronto la vida vuelva a la normalidad. Hay que seguir las instrucciones que se nos dan y evitar que el virus se propague aún más. Seamos conscientes y responsables. Sé que lo hemos oído hasta el cansancio, pero de verdad que debemos dejar la vida social por un rato para no poner en riesgo la vida de los demás, especialmente la de los mayores y enfermos.

A cuidarse!

P.D. Algunas ideas y consejos para hacer durante esta pausa «obligada:

– leer libros, ya no tantas noticias
– escuchar audiolibros
– aprender un nuevo idioma/ hobby
– trabajar en el jardín
– hacer manualidades
– pasear por el bosque
– poner en orden cajones y closets
– jugar videojuegos o juegos de mesa
– aprovechar las ofertas digitales para estudiar, aprender o conocer cosas nuevas
– conversar con la familia y con amigos por teléfono/skype
– hacer álbumes de fotos
– ayudar a vecinos de la 3era edad o cuidar niños de los vecinos
– conservar la calma y compartir mensajes positivos

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