El diario personal de una mujer, mexicana, migrante y mamá que vive en Alemania… sus experiencias, sus anécdotas y sus opiniones!

Archivo para abril, 2017

Ser mujer = desigualdad y violencia

En diciembre pasado vi una película en la televisión que me inspiró a escribir esta entrada, pero como muchas otras se quedó en plan hasta que por casualidad en estos días me topé con dos historias parecidas que me dieron el empujón necesario para terminarla y publicarla.

Las tres historias suceden en diferentes épocas y distintos países pero tienen como protagonistas a mujeres que son víctimas de desigualdad y violencia, además de ser obligadas en su mayoría a casarse. Una película, un audiolibro y por último, un libro que he tenido que leer para mi círculo de lectura en inglés. Sólo una de las historias es de la vida real, lo cual no quiere decir que las otras no pudieran ser reales por ser novelas.

  1. La película se llama «Die Glasbläserin» (La sopladora de vidrio) que está basada en el libro con el mismo nombre de la autora alemana PetraDurst-Bennings. La historia trata sobre la vida de dos hermanas alemanas que viven a finales del siglo XIX y que al quedar huérfanas intentan trabajar en el negocio dejado por el padre que era soplador de vidrio.
  2. El audiolibro titulado «Die Jasminschwester» (Las hermanas Jazmín) de la autora alemana Corina Bomann cuenta la aventura de una chica vietnamita a principios del siglo XX que al no quererse casar e intentar escapar, termina en un burdel alemán.
  3. El libro «Unorthodox«, autobiografía de Deborah Feldman que describe su vida como judía jasídica en pleno siglo XXI en la ciudad de Nueva York y su lucha para dejar la secta después de convertirse en madre.

Las historias no podrían ser mas distintas ya que se desarrollan en tres continentes diferentes, en tres siglos distintos y en tres religiones casi opuestas. Pero al parecer ni la historia, ni la religión ni el lugar geográfico evitan que una mujer sea víctima de discriminación simplemente por ser mujer.

Al terminar de ver, leer o escuchar cada historia me he quedado con un dolor de estómago y una tristeza difícil de describir con palabras. Cómo es posible que nuestra historia esté llena de tanta injusticia, falta de libertad y machismo? En la historia #1, las chicas no «podían» trabajar en el oficio de su padre por ser mujeres! Como huérfanas no había forma de «casarlas bien» y la menor tiene que emplearse en una fábrica local donde el hijo del dueño abusa de ella y la obligan a casarse con él, a pesar de ser borracho y violento. La mayor no corre con mejor suerte al encontrar trabajo como secretaria en la ciudad, donde también es violada por su jefe y sale adelante soplando vidrio a escondidas.

Una historia típica del siglo antepasado, para seguir con la #2 donde las chicas no tenían derecho a estudiar por ser mujeres y sus matrimonios eran arreglados por los padres. La protagonista de apenas 16 años decide huir con una amiga en un barco sin saber que caerían en manos de delincuentes que las venden al mejor postor: la amiga a unos piratas y la otra a un prostíbulo de mala muerte donde pasa unos años antes de escapar. Novela de terror? Desgraciadamente sabemos que la vida de miles de chicas que sueñan con una vida mejor terminan incluso hoy en día de la misma manera.

Leer la historia #3 me dejó helada. Claro que sé que en muchas comunidades y religiones todavía se arreglan matrimonios y las mujeres no tienen derecho a estudiar, pero que le pase a una neoyorquina en este siglo? Uf! No cabe duda que el camino del género femenino todavía tiene muuuucho que recorrer.

Hace unas semanas ví un vídeo que criticaba que en los libros de historia sólo se menciona a los inventores masculinos, cuando hay muchas mujeres dignas de mencionar. Y cómo podemos suponer que siglos (por no decir milenios) de historia donde emperadores, reyes, científicos, descubridores han sido hombres, de un día para otro esté lleno de mujeres? Para que los libros incluyan presidentas, inventoras, escritoras y ganadores del Premio Nobel falta mucho pero al menos ya hay libertad en muchos países para estudiar y trabajar en puestos que antes solo eran para hombres.

Lo que me indigna no es la falta de nombres femeninos en libros, sino la tolerancia a la violencia de género, el machismo en miles de comunidades y la creencia que la mujer es un ser inferior o incluso un objeto con el cual se puede negociar o comprar placer. En pleno siglo XXI, la mujer sigue siendo víctima de los hombres en muchos rincones de este planeta y poco esta cambiando 😦

Doy gracias a Dios que mis hijas tendrán la oportunidad de estudiar lo que quieran, podrán conducir y votar, además de trabajar en una empresa o crear una propia. Si así lo desean podrán casarse y tener o no hijos. Nadie las obligará a casarse con un desconocido y confío en que junto con su pareja decidirán si se convierten en padres y compartirán su responsabilidad en la crianza de sus hijos. Si ellas deciden ser madres de tiempo completo como yo o no, será su propia decisión.

Rezo a Dios para que conozcan hombres que las respeten como seres humanos y no las priven de ninguna libertad: sea trabajar, vestir minifalda o salir con amigas. Y rezo para que todas las mujeres del mundo gocen de libertad, igualdad de derechos y oportunidades de estudio y trabajo. Hay todavía mucho por hacer para que un día en un futuro no muy lejano, hombres y mujeres en cada rincón de este planeta sean seres plenos, libres y felices.

Así sea!

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Los abuelos son irreemplazables 

Al cambiar de país de residencia de forma definitiva, como yo lo hice hace ya casi 15 años, se reemplazan muchas cosas en nuestra vida cotidiana. Reemplazamos nuestro hogar por una casa o departamento, buscamos un auto si se necesita o nos acostumbramos a usar el transporte público para movernos por nuestra nueva ciudad o pueblo, poco a poco vamos sustituyendo nuestro guardarropa con ropa adecuada al clima local y aprendemos a cocinar con los ingredientes que se encuentren fácilmente, por lo que cambiaremos a mediano o largo plazo incluso nuestros hábitos alimenticios.

Eso es referente a las cosas materiales, luego vienen los documentos como la licencia de manejo, tarjetas de crédito por aquellas de los bancos locales y si es posible se obtendrá un pasaporte nuevo, que como en mi caso no reemplazó el mexicano pero si la visa americana porque ahora entro a E.E.U.U. como alemana sin necesidad de una tarjeta visa.

Finalmente no podemos olvidar que también reemplazamos a las personas, lo cual llevará mas tiempo pero que tarde o temprano sucederá con seguridad. Vecinos nuevos, colegas en el nuevo trabajo si se tiene, compañeros de clases si se viene a estudiar o se toman cursos del idioma, y poco a poco se harán nuevos amigos con la gente local y los círculos de amistades en nuestro país de origen se irán reduciendo con cada visita y muchos quedarán solo como contactos de Facebook o Whatsapp.

Es la ley de la vida del migrante y no hay nada que se pueda hacer. El tiempo y las necesidades de adaptación implican que reemplacemos casi todo, aunque con seguridad conservaremos nuestras creencias, tradiciones y costumbres. Pero que pasa con la familia?

Después de 15 años de vivir en Alemania puedo decir que he encontrado hermanas y primas en algunas de mis nuevas amigas, y en algunas de más edad he encontrado tías. Pero definitivamente la figura familiar más difícil (por no decir imposible) de reemplazar es la de los abuelos de mis hijas, que al mismo tiempo son mis padres. Tengo a mis suegros, incluso dos pares, pero no puedo decir que han reemplazado a mis padres. Nos apoyan, ven a las niñas regularmente y convivimos con frecuencia, pero de eso a tener la confianza y el cariño que existe con mis padres hay un abismo de por medio.

Los abuelos consienten, enseñan y adoran a sus nietos. Tuve la fortuna de conocer a dos bisabuelas y un bisabuelo, además de dos abuelas y un abuelo. Solo sobreviven los padres de mi madre y aunque nuestro vínculo no fue tan fuerte, sé lo que significa pasar los días festivos como Navidad, dia de las madres, cumpleaños, etc. en casa de los abuelos junto con tooooda la familia. En mis últimos años de soltera, cada lunes había reunión de tías y primas en casa de los abuelos para merendar con ellos. Cada lunes!

Definitivamente la nueva tecnología nos acerca, pero no puedo compararse con el verse en persona. Mis hijas se comunican dos o tres veces por semana con mis padres, y aunque las llamadas son cortas, pueden ir viendo su crecimiento y estar al tanto de las novedades de la escuela o fines de semana. Los viajes a mi México lindo querido no son cada año como al principio y que mas diéramos por tener a los abuelos en casa más a menudo, o nosotros pasar cada temporada de vacaciones en Monterrey, donde no solo visitaríamos a mis padres, sino a mis abuelos, tíos y primos.

Cuando me casé nunca imaginé la falta que harían mis padres en la vida de mis hijas. Obviamente no es una razón suficiente para cambiar de residencia, pues igualmente faltarían los abuelos paternos en su vida, pero sí es algo que pone a cualquier mamá migrante a pensar… y reflexionar… y a buscar soluciones para fomentar el vínculo abuelos-nietos.

No es fácil y es algo con lo que tenemos que aprender a vivir… tanto nosotros como los abuelos. Confío en que mis padres vivan muchos años más y vengan muchas oportunidades para coincidir aquí o allá. Las niñas crecen a pasos agigantados y los abuelos no rejuvenecen 😦 Dios quiera pronto podamos vernos y disfrutarnos mutuamente!

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