El diario personal de una mujer, mexicana, migrante y mamá que vive en Alemania… sus experiencias, sus anécdotas y sus opiniones!

Archivo para mayo 1, 2020

Mis sentimientos en tiempos del Coronavirus

Querido Diario:foto

Esta semana me llegó una imagen que me hizo reflexionar sobre cómo recordaré esta crisis en el futuro. Y cómo tengo tan mala memoria he pensado en escribir sobre mis sentimientos y pensamientos en estos días, por un lado para poder leerlos en un par de años y por otro para desahogarme un poco.

Estamos a punto de cumplir 7 semanas de cuarentena, tiempo en el que no podemos reunirnos con gente, ni ir a un restaurante ni salir de vacaciones. La montaña rusa de sentimientos ha pasado por un poco de todo, pero creo que hoy puedo resumirlos en cuatro:

Molesta

Sí, me siento molesta con los medios, con los chinos y con los políticos. No estoy de acuerdo con muchas decisiones que se han tomado en Alemania y en otros países. Claro, yo no soy política y quizá mis ideas también estén equivocadas, pero desgraciadamente mi grado de enojo va en aumento y he decidido dejar de leer por completo las noticias para no alterar más mi estado de ánimo. Creo que los medios han causado una paranoia terrible, los chinos ocultaron información por alguna razón aún desconocida (aunque hay muchas teorías) y los políticos han reaccionado drásticamente llevándose de encuentro la economía, la paz social y la libertad.

En un principio, acepté las medidas porque decían que querían evitar el colapso en los hospitales y aplanar la curva de contagios. Y ahora parece que esperan a que no haya ningún contagio para poder volver a la normalidad. Será eso posible? En Alemania hubo regiones que nunca tuvieron hospitales llenos y aún así, seguimos en cuarentena.

Ya empiezan a oírse voces críticas y sólo el tiempo podrá decirnos si las decisiones tomadas fueron las correctas o las mejores. Obviamente sé que nunca conoceremos el panorama bajo otras decisiones, porque lo hecho hecho está y no habrá vuelta atrás. Simplemente tendremos que vivir con ellas y si bien nos va, aprender para no volver a repetirlas.

Preocupada

Dejando a un lado mi enojo, lo que sigue es una preocupación constante. Me preocupa la situación de miles de empresarios a punto de perder sus negocios, de millones de empleados cuyo trabajo está en la cuerda floja, de muchas familias estresadas y la incertidumbre de no saber cuándo terminará este espiral de malas noticias.

No me preocupa lo que mis hijas han dejado de aprender por no ir a la escuela, pero sí me preocupa la falta de contacto social. Deseo que vuelvan a la escuela para que vean a sus amigas y tengan contacto real con personas de su edad. Chatean por Whatsapp, pero no me hago a la idea que pudieran seguir otros 3 meses (incluyendo las vacaciones de verano) sin convivir con otras personas que no sean sus padres.

Y me preocupa demasiado la situación de los viajes. No, no para ir de vacaciones a la playa… sino para ver a mi familia en México. No tengo idea si nuestro plan de ir en diciembre pueda cumplirse, pero me preocupa que por alguna razón tuviera que ir a México y no poder hacerlo por falta de vuelos o fronteras cerradas. Eso sí me quita el sueño.

Estresada

Molesta, preocupada y muy estresada! Estar en casa sin saber si podré volver a dar clases este semestre me pone de mal humor. Estoy intentando convencer a mis alumnos de tomar clases en línea, pero no tengo apoyo de la escuela y algunos alumnos se niegan a aprender español en la computadora.

Soy una persona muy social y el no poder salir con amigas me está consumiendo. Hacemos reuniones virtuales y les llamo por teléfono, pero no es lo mismo. Y eso de no saludar a la gente, andar con mascarilla en el supermercado, no acercarse a otras personas y no poder visitar a la familia no es lo mío. Y me estresa no saber cuándo podremos volver a abrazarnos sin preocuparnos de un posible contagio.

Mientras escribo estas líneas me dan ganas de llorar. En qué momento llegamos a una situación tan desoladora, tan triste y tan incierta. Ni en la peor de mis pesadillas podría haber imaginado una vida así. Y claro, hay muchos optimistas que opinan que esto pasará y volveremos a abrazarnos, y a viajar, y a ser como antes. Cuánto me gustaría ser de esas personas, pero a mí el optimismo me abandonó hacer algunas semanas.

Pero bueno, no todo es negativo. Y aquí viene el lado positivo de mis sentimientos… no es el optimismo, ni la esperanza, ni la fé lo que me mantiene al pie del cañón. Lo que me ayuda cada día a levantarme temprano y mostrar una sonrisa (siempre y cuando no tenga cubrebocas puesto) es la GRATITUD.

Agradecida

Todos los días doy gracias a Dios, a la vida y al destino por vivir esta crisis en una situación privilegiada y me siento afortunada de contar con muuuuuchas cosas que permiten hacer más llevadero el día a día.

-Primero que nada, agradezco que no vivo sola. Tengo una familia con la cual puedo disfrutar de un paseo por el barrio, ver una película o cocinar un platillo nuevo. Mi marido y mis hijas me hacen compañía y pido a Dios por todas esas personas que viven solas que seguramente la están pasando mucho peor.

– Tendré mis achaques pero soy una persona sana y agradezco por mi salud y la de mi familia. Vivir estos tiempos en un hospital, con un transplante pendiente, con una discapacidad grave, con cáncer, diabetes o cualquier otra enfermedad es simplemente aterrador y pido a Dios por todas esas personas para que puedan sobrellevar su situación de la mejor manera en estos  momentos.

-Gracias por que vivo en una casa con jardín y terraza. Vivo en un barrio tranquilo y una ciudad pequeña donde esta permitido salir a la compra, caminar por el bosque y disfrutar la naturaleza. Vivir en un departamento sin poder salir a la calle como en las grandes ciudades de España debe ser terrible. Peor aún la están pasando los que ni siquiera tienen un lugar donde dormir 😦

-En tiempos tan complicados para muchas profesiones, debo agradecer que mi esposo trabaja en una pequeña empresa cuyos clientes pertenecen a industrias «básicas» como la de alimentos o farmacéutica. De momento todos los empleados conservan su trabajo y tienen proyectos suficientes. No podría imaginar el escenario si trabajara en la industria áerea como muchos de nuestros vecinos, de turismo o gastronomía.

-Agradezco que en este momento mis hijas sean adolescentes, sí una etapa difícil pero buena para comprender lo que está pasando. Son independientes y no tengo que entretenerlas ni explicarles sus deberes escolares. Tampoco están en grados superiores que pusiera en peligro el pase a la universidad o encontrar un trabajo.

– Gracias a Dios, la tecnología hoy en día nos permite estar en contacto con nuestras familias en el extranjero, con amigos y colegas. Hubiera pasado esto hace 30 años, saber de mis padres o hermanos sería prácticamente imposible.

-Quién iba a saber que mi estancia en México en enero sería quizá la última sin preocupaciones al viajar en avión, a reunirse libremente en restaurantes y pasear sin cubrebocas. Hoy más que nunca me alegra haber estado en Monterrey tres semanas, porque no sé cuándo volveré y bajo cuáles circunstancias.

– Igualmente agradezco las oportunidades que tuve en el pasado de viajar en crucero, de tener a mi familia mexicana en Alemania, de estudiar en el extranjero, de trabajar en diferentes países del mundo, de conocer paraísos turísticos, de enseñarles a nuestras hijas otras culturas, de disfrutar el planeta sin preocupaciones ni limitaciones. Sólo Dios sabe cuándo será posible todo eso.

Cada quién tiene su forma de sobrellevar esta crisis tan horrible y le pido a Dios para que nos de fortaleza para afrontar lo que viene. A unos países la crisis le pegará más duro que a otros, pero definitivamente vienen tiempos difíciles para todos. Ojalá en un par de años pueda leer esta entrada y decir que no fue tan grave como pensaba. Ojalá!

Sigo pensando que la vida es bella y hay que aprender a disfrutarla bajo estas circunstancias tan complejas y llenas de incertidumbre. Mi mantra cada mañana es «Me concentro en mi ahora y en mi aquí». Así que a vivir cada día como si fuera el primero, el último y el único. Ya mañana Dios dirá…

Agradecida por poder escribir estas líneas en un día solado de primavera, se despide

Mariposa Migrante.

 

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