Vacaciones en el Costa Magica- Parte 2
Durante 10 días viajamos en el Costa Mágica a lo largo y ancho del Mar Mediterráneo, pasando por el estrecho de Gibraltar para continuar navegando por aguas del Océano Atlántico. Paramos en un puerto francés, en otro portugués, en dos italianos y en tres españoles. Conocimos 3 islas y durante cuatro días solo vimos mar y mar y más mar. En cada uno de los puertos tuvimos diferentes horarios y en general bajábamos tan pronto era posible y subíamos lo más tarde posible para aprovechar al máximo nuestra estancia. Terminábamos exhaustos pero siempre muy contentos!
A continuación les cuento un poquito de lo que descubrimos y conocimos en cada uno de nuestros destinos:
Savona. Es una ciudad típica italiana con muchas iglesias, callejones y restaurantes. Del puerto al centro solo caminamos 5 minutos y recorrimos todo el centro histórico en un par de horas. Volvimos al barco a comer y después volvimos a bajar para visitar el museo de Apple que había estado cerrado por la mañana. Fue muy interesante y emotivo ver la historia de las computadoras Mac y reencontrarme con el primer modelo de Apple que conocí hace 35 años.
Marsella. Un autobús de Costa (10€ p.p. ) nos llevó al puerto antiguo de la ciudad (a 10 kms) donde tomamos un trenecito turistico que hacía un recorrido de 1 hora por la ciudad incluyendo una visita a la iglesia Notre Dame de la Guarda que esta a 160 metros de altura y de donde se puede admirar toda la ciudad. Lo más emotivo del día fue ver a la Virgen de Guadalupe en la iglesia! Después comimos en una Brasserie típica algunos platillos tradicionales franceses para finalmente volver al barco en autobús.
Lanzarote. A pesar de haber investigado y leído mucho sobre esta isla canaria, cuando llegamos no teníamos un plan definido y lo único que sabíamos era que queríamos visitar el parque de Timanfaya. Llegando a la isla pedimos un mapa y vimos que los taxistas ofrecían diferentes tours y un alemán que recién regresaba de uno, nos dijo que valía la pena. Después de esperar un ratito llegó Chalo que nos explicó en qué consistía el tour que incluía el parque volcánico y nos subimos a su taxi. En casi 4 horas visitamos:
– el monumento al campesino
– la iglesia de nuestra señora de Dolores, patrona de la isla
– la región vitivinícola de Geria donde degustamos y compramos un vinito tinto delicioso
– los camellos que por falta de tiempo no montamos pero sí pasamos a saludar
– el parque de Timanfaya, donde un autobús nos condujo entre los volcanes mientras escuchábamos la historia de sus últimas erupciones. Muuuuy interesante! Como nos dijo Chalo, te sientes como en otro mundo!
– al final caminamos un poco por el malecón y regresamos a nuestro barco en el autobús de Costa (6€ p.p.)
Todas las viviendas en esta isla están pintadas de blanco lo que resalta muchísimo en el paisaje oscuro de la tierra volcánica. Uno de los lugares que más nos gustó definitivamente!
Tenerife. En esta isla nos decidimos por rentar un carro y descubrirla por nuestra cuenta. Con los consejos del chico de la agencia de renta de autos, visitamos:
– San Cristobal de la Laguna, donde hicimos algunas compras y paseamos por su centro histórico
– La Candelaria, donde paseamos por la playa de arena negra y conocimos la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria. Ah, y comimos una deliciosa parrillada de pescado y mariscos.
Madeira. Después de taxi, autobus y auto rentado, esta isla la recorrimos a pie. Bueno, su ciudad capital Funchal donde tomamos el teleférico a la parte más alta de la ciudad donde conocimos los famosos «cestinhos». Cerca del puerto había un mercadito con artesanías y compré algunas cositas de recuerdo. De regreso al barco pasamos por el museo de Cristiano Ronaldo, donde tomamos algunas fotos. Madeira es una isla muy bonita y tranquila, limpia y con mucha vegetación!
Málaga. Esta fue nuestra parada mas corta y la única ciudad que ya conocíamos con anterioridad, así que nos enfocamos en caminar un poco por sus calles y buscar nuevos trajes de baño para las niñas. De casualidad llegamos a la casa natal de Pablo Picasso y la recorrimos rápidamente. Desde las 8 podíamos desembarcar pero el comercio abría a las 10 e incluso el centro comercial Muelle Uno abre a a las 12. A las 12:30 teníamos que abordar y con el dolor de nuestro corazón nos despedimos de nuestro último puerto visitado.
Roma. La capital italiana es grandísima y ofrece tanto al turista que las pocas horas que para el barco en este puerto no hubieran bastado para conocerla. Por esta razón decidimos quedarnos 3 noches adicionales al final de nuestro crucero antes de volver a Alemania. El miércoles 12 de octubre, el autobús de Costa nos llevó hasta el aeropuerto Fiumicino, donde no pudimos tomar el tren Express por fallas técnicas y en su lugar tomamos un autobús a la estación central de Roma. Allí tomamos el metro que nos dejó a dos cuadras de nuestro hotel.
Esa tarde caminamos y paseamos tranquilamente por el barrio del hotel que se encontraba al noreste del centro histórico. Conocimos algunos parques y compramos algunas cositas para cenar en el balcón de nuestra habitación. El clima soleado y calientito (25 C) nos acompañaría los siguientes 3 días.
Al día siguiente, jueves, tomamos el metro temprano hacia el Coliseo Romano y como ya teníamos boletos, solo tuvimos que esperar 30 minutos para apreciar esta joya de la arquitectura antigua. Espectacular!!! Después seguimos por el Foro Romano, comimos pizza y pasta para seguir nuestro camino hacia la Fuente de Trevi y la plaza España, con su conocida escalinata. Tomamos el metro de regreso al hotel y terminamos el día rendidos pero decididos a salir al día siguiente aun más temprano para continuar con nuestros descubrimientos por la ciudad.
Nuestro segundo y último día completo en Roma lo empezamos a las 9 de la mañana, tomando el metro hacia el Vaticano. Yo conocí la Basilica de San Pedro y la Capilla Sixtina hace 20 años en mi primer viaje a Europa, y mi marido ni las niñas tenían interés en conocer estos edificios por dentro. Pero estando en la Plaza San Pedro mi marido espontáneamente quiso entrar a la Basílica y subir a su cúpula. He de confesar que yo no conocía esa opción, así que después de esperar media hora para entrar, pagamos 8€ por adulto para tomar el ascensor y apreciar la cúpula por dentro de cerca y posteriormente subir otros 165 escalones para admirar Roma desde la parte mas alta de la Basilica. Uffff! Difícil expresar con palabras la emoción que sentí al estar allá arriba! Al bajar admiramos la iglesia por dentro y a eso de mediodía nos encaminamos hacia la Plaza Navona cruzando el Río Tíber por el puente «Sant´Angelo». Volvimos a degustar platillos 100% italianos y pasamos la tarde caminando entre iglesias y ruinas romanas. Finalmente tomamos el metro de regreso a nuestro hotel donde empacamos y luego salimos a cenar a un restaurante cercano, también auténtico italiano.
Fueron dos días intensos y los pies y piernas nos dolían demasiado, pero no me puedo quejar, vimos todo lo que queríamos ver, probamos la cocina italiana que nos encanta y disfrutamos nuestros últimos días de vacaciones de otoño en familia bajo un cielo azul hermoso y una temperatura ideal: 25 C! Roma es una ciudad única en el mundo y espero volver pronto!
El sábado 14, nuestro regreso a Alemania fue tranquilo y sin contratiempos. Tuvimos el domingo para descansar y preparar nuestras cosas de escuela y trabajo para volver nuevamente a la rutina. Y así terminaron nuestras hermosas vacaciones por el Mediterráneo y el Océano Atlántico.
En la próxima entrada les contaré de los pormenores sobre el barco, el tipo de actividades que hicimos en los cuatro días de navegación y todo lo que disfrutamos en nuestro «hotel flotante». Hasta entonces!