El diario personal de una mujer, mexicana, migrante y mamá que vive en Alemania… sus experiencias, sus anécdotas y sus opiniones!

Archivo para septiembre 18, 2017

¡Viva México!

Llevo 15 años gritando Viva México el 15 de septiembre, día de la independencia mexicana, fuera de mi patria! Casi todos los años he tenido oportunidad de gritarlo en algún evento organizado por la embajada o por un grupo de mexicanos que no quieren pasar el día desapercibido. Este año no fue la excepción y a falta de fiesta nacional en Hamburgo, me reuní con algunas amigas en un restaurante mexicano a celebrar nuestra identidad mexicana, cantando, comiendo y bailando como buenas embajadoras en este país.

Muchos piensan que con el paso de los años uno se olvida del español, o se «hace más» de la cultura del país donde se vive, pero en mi caso he pasado por diversas fases que me han hecho valorar mucho más mis raíces. Recién llegué quería aprender el idioma, después con el trabajo me preocupé por hacer contacto con colegas, llegaron las niñas y quería conocer a las mamás de las amigas de mis hijas y hace 3 años me concentré en aprender el alemán de una vez por todas.

En todos estos años no me olvidé de mis raíces pero creo que le quise dar más importancia a lo alemán para facilitar mi integración y adaptación a la cultura alemana. Hoy, a 15 años de haber llegado a Alemania, me siento más mexicana que nunca y grito con todas mis fuerzas:

¡Viva México! porque me vio nacer y me dio valores, costumbres y tradiciones que llevo en el corazón y que me identifican como mexicana a donde vaya. Un país maravilloso lleno de naturaleza, paisajes y tesoros que enamoran a quien lo visita. Bien dicen que como México no hay dos, y estoy orgullosa de haber nacido en el país más bello del mundo.

¡Viva su cultura! El día de muertos, las posadas navideñas, las fiestas patrias y el amor a la Guadalupana. Tradiciones que comparto con amigos, vecinos y alumnos. No hay evento internacional en donde no me ponga un traje regional, una pieza de joyería auténtica mexicana o lleve una bolsa bordada por manos indígenas. No tendré la piel morena pero nadie duda que sea mexicana!

¡Vivan sus colores! Sí, esos colores brillantes y llamativos que decoran las artesanías mexicanas, resaltan en su comida típica y forman parte de mi hogar, mi vestimenta y mi vida diaria. Sobretodo en un país donde los días son grises y nublados, los colores iluminan mi día a día aunque no salga de casa.

¡Vivan sus sabores! No hay comida más rica que la mexicana, y además de hacerla en mis cursos de cocina, la preparo para invitados en cuanta oportunidad se presenta. Eso sin contar que en nuestro refrigerador siempre hay frijoles refritos, tortillas de harina y salsas picantes. Pan negro? No, gracias! Mis hijas prefieren (al igual que yo) unas quesadillas o unas tostadas con frijoles y queso.

¡Vivan sus olores! Empezando el año con la rosca de reyes y terminándolo con el pan de muertos en Noviembre, la casa siempre huele a México. Si no es pan, son hojarascas, sopes, frijoles charros o tortillas recién hechas. Es increíble como nuestros recuerdos están ligados al olfato y el olor a México me hace recordar la casa de mis padres, la de mis abuelos e infinidad de eventos felices de mi infancia y juventud.

¡Viva su idioma! Acaso hay un idioma más bello que el español? Mis hijas lo han aprendido sin darse cuenta y yo lo enseño a jóvenes y viejos en este país. Sea por estudios, para vacaciones o por placer, el español se ha convertido en mi fuente de ingresos y soy feliz compartiendo un poquito de mi identidad mexicana en el salón de clases.

¡Viva su gente! Sobretodo aquellas personas que al igual que yo han migrado a este país y se han convertido en mi nueva familia. Mi vida no sería la misma sin el contacto con mujeres mexicanas que comparten los mismos sentimientos y emociones que yo, al estar fuera de nuestra patria querida. Con ellas canto, bailo, río y lloro. Curioso que en estos 15 años mis mejores amigas siempre han sido mexicanas, algunas se han ido y otras han llegado recientemente, pero el amor por México siempre nos une a miles de kilómetros de él.

Sí, soy alemana pero jamás dejaré de ser mexicana. Estoy integrada, hablo alemán y sigo las costumbres de este país. He aprendido a cambiar o adaptar algunas cosas para fines prácticos y facilitar la vida en este país, pero mi esencia mexicana se conserva e incluso se ha fortalecido con el paso de los años. No sé si en México me vestiría de china poblana o haría piñatas, pero aquí he aprendido que mi cultura es valiosísima y la comparto con mucho gusto. Y es que no es difícil convivir con las dos culturas, solo es cuestión de aprender.

Como se lo dije a un par de conocidos en una reunión que me preguntaban al respecto: «es posible integrarse sin dejar de ser «mexicanos, turcos o chinos», respetando el país donde se vive y transmitiendo nuestros valores a los nuestros podemos ser felices. Pero no hay que confundir y exigir del país donde vivimos que cambien su cultura por la nuestra. Por ejemplo, en los cumpleaños de mis hijas siempre ha habido una piñata y los invitados han aprendido nuestra tradición… pero no puedo exigir ni esperar que en el jardín de niños o en la escuela, implementen esta tradición solo porque tienen un par de alumnas mexicanas. Al jardín de niños llevo el pastel y mis hijas celebran como los alemanes y en casa, celebramos a la mexicana :). Lo mismo sucede con el idioma hablado en casa y fuera, con valores o festividades, etc.

Mi amor por México es infinito y quiero que mis hijas lo amen tanto como yo aunque no hayan nacido ni crecido allá. Eso solo es posible si lo viven en casa a través de tradiciones, sabores y costumbres. Creo que voy por buen camino porque mis hijas nunca se han avergonzado de hablar español ni de vestirse de chinas poblanas, y poco a poco se sienten orgullosas de tener dos patrias 🙂 Así como yo! Orgullosamente alemana y mexicana!

Viva México!!! en Alemania!

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