Posada navideña entre amigas
El pasado febrero asistí al primer encuentro de mexicanas que se organizó en Kassel y como se los conté en aquella ocasión, fue una experiencia maravillosa que creó lazos de amistad increíbles que gracias al Whatsapp ha sido posible mantener y fortalecer. No hay día en que no mandemos un chiste, preguntemos alguna duda o confiemos alguna inquietud a las que ya considero como mis primas. Sí, hay una convivencia y una comunicación con confianza, respeto, armonía que va más allá de la amistad y que raya en la empatia familiar. Yo no tengo primas de mi edad, así que no sé si sea así en realidad pero el grupo de chicas que conocí en febrero se ha convertido en mi fuente de energía, alegría e información, mi rincón para desahogar penas o tristezas y mi motor de motivación.
Por esa y muchas razones más empezamos a contemplar la posibilidad de reunirnos otra vez, y como en eso de reuniones, fiestas y posadas no se nos dificulta, rápidamente un pequeño grupo que vive relativamente en el centro de Alemania organizó la primera posada navideña para Noviembre.
Desde hace dos meses se eligió la fecha en la que la mayoría podía asistir, y de 31 integrantes finalmente asistimos 19. Todo empezó el viernes 18, día en que llegó la mitad: unas por coche, otras por tren e incluso una en avión. Nos fuimos a cenar a un restaurante italiano de la ciudad, donde comimos delicioso y platicamos muchísimo.
Es difícil describir la emoción de encontrarse con amigas con las que solo has coincidido dos días en persona pero que sientes que conoces desde hace años. Es muy curioso pero real! Y aunque era prematuro predecir como sería ese fin de semana, estaba segura de que sería otro momento especial, igual o mejor que nuestro primer encuentro.
Todas las que llegamos el viernes (6) nos quedamos a dormir en casa de una de las organizadoras, mientras que las que llegaron el sábado (9) se quedaron en casa de la otra organizadora. El sábado había programa completo para todo el día:
- Comenzamos con un almuerzo riquísimo en un restaurante de la ciudad donde a lo largo de la mañana fueron llegando otras de las chicas.
- Después nos fuimos de tour por la ciudad que curiosamente se parece mucho a Stade, donde yo vivo. Caminamos, compramos, tomamos fotos y café, reímos y pasamos el rato, mientras que llegaba la hora del siguiente punto en el programa.
- Visita al castillo de Wolfenbüttel donde nos esperaba una sorpresa! La visita guiada al museo del mismo fue hecha ni más ni menos que por un personaje del siglo XV, con peluca de rizos blancos, tacón y medias. Él no solo nos dio un tour por las habitaciones y salas del castillo, sino que también nos enseñó como debíamos hacer reverencias, caminar y saludar como damas de la alta sociedad de aquella época. Fue divertidísimo y creo que el guía tuvo problemas para contener la risa con nuestras ocurrencias.
- Luego tuvimos dos horas para descansar y ponernos guapas para el evento más esperado del año: la tradicional posada que empezaría a las 7 de la noche.
- Como toda posada mexicana no pudieron faltar los elementos principales que las hacen únicas, ya que combinan tradición con fiesta, reflexión con diversión y de verdad que fue un momento lleno de todo eso y más!
- Empezamos con la bendición del sacerdote en una iglesia que estaba al lado del salón que rentamos para el evento. El padre nos sorprendió cantando una pequeña estrofa en español y en un círculo con velas encendidas recibimos la bendición para terminar la pequeña ceremonia con una de las canciones que mas me gustan: El pescador de hombres. Ufff! Las lágrimas no tardaron en rodar por mis mejillas al sentirme como en México y escuchar esa estrofa: he dejado mi barca… junto a ti, buscaré otro mar.
- Con las velas prendidas caminamos al salón donde nos dividimos en dos grupos para cantar la tradicional canción En nombre del cielo con los de adentro y los de afuera. Y adelante peregrinos para seguir la fiesta!
- Rápidamente entre todas organizamos mesas, pusimos música navideña, preparamos el buffet, hicieron guacamole, calentaron tortillas y quedó todo listo para cenar la rica barbacoa que nos habíamos saboreado desde hace meses.
- Cenamos, brindamos y bailamos…
- Luego rompimos dos piñatas con ojos vendados y como niñas chiquitas nos tirábamos al piso por las golosinas mexicanas 🙂
- Y como se acerca la navidad, no podían faltar los regalos que intercambiamos entre juegos y risas.
- Finalmente, dejamos el programa de lado y nos dedicamos a bailar, cantar, charlar y divertirnos al máximo!
- Hasta las dos de la mañana, hora en que dejamos el salón ya limpio y recogido.
- Al día siguiente nos reunimos a almorzar barbacoa en casa de una de las organizadoras, donde con el dolor de nuestros corazones tuvimos que despedirnos. Pero no sin antes decidir el próximo punto de encuentro: Hamburgo!!!
Y tal como lo había presentido, el fin de semana fue único! Lleno de sorpresas, risas, abrazos, alegría, calor fraternal y mucho sabor mexicano! Acaso se puede pedir más? Todas nos despedimos con el corazón lleno de energía para sobrevivir el invierno que nos espera y para las que nos quedamos aquí a celebrar Navidad, nos llenamos de nuestro México para no extrañar tanto nuestras tradiciones y posadas.
Mil gracias a las chicas que hicieron de este evento algo inolvidable y maravilloso! Y gracias a Dios por haberlas puesto en mi camino! Estoy segura que el próximo año volveremos a coincidir aquí o allá para seguir fortaleciendo nuestra amistad 🙂
P.D. Lo que pasó en Wolfenbüttel se queda en Wolfenbüttel 😎