El diario personal de una mujer, mexicana, migrante y mamá que vive en Alemania… sus experiencias, sus anécdotas y sus opiniones!

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Adiós 2022, bienvenido 2023!

Y otro año se va! El tercero con pandemia y me gustaría decir que el último, pero leyendo sobre la situación en China, no sé que pensar. Dios quiera que no sea un deja vu y volvamos a empezar como en el 2020.

Hace unos días imprimí las entradas de los últimos dos años para agregarlas a mi blog impreso y me di cuenta que este año escribí mucho menos que los años anteriores. Por un lado, tengo menos tiempo y por otro ya no tengo muchos temas de los cuales escribir. Estoy pensando seriamente en cancelar mi dominio y quedarme con uno estándar de wordpress. Si lo llego a hacer, cancelaré también mi página de Facebook porque ya casi no tiene movimiento.

El 2022 fue un año tranquilo que me trajo entre otras cosas:

⁃ un poco de normalidad después de dos años sin eventos, pero con vacunas, tests, lockdowns y miedo.

⁃ estabilidad en el trabajo al pasar mi período de prueba

⁃ viajes a Grecia, Holanda y Bélgica

⁃ cuatro semanas con mi mamá en Alemania

⁃ la oportunidad de cumplir el sueño de Victoria de conocer Corea del Sur

⁃ la oportunidad de enviar a Caty de intercambio escolar a USA

⁃ poder participar con mi hija mayor como catrinas en el Día de Muertos en Hamburgo

⁃ tres semanas en una clínica de rehabilitación que me hicieron valorar aún mas la vida, la salud y la familia

⁃ ser madrina de primera comunión de la hija de una amiga mexicana

⁃ inscribirme por primera vez en un gimnasio

⁃ el famoso bicho covid que nos dio a todos en verano

Muchas cosas positivas y otras no tanto, pero terminamos el año con salud. Eso sí, separados! El año 2022 lo empecé en Mexico, mientras que Tom y las chicas estaban en Colonia. Y ahora lo termino con Tom en un hotel wellness, mientras que Caty está en USA y Victoria celebrando con amigas en la casa. Y creo que así será de ahora en adelante, ya con hijas casi adultas, no será raro que cada quien festeje a su manera el fin de año.

Los highlights del 2022 fueron:

⁃ el viaje a Kos para celebrar nuestro aniversario de bodas #20

⁃ la reunión-posada con mis amigas “Brujas de Kassel” en una cabaña donde cantamos, jugamos, bailamos y cenamos como en Mexico. Este año no escribí a detalle por falta de tiempo, pero la verdad que fue un fin de semana único.

⁃ sobrevivir una peritonitis por milagro. Saber que no me ha llegado la hora y que por alguna razón aun misteriosa sigo en este mundo, me ha hecho más sensible y valoro mucho mas cada minuto de mi vida, sea sola, con familia o amigos, en la naturaleza o en el trabajo.

Y como cada fin de año no sirve solo para reflexionar sobre los últimos 12 meses, sino para ver hacia adelante, aquí mis planes y propósitos para el 2023:

⁃ seguir haciendo ejercicio en el gimnasio

⁃ buscar áreas de crecimiento en el trabajo

⁃ visitar Monterrey en abril y pasar tiempo con la familia

⁃ ahorrar para ver si podemos pagar la casa por completo y liquidar el crédito

⁃ celebrar de forma especial mis 50 veranos

⁃ ya que llegue Caty, planear unas vacaciones en un lugar cálido y desconocido

⁃ y disfrutar cada minuto como si fuera el primero, el último y el único.

Mis mejores deseos para que el 2023 cumpla tus sueños, te dé lo que necesitas y mereces y te llene de bendiciones.

Y ruego a Dios para que la paz reine sobre cada rincón de la tierra, sobretodo en Ucrania.

PD. Recuerdan que empecé a contar las semanas cuando la mascarilla se volvió obligatoria? Pues ya vamos en la semana 147. En Alemania sigue siendo obligatoria en el transporte público y en consultorios y hospitales. Haré una fiesta el día que no sea obligatoria en ninguna parte.

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Volviendo a la normalidad

Y se llegó el día! El día en que pude entrar a un supermercado sin mascarilla. Parece absurdo que algo tan banal se haya convertido en algo tan importante en mi vida diaria, pero es que después de dos años de pandemia, era algo que esperaba desde hace mucho.

Como ya les había contado en Alemania la mascarilla se volvió obligatoria en todo lugar cerrado, medio de transporte e incluso en la calle desde marzo del 2020. Primero todo mundo empezó a usar mascarilla de tela para poderla lavar y reutilizar, evitando generar demasiada basura pero el gusto nos duró poco. Ya para el verano del 2020 era necesario portar una mascarilla desechable en todo lugar.

A lo largo del 2020 y 2021 hubo altas y bajas, pero la mascarilla en lugares cerrados siempre fue obligatoria y a partir de diciembre del 2021 incluso nos obligaron al uso de la FTP2 con la que sentía que me ahogaba después de llevarla puesta 15 minutos. Sólo en las escuelas siguieron permitidas las mascarillas desechables.

Y así para ir a un restaurante, viajar en tren o autobús, entrar a una peluquería, tienda o teatro, había que traerla puesta y BIEN puesta si no querías una multa 🙂

De las vacunas ya también he escrito mucho y la locura fue cuando aún con 3 vacunas, nos pedían test para entrar a ciertos eventos o lugares. Para entrar al país de igual forma o para ir de vacaciones… en fin, la combinación de carnet de vacunación, test rápido o PCR y mascarilla era la clave para llevar una vida “casi normal” fuera de casa.

Y para este año imaginaba un proceso de varias fases para ir quitando tantos requisitos poco a poco, pero nada! De un día para otro podemos entrar a supermercados, tiendas y restaurantes sin mascarilla y sin presentar ni carnet de vacunación ni test rápido. Todavía no me la creo!

Sólo para viajar en transporte público, entrar a hospitales, asilos y consultorios es obligatoria todavía la mascarilla FTP2. Bares y discotecas ya están abiertas, en teatros y cines tampoco se necesita mascarilla y en las escuelas después de las vacaciones de pascua tampoco.

Se fue el coronavirus? Todavía no del todo y la importancia de las cifras ha pasado a segundo término. No sé si es para activar la economía, porque la guerra de Ucrania ocupa los titulares o por la primavera, pero esto no termina de convencerme y no quiero cantar victoria prematuramente.

El viernes pasado fui a las compras y después de dos años pude dejar la mascarilla en la bolsa. Hay mucha gente que todavía la lleva puesta y bien por ellos, yo no lo haré si no es obligatorio. Mis hijas tampoco se la quisieron quitar en el supermercado, y pues se les respeta. Ya decidirán si en el salón de clases de la ponen o no, pero ya no será obligatorio.

Y a ver cuanto nos dura el gusto. Mientras tanto a disfrutar del clima que ya va mejorando después de un frente frío que hasta nieve nos dejó. Para Pascua pensamos visitar a los abuelos paternos y pasar unos días en familia, ya que el cumpleaños de mi marido es justo después del lunes de pascua que aquí es feriado. Las chicas todavía tienen vacaciones ese día y mi marido y yo lo pedimos libre para celebrar por ahí. Dependiendo del clima veremos donde pasamos el día, eso sí! Sin mascarilla 🙂

Después se viene mayo con nuestro aniversario de bodas #20, viajes, días feriados y puentes. Pero de eso escribiré en otra ocasión, algunas veces no quiero ni pensar en los momentos felices que estamos planeando sabiendo que nuestros vecinos en Ucrania viven una guerra atroz, injusta e ilegal 😦 Espero y deseo de todo corazón que esa pesadilla pronto termine!

P.D. Cabe aclarar que hay dos estados (Hamburgo y Mecklenburg-Vorpommern) que todavía exigen el cubrebocas en lugares públicos. Por otro lado, cada restaurante o tienda en todo Alemania tiene el derecho de poner sus propias reglas y exigir cubrebocas si así lo desean.

¿¿¿Por qué???

El viernes pasado escuché una canción llamada ¿porqué existen las guerras? que me hizo llorar y eso que no me gusta Udo Lindenberg. Él la escribió en 1981 en relación a la Guerra Fría de aquellos tiempos, pero la misma pregunta me ronda la cabeza desde la semana pasada cuando empezó la invasión de Rusia en Ucrania. Por qué, por qué, por qué?

Antes de vivir en Alemania, las guerras en el mundo me parecían un tema lejano y ajeno a mi entorno. Incluso aquellas que se desarrollaban en América como la de El Salvador, o los tiempos de Pablo Escobar en Colombia. Eran problemas muy locales que poco afectaban a México y la guerra de los Balcanes o el genocidio en Ruanda durante los 90s simplemente sucedía tan lejos que ni siquiera recuerdo haber seguido de cerca las noticas al respecto 😦

El mundo sigue sufriendo de guerras de diferentes tamaños desde que vivo en Alemania, pero tanto el Medio Oriente como Siria quedan tan lejos que nunca afectaron mi vida diaria. Lo que sucede en Ucrania es algo completamente nuevo para mí y me tiene realmente preocupada. Por un lado porque sucede en Europa, nuestro continente… por otro lado, porque nos afecta directamente en todos los ámbitos: social, económico y político.

Apenas lleva una semana y ya ha salido un millón de personas a buscar refugio en otros países. La economía se tambalea y nuestra dependencia energética nos tiene temblando. Ni las sanciones financieras, ni los discursos de paz en la ONU o del Papa, ni las pláticas entre ambos países han detenido los bombardeos ni el avance de los soldados rusos hacia la capital ucraniana.

¿Qué pasará? Ni siquiera quiero conocer los posibles escenarios porque ninguno es optimista. Para mí el único aceptable sería que Putin diera marcha atrás y dejara Ucrania en paz de una vez por todas, pero es obvio que eso no pasará 😦

No me cabe en la cabeza que una persona enferma de poder pueda poner al mundo de cabeza de esta manera. Atacando a civiles, forzando a comunidades completas a emprender la huída solo con lo puesto, destrozando ciudades a diestra y siniestra. ¿Porqué? Y qué puede hacer el resto del mundo para detenerlo?

La solidaridad en toda Europa es abrumadora, pero desgraciadamente nuestras protestas, los edificios iluminados con los colores de Ucrania ni nuestras oraciones podrán detener esta guerra injusta y absurda. Y tengo muchísimo miedo de las medidas que los gobernantes de otros países tomen y conviertan esto en un problema de mayores dimensiones.

Claro que todos queremos demostrar nuestra solidaridad y de hecho mañana participaremos en una marcha por la paz en nuestra ciudad. Claro que queremos ayudar y ya hemos hecho donaciones en especie y efectivo para apoyar a los refugiados. Y claro que Ucrania está incluida en nuestras oraciones a toda hora. Pero mi corazón sigue apachurrado y mi alma en desosiego por lo que podría pasar en las siguientes semanas.

Mi pancarta para la marcha del martes

Será posible que un loco se salga con la suya? Y así como ahora sucede en Ucrania, podría pasar en cualquier lado. La humanidad no ha aprendido nada de la historia y las guerras siguen destrozando hogares y familias eternamente. Qué tristeza! Y qué impotencia!

Sólo quería desahogarme y dejar por escrito mis sentimientos en estos días. Durante la semana ha sido incluso difícil hacer y contestar la pregunta ¿cómo estás? Porque todo mundo está tan asustado, preocupado y triste que no sabe uno que responder a tan simple pregunta.

Confío y ruego a Dios para que esta pesadilla termine lo antes posible. Y creíamos que la pandemia era lo peor que nos podía pasar, que ironía de la vida! Nadie podía imaginar lo que vendría después de dos años de encierro, restricciones y vacunas. Ahora sí que la situación es delicada y no queda más que tener fe y esperanza en que pronto vuelva la paz a todo el mundo!

Les dejo está pagina para apoyar a Ucrania desde nuestra trinchera: https://supportukrainenow.org y cuídense mucho!

Prueba superada!

Cuando una persona empieza a trabajar en una empresa alemana, normalmente se tiene un período de prueba que consiste en los primeros seis meses de trabajo. Este tiempo es importante para que ambas parte, el empleador y el empleado se den una mejor idea de las actividades laborales, conocer el equipo de trabajo, evaluar las habilidades del recién contratado, y ver si el perfil y el empleo son lo que se esperaba.

Considerando que uno es contratado después de una o dos entrevistas de un par de horas, siempre me ha parecido riesgoso para ambas partes aceptar un empleo con tan poca información. Y en Alemania, en este período de prueba, tanto el empleado como el empleador puede decidir concluir el contrato sin mucha burocracia.

Si mal no recuerdan, en enero del año pasado que me reincorporé a mi carrera profesional como consultora de informática, no pasé el período de prueba y a los cuatro meses me dijeron que mi alemán y mis habilidades técnicas no cumplían las expectativas para el puesto 😦

En aquel entonces mi autoestima se fue al suelo y creí que no encontraría un trabajo en esa área nuevamente. Pero tomé un par de cursos de alemán avanzado, hice una formación en el tema de digitalización y seguí buscando oportunidades. Siendo sincera, con el viaje programado a México para el verano no apliqué en cientos de puestos, y envíe un par de CVs por aquí y por allá.

Una de las aplicaciones fue en respuesta a un anuncio que parecía el puesto ideal para mí, y sin muchas expectativas envíe mis papeles y con mucha sorpresa pasé las dos rondas de entrevistas. El contrato me llegó por correo electrónico el día que volaba a México y no lo podía creer!

Y así fue que empecé a trabajar como consultora de e-learning en una empresa internacional que se ubica en el sur de Alemania. Con contrato de tiempo completo y 100% en home-office, conocí las oficinas y parte de mi equipo de trabajo en Saarbrücken a principios de septiembre 2021.

Y comenzó el tiempo de prueba… a finales de noviembre tuve una reunión con mi jefa y recursos humanos para evaluar los primeros tres meses y todo marchaba de maravilla. Trabajo, aprendizaje, equipo, idioma, proyectos, etc. Pero considerando mi mala experiencia de abril, no podía cantar victoria.

Pero el día llegó y hoy cumplo mis primeros seis meses. El viernes pasado tuve nuevamente una reunión con mi jefa y recursos humanos y la retroalimentación fue muy positiva… en ambas direcciones. Estoy feliz con el trabajo, los proyectos, mi equipo de trabajo y los planes a futuro. Mi jefa está feliz con mis habilidades y experiencia, mi rápida integración en el equipo y mi continua iniciativa. Un ganar-ganar que pinta muy bien y que ha terminado de quitarme todos los miedos que podrían haber quedado de la experiencia anterior.

Así que mi oficina en casa seguirá siendo mi lugar de trabajo y para no sentirme tan solita, la semana pasada llegaron mis compañeras de trabajo Frida y Xochitl, dos plantas con las que puedo platicar y ver crecer 🙂 No me puedo quejar porque el equipo de cómputo es de primera y el internet no me ha fallado. Como ya lo he mencionado antes, trabajar en casa tiene sus ventajas y desventajas. Yo preferiría ir a la oficina y ver a mis colegas, pero con la distancia eso nunca pasará. Mi ilusión es que pasando el corona, pueda visitar clientes y tener más contacto real con personas y no sólo de forma virtual.

Mientras tanto, a seguirle echando ganas para continuar mi carrera profesional como informática y a seguir aprendiendo en este mundo digital tan interesante.

Por otro lado, mi hija mayor también puede decir „prueba superada“ porque el viernes pasado terminó sus prácticas de tres semanas en un hotel de la ciudad. Cada semana estuvo en un área diferente: recepción, cocina y house-keeping. Aprendió mucho y ahora sabe lo que es trabajar de verdad, porque vaya que si la pusieron a trabjar… sobretodo en la última semana limpiando habitaciones y baños 🙂

Desgraciadamente estas buenas noticias se han visto ensombrecidas por la situación actual de Ucrania y Rusia. Sólo Dios sabe que nos depare el destino y ruego a Dios para que no pase a mayores, y podamos seguir viviendo en paz, libertad y armonía. Pido por la paz en Ucrania y que el conflicto pare cuanto antes. Esto de vivir tan cerca del ojo de huracán es terrible y no me puedo imaginar lo que están viviendo nuestros vecinos 😦 Roguemos por la paz mundial!

Semana 100 – y seguimos con mascarilla!

Desde hace tiempo que quería contar un poco sobre la situación del Covid por estos lares, pero con lo de mi papá y el viaje a Monterrey se pasó el tiempo y casualmente hoy se cumplen 100 semanas de uso obligatorio de mascarilla en Alemania.

A punto de cumplir dos años del primer “lock down” y la llegada del coronavirus a nuestras vidas, cómo es la vida hoy en día por acá? Pues desgraciadamente todavía muy lejana a la que teníamos antes del covid.

Lo primero que hay que comentar es que la vida diaria depende de tu estado de vacunación. Si tienes dos o tres vacunas tienes acceso a restaurantes, eventos, hoteles y más. El que no está vacunado prácticamente sólo puede ir a supermercados, farmacias y dependiendo del estado donde viva también a tiendas en general. Quedarse en un hotel o entrar a un restaurante en muchos estados no está permitido para los no vacunados.

A lo largo de estos dos años, el uso obligatorio de mascarilla en lugares públicos, transporte y en algunas temporadas en la vía pública se ha mantenido, pero el tipo de mascarilla permitida ha cambiado. Poco después de empezar la pandemia, las mascarillas de tela no fueron permitidas y por más de un año pudimos andar con esas celestitas de hospital sin problema. Pero desde diciembre del año pasado con el aumento de casos de la variante omicrón, se empezó a generalizar el uso obligatorio de las mascarillas FPP2 en todas partes. Incluso para ir al supermercado hay que entrar con esas y sólo en las escuelas todavía se permiten las otras. Lo odio!

Los test caseros, de antígenos o PCR también han tenido sus temporadas altas y bajas. Para viajar a veces te piden el de antígenos o el de PCR, todo en combinación con tu estado de vacunación y al lugar donde viajas o de donde vienes. Para cumplir con las reglas 2G plus que están en vigor desde el año pasado en muchos estados, hay que complementar tu doble vacuna con un test de antígenos para entrar a restaurantes, gimnasios o vacacionar en un hotel. Pero si tienes el “booster” (tercer vacuna) ya no es necesario el test.

Pero por ejemplo desde la semana pasada, en la escuela de mis hijas, todos (vacunados o no) se tienen que realizar un test casero a diario antes de ir a la escuela. Incluso los que tienen el “booster”. Y al parecer esta indicación seguirá por todo el mes de febrero. Y también en algunas reuniones a las que me han invitado en la iglesia, me piden test para asistir aunque ya tengo 3 vacunas.

Así que cómo pueden ver, la vida diaria no tiene nada de “normal” y estoy tan harta que desde hace meses no leo noticias ni me interesa el índice de contagios de la ciudad, del estado ni del país con el cual se regulan todas las medidas antes mencionadas. No tengo ganas de ir ni al supermercado porque con esa mascarilla siento que me ahogo, no veo porque se me empañan los lentes y no entiendo a la gente cuando habla. También he cancelado mi participación en reuniones donde me piden test extra o se usará mascarilla porque no entiendo nada.

Gracias a Dios puedo trabajar desde casa donde no tengo que usar mascarilla ni presentar test para acceder a las oficinas. El trabajo me distrae del tema “corona” y me olvido por un rato de la vida fuera de casa.

Algunos países europeos han empezado a eliminar las medidas o restricciones y confío en que dentro de poco, Alemania también lo haga. Mi hartazgo lo comparten ya muchos y poco a poco la gente ya no quiere escuchar de nuevas medidas, combinaciones curiosas de test/vacuna/mascarilla ni de leyes sobre vacuna obligatoria.

Sigo contando los días para que algún día se pueda entrar a todas partes sin mascarilla. Ojalá llegue pronto y no terminemos el año con ella! Dios nos libre!

Un viaje inesperado

Ya voy a cumplir 20 años de vivir en Alemania y en todo este tiempo, cada viaje a mi querido Mexico ha sido planeado con mucha anticipación y esperado con ansias. Casi siempre, al regresar a Alemania había algún plan o idea vaga de cuando volarían mis papás a visitarnos o cuando volveríamos a visitar Monterrey.

En nuestro último viaje el pasado verano me despedí de todos con la idea en mente de volar en noviembre 2022 para el cumpleaños #70 de mi mamá. Y si fuera posible, quería llegar de sorpresa como lo hicimos hace 7 años para la Navidad.

Pero como dice el dicho “uno propone, Dios dispone y viene el diablo y lo descompone”, mi plan se fue al traste con la muerte repentina de papá.

Por primera vez tuve que comprar un boleto carísimo con poco tiempo de anticipación y en temporada alta. Un viaje completamente inesperado para pasar las fiestas decembrinas con mi mamá, que después de 3 semanas, puedo afirmar que fue gratificante y muy especial.

Por primera vez pasé la nochebuena y la nochevieja sola con mi mamá. Una cena sencilla, un ambiente relajado y mucha nostalgia hicieron de estas fiestas normalmente caóticas y estresantes, unas veladas muy lindas.

Un viaje también inesperado pero para mi mamá fue un viaje a San Antonio Texas que planeé para salir de la rutina y distraernos. Con un clima espectacular, pasamos 4 días entre paseos, compritas y gratos momentos madre-hija. Creo que la última vez que habíamos vacacionado solas fue a Canadá hace mas de 25 años.

También aproveché mi estancia en mi tierra natal para satisfacer todos mis antojos culinarios, ver a algunas amigas y visitar a familiares, entre ellos mis abuelitos.

Por primera vez visité Monterrey y no vi a mi papá 😢 Triste, realmente muy triste, pero traté de aprovechar cada día de la mejor manera. Junto con mi mamá, pusimos documentos y pendientes en orden, sacamos algo de su ropa y zapatos, hicimos algunos planes a corto plazo y veremos con el paso del tiempo, qué tanto puedo apoyar desde lejos a mi mamá en esta nueva etapa.

El clima en Monterrey estuvo mas cálido que de costumbre y lo disfruté al máximo! Además, las restricciones por covid no son como en Alemania y pude pasear, comer en restaurantes, ir al cine y de compras, sin mostrar mi cartilla de vacunación ni hacerme tests rápidos. Una bendición!

Fueron tres semanas intensivas con mamá y recuerdos de papá. Como dice la canción de Selena „fotos y recuerdos“, así quedará grabado este viaje en mi memoria y corazón.

Mucha gente se sorprendió de que no tomara el primer avión en cuanto supe que mi papá sufrió el infarto… tampoco lo tomé para estar presente en el sepelio. Esperé un par de semanas para mejor pasar las fiestas decembrinas con mi mamá y sé que fue una buena decisión. Yo misma deposité las cenizas de papá en su nicho y como lo escribí antes, no lo sentí como una despedida. En vida nos habíamos despedido el verano pasado sin saber que no volveríamos a coincidir, y ahora toca esperar el momento de volvernos a reunir cuando Dios quiera. Mientras tanto, sigo sintiendo su compañía y recordándolo sonriente y feliz.

Ojalá pasen muchos años antes de volver a hacer otro viaje inesperado. Para este año hay un par de planes, pero ya se los contaré en otra ocasión. Cuídense mucho y espero estén teniendo un buen comienzo de año! A disfrutar al máximo cada día!

Apagándonos….

Hace unos días me llegó esta reflexión por whatsapp que les comparto:

«Un hombre, que regularmente asistía a las reuniones con sus amigos, Sin ningún aviso dejó de participar en sus actividades. Después de algunas semanas, una noche muy fría, un integrante del grupo decidió visitarlo. Encontró al hombre en casa, solo, sentado frente a una chimenea donde ardía un fuego brillante y acogedor. Adivinando la razón de la visita, el hombre dio la bienvenida a su compañero. Se hizo un gran silencio. Los dos hombres sólo contemplaban la danza de las llamas en torno de los troncos de leña que crepitaban en la chimenea. Al cabo de algunos minutos el visitante sin decir palabra, examinó las brasas que se formaban y seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas, retirándola a un lado del brasero con unas tenazas. Volvió entonces a sentarse. El anfitrión prestaba atención y al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó, hasta que sólo hubo un brillo momentáneo y el fuego se apagó repentinamente. En poco tiempo, lo que era una muestra de luz y de calor, no era más que un negro, frío y muerto pedazo de carbón. Muy pocas palabras habían sido dichas desde el saludo. El visitante antes de prepararse para salir con las tenazas, regresó el carbón frío e inútil, colocándolo de nuevo en medio del fuego. De inmediato, la brasa se volvió a encender, alimentada por la luz y el calor de los carbones ardientes en torno suyo. Y el anfitrión le dijo: «Gracias por tu visita y por tu bellísima lección. Regresaré al grupo». ¿Por qué se extinguen los grupos? Muy simple: porque cada miembro que se retira le quita fuego y el calor al resto. A los miembros de un grupo vale recordarles que ellos forman parte de la llama. Es bueno recordarles que todos somos responsables por mantener encendida la llama de cada uno y debemos promover la unión entre todos para que el fuego sea realmente fuerte, eficaz y duradero. No importa si a veces nos molesta tantos mensajes que llegan al chat, lo que importa es estar conectados, en silencio algunos, otros muy activos, con diferencias de opinión y caracteres. Los amigos que aquí estamos reunidos es para conocer, aprender, intercambiar ideas, o simplemente saber que no estamos solos, que hay un grupo de Amigos y Familiares con los que podemos contar. Mantengamos la llama viva. Aunque algunos se reporten esporádicamente, es bueno saber que mantienen su llama encendida.“

Cuando la terminé de leer no pensé en mis grupos de whatsapp ni de facebook, sino en mi papá y sus múltiples grupos sociales que por el coronavirus tuvo que dejar desde el año pasado para evitar el contagio y posibles consecuencias a su corazón.

Una de las características que heredé de mi papá fue el ser „socialitos“. Tanto él como yo, somos de los que si no hay mitote, lo organizamos. Y tenemos muchos „grupitos“ de amistades, que si los ex-colegas, los de la escuela, los vecinos, los de la uni, los de la iglesia, etc. Y por lo mismo, nuestros calendarios estaban llenos de reuniones, festejos y convivios hasta que llegó el corona y nos vació el calendario de un día para otro.

Y precisamente como ese pedazo de carbón de la historia, nos hemos estado apagando poco a poco. Mi papá sustituyó sus visitas al club deportivo donde se encontraba a muchos conocidos por una bicicleta estacionaria en su departamento, las dos o tres veces que iba al dominó con amigos por „encuentros virtuales“ con amigos de vez en cuando y con mi hermano y sobrino cada sábado. Pero el desayunito con el compadre, los almuerzos con hermanos y primos de mi mamá cada mes, las idas a cenar con los grupos de parejas y las idas al cine con mi mamá cada miércoles tuvieron que ser cancelados definitivamente.

Lo que parecía que iba a durar sólo un par de meses se extendió por un año y medio y aunque poco a poco se iba reanudando la vida social en Monterrey, mi papá ya no volvió a su „socialitos“ como antes. La salud física le pasó factura simultáneamente o tal vez como consecuencia de su „encierro“? Nunca lo sabremos, pero definitivamente este verano que lo vi ya no tenía la energía que lo caracterizaba y que recién el año pasado (enero 2020) antes de la pandemia había observado cuando les ayudé con la mudanza a su nuevo departamento.

Claro, mi papá ya iba a cumplir 80 años y había disfrutado muchísimos años llenos de encuentros sociales, fiestas, carnes asadas y convivencias. Pero y los niños, los jóvenes y el resto de la población? Con esta reflexión del carbón me ha quedado claro que todos nos estamos apagando y peor aún, acostumbrándonos a la no-convivencia. A menudo escucho comentarios sobre gente que se molesta cuando la gente se les acerca demasiado en el supermercado, o cuando se suben más personas a un ascensor donde ya hay un par de personas. Otros se sienten „engentados“ al asistir a una feria o mercado de navidad. Mi hija mayor incluso preferiría volver al „home-schooling“!

Sí, si tengo miedo de una sociedad aislada y solitaria, de niños huraños que eviten el contacto social, de jóvenes concentrados en la vida „virtual“ de redes sociales y chats, de adultos mayores sufriendo de soledad extrema y de profesionales evitando volver a la oficina.

Ruego a Dios que cuando esta pesadilla llamada coronavirus termine, todo sea tan simple como en la historia del carbón y podamos automáticamente volvernos a encender y ser parte de los grupos de amigos, vecinos y colegas. Que la vida social vuelva a llenar nuestros fines de semana con eventos, los asilos con visitantes, las discotecas con jóvenes y los salones de fiestas infantiles con niños jugando por doquier. Que vuelva el «Oktoberfest», los carnavales y los conciertos. Y por supuesto sin hacer distinción entre vacunados y no vacunados… que todos volvamos a disfrutar de la vida sin miedo de los demás ni mucho menos de un virus llamado Corona.

Hasta pronto, querido papá

Después de una semana de altibajos, llegó la llamada que ninguna persona viviendo en el extranjero quiere recibir… la que anuncia la pérdida de un ser querido.

En casi 20 años viviendo en Alemania me había escapado. Claro que han fallecido familiares, pero no tan cercanos como hermanos, abuelos o padres. Y en el momento menos esperado, mi papá sufrió su tercer infarto, del cual ya no se pudo recuperar.

Hace casi 10 años escribí este texto para celebrar su cumpleaños #70. Ahí describía un poco su vida y sus primeros dos infartos, el primero a los 33 años y el segundo a los 56. Su padre y sus hermanos padecieron del mismo mal y mi abuelo murió de un infarto a los 60. Qué mala herencia! Justo el año pasado fue necesario colocarle un marcapasos para controlar su corazón y desde entonces ya no tuvo la misma energía que lo caracterizaba.

Desde hace unas semanas su salud se detioró rápidamente y el martes pasado lo internaron en el hospital para revisar su corazón de pe a pa. Pero su corazón se reveló y se infartó por tercera vez! Esta vez tanto los riñones como los pulmones resintieron y hubo necesidad de intubarlo para controlar todos los órganos afectados. Le hicieron un cataterismo y todo parecía mejorar, pero al quitarle el respirador su corazón ya no aguantó.

En enero cumpliría sus 80 y curiosamente este verano decidimos adelantar el festejo, aprovechando que todos sus hijos y nietos se encontraban en Monterrey y que seguramente sería difícil acompañarlo en enero. Le cantamos las mañanitas y sopló sus velitas. Quien diría que no llegaría a cumplirlos 😦

Todo pasó tan rápido que todavía no termino de asimilarlo. En verano me despedí de mis abuelos por tercera vez, ya que siempre que vuelvo a Alemania creo que no volveré a verlos y mi papá se les adelantó sin previo aviso. Doy gracias a Dios por habernos permitido convivir intensamente en verano con él, celebramos los XV de mis hijas, fuimos unos días a Parras y disfrutamos mucho en familia. No hubo una despedida oficial, pues ni siquiera por teléfono pude comunicarme con él, pero estoy tranquila de que nuestra última visita a Monterrey fue tan emotiva y hermosa. Así lo recordaremos, disfrutando la vida y la familia que había creado.

Ya lo había escrito hace 10 años, fue un hombre ejemplar con una vida plena. El mejor hijo, hermano, padre, esposo, amigo y abuelo del mundo! Y doy gracias a Dios por haberle regalado 45 años de tiempo extra después de su primer infarto. En este tiempo vio a su familia multiplicarse, viajó por el mundo y disfrutó cada momento con amigos y familiares.

He perdido a mi lector #1 que nunca se perdía mis entradas y que las comentaba regularmente… ya no las podrá leer, pero las vivirá conmigo de primera mano porque a partir de hoy lo llevaré en mi corazón y me acompañará siempre.

Quedamos desolados a su partida, sobretodo mi mamá con quien cumpliría sus bodas de oro en dos meses, pero tranquilos al saber que no sufrió en sus últimos días y seguros de que ya está en la presencia del Señor. Ahora le tocará velar por nosotros desde arriba y donde nos reservará un lugar para acompañarlo algún día.

Sigue un proceso difícil que aunado a la pandemia y a las fiestas decembrinas, será mas doloroso. Pero arriba corazones y a recordar todos esos bellos momentos compartidos que son un montón!

Te quiero hasta el infinito y te extrañaré muchísimo! Hasta pronto, querido papá!

En nuestro crucero por los fiordos noruegos

Y volvemos a empezar – Semana 90

Cuando parecía que todo volvía a la normalidad y poco a poco recobrábamos nuestra libertad, volvemos a empezar con nuevas medidas de higiene, restricciones, y reglas aún más complicadas.

Desde hace dos semanas, el número de contagios por corona virus aumenta diariamente, rompiendo incluso los récords del año pasado. Principalmente en el sur de Alemania, los hospitales están repletos y empiezan a enviar a pacientes a otros hospitales en ambulancia o helicóptero.

Mientras tanto, el país se encuentra en transición de gobierno y apenas el próximo fin de semana entra el nuevo con una coalición de tres partidos. Las últimas semanas, el gobierno ha estado muy ocupado en cómo se iba a formar el gobierno después de unas elecciones en las que ningún partido obtuvo mayoría, y en cómo repartirse las secretarías entre todos los partidos involucrados.

Y el coronavirus agarró vuelo! Se supone que el país tiene un 65% de la población vacunada y ahora es necesaria una tercera vacuna llamada „Booster“ a los 6 meses para fortalecer las primeras dos dosis. De un día para otro se comunicó la recomendación de esta tercera vacuna, sin tener centros de vacunación preparados y los consultorios sin vacunas para la repentina demanda.

Por otro lado, los conceptos de 2G y 3G que les había contado en entradas necesarias ya no son suficientes, y se han inventado el 2G plus y el 3G plus para complicar más las medidas. En algunos estados federados se ha generalizado el 2G (vacunados y sanados) a todo local, restaurante, hotel, etc. Los mercados de navidad en el sur del país fueron cancelados y en el norte hay diversos conceptos, por ejemplo en Hamburgo se dividió el mercado en dos partes: la de locales comerciales con la regla 3G y la de gastronomía con 2G, lo cual genera confusión, largas filas para controlar el estatus de los asistentes y desinterés.

Corona-Zutrittsregeln: Was bedeuten 2G, 2G Plus, 3G, 3G Plus? (Foto: picture-alliance / Reportdienste, Picture Alliance)

Incluso en los autobuses y trenes se ha impuesto la regla 3G lo que me parece demasiado complicado de controlar. En general las escuelas siguen con clases presenciales y mascarilla, y en caso de haber alumnos o profesores con corona, se envía a cuarentena al grupo completo o a los alumnos de primer contacto.

También en el lugar de trabajo se pide alguna de las 3G y en el sur del país, se ha vuelto a implementar el „home-office“ obligatorio para aquéllos que lo pueden hacer. Y claro, ya empiezan a faltar „tests“, que por cierto son nuevamente gratuitos para todos, porque los no vacunados se tienen que hacer „tests“ varias veces a la semana para poder ir al trabajo, justo como en la escuela.

Al mismo tiempo ha aumentado el número de cartillas de vacunación falsificadas y algunas personas no vacunadas efectivamente con tanta presión han decidido vacunarse, aumentando la demanda y falta de vacunas para la 3. dosis.

Así que esto parece no tener fin. Y ahora resulta que hay una nueva variante llamada „Omikron“ (la 15ta letra del alfabeto griego) que causa preocupación y ya empieza a complicar los viajes a ciertos países. Deja-vu?

Ya pedí otro paquete de mascarillas desechables porque la ilusión que tenía de que tal vez pronto ya no fueran necesarias se ha esfumado en un santiamén 😦

No queda más que seguir a la espera de que algún día este virus nos deje en paz y podamos volver a disfrutar de la vida social como antes. Será que algún día volverá? Después de dos años de pandemia, a veces lo dudo y me da una nostalgia 😦 Ya veremos… mientras a cuidarse y no perder la esperanza!

Trabajar en „home-office“

El tiempo va que vuela y ya voy a completar dos meses en mi nuevo trabajo como consultora de e-learning. Como lo escribí antes, la compañía está en el sur de Alemania y tiene oficinas en diferentes ciudades del país, siendo la más cercana de casa la de Essen, a 5-6 horas en coche.
Mi contrato es en „Home-Office“ y para efectos prácticos trabajo en la oficina de Essen aunque nunca tenga que ir. No soy la única empleada con este tipo de contrato y para mí es una situación completamente nueva, aunque no del todo desconocida.
Hace 15 años trabajé como consultora en una empresa, cuya oficina estaba en Frankfurt, pero los proyectos eran de tiempo completo en el extranjero y pocas veces tuve que ir a la oficina. En aquel entonces el término Home-Office no se conocía y aunque había internet y correo electrónico, no era común tener video-conferencias o capacitación en salones virtuales.
Ahora mis proyectos no son de tiempo completo y el puesto se supone tiene un 30% del tiempo dedicado a visitas a clientes, pero con la pandemia estos viajes se han eliminado y todo se hace de forma remota/virtual. La pregunta es: volverán los consultores a visitar a los clientes, a dar capacitación de forma presencial y llevar a cabo workshops en salas de reuniones?
Espero que sí, porque esto de ver a toda la gente en la pantalla a diario no es ideal para mí. El “Home-Office” en mi caso particular tiene ventajas y desventajas que a continuación escribo…
Ventajas:

  • No se invierte tiempo en el trayecto al trabajo. Tardo medio minuto de mi dormitorio a mi oficina 🙂
  • No se gasta en transporte, sea gasolina, boleto de tren o autobús.
  • Comodidad en el vestir. Normalmente me pongo pantalones deportivos y de la cintura para arriba procuro arreglarme como si fuera a la oficina porque uno nunca sabe cuando habrá una cita imprevista y hay que prender la cámara 🙂
  • Posibilidad de avanzar en tareas del hogar. Mientras me hago un café, vacío la lavadora de platos… y en mi camino a la cocina para prepararme un té, saco la ropa de la lavadora y la paso a la secadora.
  • Dependiendo de las reuniones, casi siempre como a mediodía con mis hijas. Ya sea que ellas cocinan y calientan, y yo sólo me siento a comer, o algunas veces puedo preparar algo sencillo mientras veo un vídeo o conferencia.

Desventajas:

  • No puedo asistir a los eventos presenciales entre colegas que cada vez son más frecuentes.
  • Mi contacto social se reduce a ver gente a través de la cámara.
  • Poca actividad física, ya que prácticamente no me muevo de mi escritorio durante todo el día.


La pregunta del millón y que hoy en día se hacen muchas empresas que intentan volver a la oficina, es si uno es más o menos productivo en casa? He escuchado todo tipo de opiniones y creo que es difícil comparar la productividad en ambos lugares. Adicionalmente se ponen en consideración temas como confianza, administración de tiempo, eficiencia, salud mental, etc.

En mi caso, puedo acomodar las 40 horas de trabajo a mi conveniencia y copié el modelo que tuve en mi último empleo: de 8 a 5 de lunes a jueves con solo media hora para comer, y el viernes de 8 a 3 🙂 Procuro salir a caminar por la tarde tres veces por semana para tomar aire fresco y moverme, mientras que los otros dos días hago gimnasia por la mañana. En la tarde-noche asisto a reuniones de la iglesia, del partido o me tomo algo con amigas para ver gente! Hasta ahora me he organizado bien con el trabajo de la casa, las chicas, las compras, etc.


Ya veremos como va evolucionando esto de la pandemia y sus efectos en el trabajo. El «new work» llegó para quedarse, pero espero que pronto tenga la oportunidad de visitar clientes, trabajar en proyectos con colegas en forma presencial y participar en eventos de la empresa, aunque tenga que viajar al sur!

Semana 77 – Nuevas reglas…

Sí, ya llevamos 77 semanas usando mascarilla y viviendo con el Coronavirus. Y el cuento o pesadilla o como quieran llamarlo parece no querer acabarse. Al contrario, hay nuevas variantes del virus, en algunos países están los números por las nubes y en otros se inventan nuevas reglas o leyes para más o menos sobrevivir en estos tiempos.

Nuestra familia tuvo la suerte de ir y volver de México sin contratiempos. Ni la familia de mi hermano que viajó de California ni nosotros regresamos con virus no deseados, ni la familia que dejamos en México se ha enfermado o contagiado de COVID por nuestra visita desde el extranjero. Ayudó que estuviéramos vacunados? Seguramente. Adicionalmente no fuimos a eventos masivos y no dejamos de usar el cubrebocas en lugares públicos. Teníamos que cuidarnos todos y así lo hicimos.

Pero desgraciadamente eso no puede contar cualquiera. En México los números de contagiados y fallecidos sigue subiendo y justo cuando regresamos a Alemania, volvían a limitar el aforo al 30%. Los hospitales y las funerarias no se dan abasto 😦

En Alemania los número no están subiendo como en México, pero tampoco nos hemos librado del bicho. A pesar de la lentitud del proceso de vacunación, ya se habla de un 60% de la población con las dos dosis (Impfdashboard) y por esa razón están empezando a cambiar las reglas del juego.

Hasta ahora se habían puesto más restricciones o quitado de acuerdo al índice de contagio por 100,000 habitantes. Gracias a Dios ya no sólo tomarán ese indicador, sino a partir de la semana pasada la aplicación de restricciones también tomará en cuenta el número de gente hospitalizada y el número de camas ocupadas en cuidados intensivos con pacientes de COVID. Hay que ser un gurú para entender cuando sí y cuando no se puede abrir un cine, una peluquería o tener clases, pero al menos poco a poco se van permitiendo eventos con más asistentes y locales que habían permanecido cerrados más de un año ya pueden abrir.

Pero lo más importante de todo este rollo es lo que ahora se llama la regla-3G. Las 3 Gs provienen de las palabras Geimpft (vacunado), Genesen (que tuvo COVID) y Getestet (persona que presenta un test con resultado negativo de COVID). Y así en muchos locales, eventos y lugares sólo se permite la entrada a estas personas. En pocas palabras, aquella persona que no está vacunada y no se ha enfermado de COVID, tiene que hacerse un test rápido para poder pasar la noche en un hotel, entrar a un restaurante o asistir a un concierto. Estos tests hasta ahora son gratuitos y se hacen en diferentes establecimientos en la ciudad. A partir de octubre dejarán de ser gratuitos!

Y eso no es todo, en algunos lugares como la ciudad de Hamburgo han implementado la regla 2G que excluye a los «Getestet» y pone mayor presión a que la gente se vacune o no podrá participar en la vida social de la ciudad.

Hace unos meses escribí la entrada «Privilegiados» porque ya veía venir que tarde o temprano la persona vacuna gozaría de ciertos privilegios para obligar de alguna manera a la gente a vacunarse. Ha funcionado la estrategia? No lo sé, pues desde hace semanas se quejan de que los centros de vacunación están vacíos y falta todavía el 40% de la población. Claro que los menores de 12 años no están considerados en la estadística y lo que demuestra que muchos de ese 40% no quieren o no pueden vacunarse.

En nuestra pequeña familia mi marido y yo volamos a México completamente vacunados y nuestra hija mayor (16) recibió su segunda dosis la semana pasada. La menor (15) recibió su primera esta semana y para finales de septiembre ya no necesitará hacerse test tres veces a la semana para poder ir a la escuela.

En nuestro estado Niedersachsen empiezan las clases la próxima semana y todo parece indicar que volverán todos (desde primaria hasta bachillerato) a la escuela. Seguirán usando mascarilla en el salón y tendrán ahora que realizarse 3 test por semana (lunes, miércoles y viernes) en lugar de dos, pero los grupos estarán completos. Además, los viajes de estudio se harán a finales de septiembre como están planeados y Caty irá a Berlín con su salón para conocer los edificios de gobierno y otros lugares importantes en la capital alemana. Desgraciadamente el viaje de Victoria que fue cancelado el año pasado (también a Berlín) no se realizará nunca 😦

Ayer fuimos a un restaurante a cenar y ya tenían un anuncio en la puerta con la regla 3G. En la semana viajaré a Saarbrücken por cuestiones de trabajo y también ya está en vigor la regla: tengo que presentar mi cartilla de vacunación o un test con resultado negativo. Y así, poco a poco… una estrategia del gobierno para obligar a vacunarse que no le gusta a todos y que sigue dando dolores de cabeza a los dueños de locales y negocios, pues el número de asistentes y clientes no sube y siguen temiendo por su situación financiera.

Así que seguiremos pendientes de cómo se va desarrollando esta pandemia que ya aburre, pero que no quiere dejarnos volver a la normalidad… si es que algún día será posible volver a los tiempos antes del 2020. Ya veremos….

Semana 67 – Y el verano llegó!

En un abrir y cerrar de ojos llegó mi estación favorita, el verano y en esta ocasión llegó con muchísimo calor! En algunas partes llegaron a más de 35 grados que para los estándares alemanes es muchísimo! En Stade llegamos a 30 y a partir de hoy descenderá la temperatura para llegar a duras penas a los 22 grados.

Acepto que he estado muy desconectada, pero aquí les van las novedades de las últimas semanas…

– después de la sorpresa de mi despido, me inscribí a dos cursos de alemán para mejorar mi escritura y vocabulario de negocios. Ya se acabaron y aprendí mucho, aunque me queda claro que tengo que ponerme a practicar si realmente quiero hablar y escribir mejor.

– la agencia del trabajo me autorizó una formación llamada „Arbeiten 4.0“ para aprender sobre la nueva forma de trabajar en tiempos de la digitalización. Dura 4 semanas y ya llevo la mitad. No cumplió con mis expectativas… y seguiré aprendiendo por mi cuenta para actualizar mis conocimientos y seguir aplicando a puestos relacionados a la informática.

– ya compramos los boletos para irnos a Monterrey, justamente en un mes! Aprovecharemos el viaje para celebrar los XV y Sweet 16 de las chicas con una misa de acción de gracias y una cena familiar. Además, pasaremos unos días en Puerto Vallarta. Ya hace falta tomar vacaciones de verdad!

– las chicas volvieron a clases normales hace dos semanas y todo parece indicar que así terminarán el ciclo escolar. A partir de hoy ya no tienen que usar mascarilla afuera :), sólo en los pasillos.

– poco a poco la vida vuelve también a la normalidad y aunque varía de estado a estado, aquí por ejemplo ya no es necesario usar mascarilla en la calle, ni hacerse test rápido para comer en un restaurante.

– la vacunación va todavía muy lenta y según leí por ahí, apenas va el 30% de la población con las dos vacunas. Al menos mi marido y yo tendremos ambas dosis antes de volar a México.

Así que a seguir disfrutando el verano en casita, sin trabajo, pero con mucho que aprender por mi cuenta y mucho que planear para nuestras vacaciones. Ya cuando regrese de México me pondré las pilas para buscar trabajo.

Que tengan un lindo verano y si se van de vacaciones, que la pasen genial!!!

Semana 63 – Privilegiados

Ya se acabó mayo y poco a poco el clima va mejorando. Abril y mayo fueron meses lluviosos y frescos, pero confío en que junio traiga temperaturas más cálidas y este verano sea caluroso.

Y también poco a poco se van eliminando las restricciones del Covid. Muy lentamente porque la estrategia de vacunación sigue siendo un desastre y va muuuuy lenta. Como en la mayor parte del mundo, se elaboró una lista de prioridad para que la población se vacunara de acuerdo a edad, profesión o estado de salud.

En enero empezó el grupo 1 que incluía personal médico y apenas hace dos semanas empezó el grupo 3 que incluye a mayores de 60 años, educadoras, policías y personas con enfermedades cardiacas, entre otros.

Bueno, en cada estado la prioridad va a diferente ritmo, y la cantidad disponible de vacunas también varía de región a región. Pero evidentemente el proceso va lento y hay muchas razones para explicarlo. Este artículo explica muy bien las mas importantes.

Al mismo tiempo que se vacuna a la población, han aparecido múltiples escándalos como el de la vacuna Astra Zeneca, que al principio estaba solo autorizada para menores de 60 años, luego solo para mayores de 60 por los casos de trombosis y finalmente se ha autorizado para quien voluntariamente la quiera. Parece chiste, pero es real.

Además, en las últimas semanas se han empezado a dar privilegios a las personas que ya tienen las dos dosis de vacuna. Por ejemplo, no necesitan hacerse test rápido y pueden entrar a tiendas, restaurantes y evitar la cuarentena en caso de viajar. Algo que ha dividido a la población y con justa razón. Que culpa tiene un joven sano de no estar vacunado? Gracias a la burocracia, falta de vacunas y estrategia política, la juventud ha quedado al final de la lista! Y veremos si para otoño están vacunados 😦

A mediados de abril me llegó una carta del estado de Niedersachsen que decía que mi seguro social me incluía en el grupo 3 de prioridad. No se menciona la enfermedad y yo no estoy segura si es por mis problemas de apnea, presión alta, piedras en el riñón, osteopetrosis o alguna otra cosita que yo misma desconozco 🙂 Con dicha carta, podía registrarme en el centro de vacunación de mi ciudad.

Sinceramente yo no tenía pensado vacunarme. Soy pro-vacunas, pero en este caso particular soy bastante escéptica y no estoy de acuerdo con muchas cosas con respecto a la pandemia, la vacuna, las medidas tomadas, etc. Quería ser de las últimas y sólo si fuera obligatoria para viajar o para volver a la vida „normal“…

¿Qué hacer? Por un lado no podía perder la oportunidad dada, viendo que tanta gente si quiere vacunarse y no entra en ninguna lista de prioridad. Por otro lado los privilegios de la gente vacunada para volver a la normalidad van en aumento. Así que después de un par de días de pensar y hablar con algunas personas, decidí registrarme… sólo para entrar en una lista de espera!

La primera cita fue el 18 de mayo, casi un mes después de registrarme. La segunda está programada para finales de junio. En este tiempo quedé desempleada y reservé mi viaje a México. Casualmente podré viajar vacunada y ya veremos que otros privilegios obtengo en las siguientes semanas.

Por otro lado mi marido se hizo un examen de sangre para saber si tenía anticuerpos y ver si podía disfrutar de los privilegios de los „vacunados, contagiados y testeados“. (ver caricatura arriba) En la cita para sacarle sangre, el médico le comentó que la próxima semana tendría algunas vacunas de Astra Zeneca y que podía apuntarse en una lista si estaba interesado. Así lo hizo y casualmente le dieron cita el mismo día que yo tenía: 18 de mayo.

A él lo vacunaron en el consultorio médico del vecindario, a mí en el centro de vacunación de la ciudad. La burocracia fue la misma pero en mi caso, era una de cien personas y el proceso duró mucho mas.

El centro de vacunación se adaptó en una fábrica ubicada en la parte industrial de Stade. Desde que llegué hasta que salí pasé por 4 o 5 puntos de control, llené y firmé varios papeles, estuve en dos salas de espera: primero para esperar a que me asignaran una cabina para vacunarme, la segunda para esperar que pasarán 15 minutos después de la vacuna. En total llegué a contar 100 personas esperando su vacuna en la primera sala y otros 100 empleados que revisan papelería, miden temperatura, indican el camino, etc. Adicional a la cantidad de papeles para explicar los efectos secundarios, formularios de salud actual y autorización de manejo de datos personales, muchos empleados usaban tabletas para documentar el proceso y había pantallas en las salas para indicar qué cabina te correspondía o si ya podías irte a casa.

No cabe duda, los alemanes arman en un santiamén centros de vacunación con alta tecnología, pero no me quiero imaginar los costos que éstos representan. Centros que en un par de meses tendrán que ser desmantelados 😦 Y de burocracia mejor ni hablamos!

Justamente hace 3 semanas me vacunaron contra el tétanos porque la última la había recibido hace 10 años. No tuve que firmar ningún papel ni llenar ningún formulario! Si si si… no es experimental como la del COVID, ya lo sé 😉

Pero bueno, ya formamos parte del 40% de la población alemana que ya tiene una dosis. Sí, apenas el 40%! Con dos dosis apenas va el 15%. Triste caso! (Fuente: Impfdashboard)

Y definitivamente privilegiados!

Semana 59 – desempleada y harta

Seguimos en pandemia, con todo cerrado, sin posibilidad de reunirse con amigos ni de viajar. El ánimo de todo el mundo anda por los suelos y nadie ve un fin cercano a esta pesadilla.

Como lo escribí en mi última entrada, mi única satisfacción era mi trabajo que me permitía desconectarme del mundo exterior para concentrarme en las videoconferencias, soporte a clientes y aprender sobre el software de la empresa.

Pero el gusto me duró poco. No alcancé ni a invitar a mis amigas a tomar unas copas para celebrar el nuevo trabajo, cuando ya ni lo tengo. Sí, triste…. muy triste. La semana pasada me avisaron que mi perfil no cumplía con las expectativas, y que necesitaban a alguien más técnico. Yo ya lo había notado y aunque hice todo lo posible para ponerme al corriente, mis habilidades técnicas (servidores, bases de datos, java, etc.) no iban a mejorar de un día para otro.

Estaba en período de prueba, un período que se da a ambas partes para ver si el trabajo es lo que se esperaba. A mí ya se me iba el sueño en pensar todo lo que tenía planeado para el día siguiente y si iba a poder lograrlo o no. Faltaban dos meses para completar los 6 meses de prueba, y mi jefe se me adelantó.

Además, otro punto en mi contra fue mi comunicación escrita en alemán. Ya lo había escrito por aquí… mi miedo no resultó infundado, y ahora sé que es un hecho. A pesar de tener ayuda de herramientas de traducción y corrección, tardaba mucho tiempo en redactar los correos electrónicos para colegas y clientes. Y en muchas ocasiones, tenía que pedir a algún colega su visto bueno antes de enviarlo al cliente. Mi alemán hablado es mucho mejor y de alguna forma, puedo comunicarme, dar cursos y explicar la solución a un problema. Pero escribir? Ya no me da miedo, me da pánico!

En fin, la experiencia de trabajar en una oficina después de tanto tiempo fue muy satisfactoria. Aprendí muchísimo, me encantaba mi rutina diaria de ir al trabajo, ver a los colegas, y volver a casa después de 8 horas. Les agradecí la oportunidad otorgada y ahora ya sé mis áreas de mejora, para que a la próxima no me agarren desprevenida.

No tengo idea de como mejorar mi redacción en alemán. Antes de comenzar con el trabajo, ya me había comprado un montón de libros y tomé un curso de “alemán para el trabajo”, pero nada de eso logró mejorar mi déficit de redacción. Si alguien tiene alguna idea, se los agradeceré infinitamente.

Y ahora sí que estoy desempleada al 100%. Mis cursos de español están a cargo de otra profesora y no creo encontrar trabajo en un corto plazo. Estoy preocupada, pero confío en que se presente una nueva oportunidad que se adapte mejor a mis habilidades y conocimientos. Mientras me pondré a mejorar mi alemán escrito.

De la pandemia mejor ni escribo. La estrategia de vacunación deja mucho que desear… apenas van con los mayores de 60 años y esto no parece tener fin, entre mutaciones, toque de queda, tests rápidos, etc.

Mis hijas iban a volver a la escuela después de las vacaciones de pascua pero se quedaron con las ganas, porque subió el índice de contagios en la ciudad y continuaron con “home-schooling”. Sólo han ido a la escuela dos días desde mediados de diciembre del 2020. Ya están hartas, desmotivadas y podría decir que en depresión.

El “homeschooling” después de un año sigue consistiendo en auto-estudio. Se les envían textos y ejercicios por correo que tienen que devolver en determinado tiempo. Luego les envían una hojita con las respuestas para que ellos mismos se corrijan. Mi hija mayor sólo tiene videoconferencias en 4 de 10 materias, y la menor en 6. Fatal! Pero todo parece indicar que la próxima semana podrán volver a clases si el índice de contagios se mantiene bajo. Ya veremos…

También la próxima semana tenemos planes de ir a la playa del Mar Báltico a pasar el puente de la “Asención del Señor”. Ya veremos si nos dejan…

Así que ahora desempleada, harta y cansada de esta pandemia, sin perspectivas ni idea de cuándo podremos volver a tomar un café en un restaurante, ir al cine, reunirnos con amigos o tomar un curso de lo que sea (presencial y no virtual). Aún las personas vacunadas siguen teniendo miedo…

Ojalá la próxima entrada sea un poco más optimista y con mejores noticias sobre mi trabajo, la escuela de las niñas, la vida social y la vacunación. Ojalá…

Un año de COVID- 12 cosas positivas

Después de mis últimas entradas que no han sido nada optimistas, he decidido copiarme una idea muy linda de mi amiga Yadira. Ella es también mexicana viviendo en Alemania, pero en la capital! Y así como yo, tiene su blog que más de una vez me ha inspirado a copiarla, jiji.

Ya tenemos un año viviendo entre mascarillas, «lockdowns», contagios, distancia social y mil cosas que ni en mi peor pesadilla hubiera imaginado. Ya estoy harta y temo estar entrando en una depresión porque ando de un humor de perros y poco o nada me alegra el día. Así que para hacer una pausa de todo este negativismo que me rodea, hice una lista como la de Yadis con 12 cosas positivas que he aprendido o han sucedido en los últimos 12 meses.

1. Trabajo. Desde hace 3 meses trabajo en una pequeña empresa cerca de Stade como informática. La mayor parte del tiempo me la he pasado aprendiendo el software que ellos mismos desarrollaron para el control de permisos de construcción, y que se implementa en las oficinas de gobierno correspondientes. Pero poco a poco ya voy haciéndome cargo de proyectos, capacitación y soporte. Estoy muy contenta por la oportunidad que me han dado, considerando que estuve fuera de mi profesión muchos años. Sigo batallando con mi alemán, sobretodo escrito, pero mis colegas me echan la mano y voy mejorando día con día.

2. Deporte. Por cuestiones de salud, me han obligado a hacer ejercicio para fortalecer los músculos de mi cintura, cuello y espalda. Eso de los gimnasios no es para mí, y con la pandemia como quiera hubiera sido imposible visitarlos, así que me compré un programa de CDs con rutinas diferentes para 12 semanas. No voy a decir que lo hago diario, porque mentiría, pero procuro hacerlo 4 veces por semana por la mañana. Me siento muy bien desde entonces y sí he notado diferencia en mi energía y fuerza 🙂

3. Peso. A pesar del encierro y el poco contacto social, mi peso corporal no ha aumentado y trato de cuidarme para no subir. Nunca he tenido problemas en este tema, pero después de los 45 si he notado que si me pongo a comer todo lo que quiero, ya no es como antes, que mi peso se conservaba igual. Así que a bajarle a los antojitos…

4. Alimentación. El año pasado finalmente cedí a las recomendaciones de unas amigas para probar los búlgaros (Kefir). Ya había oído mucho de ellos y me resistía… pero he de confesar que fue una buena idea integrarlos en mi dieta diaria. Cada mañana, cuelo la leche donde los búlgaros se reproducen y la mezclo con fruta para prepararme un buen «smoothie» de desayuno. Ya me acostumbre al sabor y mi estómago funciona de maravilla.

5. Bowls. También en el tema de alimentación, algo nuevo que empecé a hacer este año por cuestiones de falta de tiempo y que tengo que llevar comida al trabajo, fue preparar los famosos «Bowls». Compré un libro y cada semana pruebo una o dos recetas diferentes. Sé que no es una moda reciente, pero para mí es la novedad y de verdad que son muy prácticos, ricos y saludables. Me encanta comprar ingredientes desconocidos para preparar un «Bowl» nuevo.

6. Piano. Cuando empezó la pandemia decidimos comprar un piano para nuestra hija mayor y para mí, pero como era de esperarse, la que lo usa casi a diario soy yo! Es mi mejor pasatiempo en estos días y procuro practicar mínimo media hora diaria. Me relajo, me ayuda con la concentración y aprendo canciones nuevas. Después de 30 años de no tocarlo, nunca imagine que iba a agarrarle tanto cariño a un antiguo pasatiempo.

7. Rompecabezas. Otro buen pasatiempo cuando no se puede salir ni reunirse con nadie, es armar rompecabezas! Empecé con uno de mariposas, luego uno del día de muertos/película Coco. Durante estos días de vacaciones estamos armando uno en familia sobre cosas típicas en el mundo. Interesante y divertido a la vez!

8. Salud. Algo muy bueno en estos 12 meses es que toda la familia ha sobrevivido sin enfermarse, no sólo del COVID sino de otras enfermedades. Las visitas médicas durante este año han sido solo para control y la única visita al hospital ha sido para recoger a mi amiga Regina cuando le pusieron un marcapasos. No me puedo quejar y espero así sigamos…

9. Pequeños cambios. El proyecto de remodelación de uno de los cuartos de baño se ha retrasado, pero no por eso no ha habido cambios en casa. Ahora que ya tengo un sueldo seguro, me he dado unos lujitos para cambiar tapetes, marcos y cosas de la cocina. Incluso ordené un montón de tuppers nuevos para reemplazar todos los viejos que tenía desde que me casé, jiji. No son grandes proyectos, pero si le dan un nuevo aire a las habitaciones y a la vida diaria!

10. Política. Yo que me quejo del gobierno a diario, he decidido participar activamente en la política de mi barrio. Como soy la encargada de la página de internet, la alcaldesa me invitó a participar y pues porqué no? Así puedo conocer gente del barrio y proponer ideas nuevas para mejorar problemas de la comunidad. Apenas hace unas semanas fue la primera reunión (virtual por supuesto) y en los próximos meses habrá más para planear el plan de trabajo para las elecciones de septiembre. Obviamente empiezo como «achichincle», pero igual y me gusté y al rato termine de canciller, jaja!

11. Coche nuevo. Mi marido recibió la oportunidad de tener un coche de la empresa donde trabaja, y desde octubre tenemos coche nuevo. Es obviamente propiedad de la empresa y ellos pagan seguros, revisiones, reparaciones, etc, pero mi marido paga una módica cantidad para poderlo usar también de forma privada. El plan es que en verano cambiemos también mi coche, pero ya veremos.

12. Y por último, termino con la misma idea de Yadira. Doy gracias a Dios de que no me he vuelto loca, aunque ya me falta poquito. También agradezco que mis hijas y mi marido, así como mi familia en México sigue bien, tanto de salud física como mental. Y le pido a Dios con todas mis fuerzas para que esta pesadilla termine pronto.

La lista podría ser un poquito más larga, pero la dejo hasta aquí. Para todos aquellos que están como yo, al borde de un ataque de nervios, les recomiendo este ejercicio. Ponerse a pensar en las cosas positivas que han vivido en estos 12 meses, escribirlas y porqué no? Compartirlas para que otros hagan lo mismo. Ayuda a distraerse, a darse cuenta que no todo es tan malo y que hay mucho que agradecer.

Muchas gracias por leerme y espero hayan tenido una linda Pascua. La nuestra fue muy aburrida y al igual que la navidad, el día de reyes, el carnaval, etc… la Semana Santa me pasó de noche y siento como si el tiempo estuviera detenido. Las festividades han pedido importancia y se viven como un día cualquiera. Ni fotos, ni invitados, ni placer… de momento el departamento que habíamos reservado para estos días lo reservamos para mediados de mayo en el puente de la Asención del Señor, veremos si para entonces nos dejan viajar al mar Báltico o seguimos en «Lockdown».

Cuídense mucho y hasta la próxima!

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