Buena suerte en la nueva escuela!
Nuestra hija pequeña entró el jueves 4 de agosto a la secundaria, a la misma escuela en donde estudia su hermana desde el año pasado. Ahora las dos pueden irse y regresarse juntas en el autobús, despertarse a la misma hora y comer conmigo sin tener que esperar una a la otra.
La ceremonia religiosa de entrada a la escuela no fue tan bonita ni tan sentimental como la del año pasado, así que no hay mucho sobre lo cual escribir. Pero hay algo de lo que sí tengo que escribir y es sobre la buena suerte o destino que acompaña a nuestra pequeña en este nuevo ciclo escolar y que espero siga así.
Como les conté en alguna entrada pasada, mientras que vacacionábamos en España recibimos un correo electrónico donde se nos informaba el salón que le correspondería a Caty en la nueva escuela. Dicha información era muy importante porque significaba saber con cuales de sus amiguitas de primaria seguiría los siguientes 5 años. Después de mucho preguntar y averiguar por whatsapp con las otras mamás, supimos que 2 niñas del barrio (las mejores amiguitas de Caty) estarían en el salón 5S (español), otras 5 niñas y 1 niño del barrio en la clase 5F1 (francés) y Caty con otra niña del barrio con la cual tenía muy poco contacto en el grupo 5F2 (francés).
Vaya desilusión! En el formulario de inscripción se pregunta con que alumnos se desea estar y como todas sus amiguitas eligieron español como segundo idioma, anoté todos los nombres por si en el sorteo quedaban finalmente en un grupo de francés, idioma que Caty eligió desde un principio. No tengo la menor idea porque ignoraron dicha información, pero no tenía ganas de preguntar ni de pedir un cambio… Nuestra hija aceptó la decisión de buena gana y aunque no era lo ideal, estaba consciente de que esta sería una oportunidad de conocer nuevas amiguitas y con esa idea terminaron las vacaciones de verano.
Tres días antes de la entrada a la escuela me entero por otra mamá que una de las niñas del salón 5F1 quiere cambiarse porque no desea estar con tantas vecinas en el mismo grupo. Acaso esta era la oportunidad para solicitar también un cambio? o mejor dicho, un intercambio? Enviamos correos pidiéndolo y para nuestra sorpresa, un día antes del inicio de clases, se nos informó que nuestro deseo había sido aprobado.
Y fue así, sin planearlo, que Caty empezó la escuela con 4 de sus compañeritas de primaria (y vecinas). En la ceremonia de entrada a clases nos enteramos que este año no son solo 6 salones, sino 7 con un promedio de 25 alumnos, a diferencia de los grupos del año pasado que están al tope con 30.
Caty esta feliz y se siente como pez en el agua a dos semanas de haber comenzado. No sé si sea que su hermana mayor esta ahí o sea su carácter, pero no es tan temerosa ni se angustia como Victoria al de repente coincidir con 1300 personas en una escuela, tener 10 maestros diferentes y moverse en un ambiente totalmente nuevo para ella. Espero su hermana mayor se contagie de su seguridad e independencia, cualidades que le vendrían muy bien.
Nuestra rutina ha cambiado muchísimo y ahora el despertador suena a las 6:30 de la mañana, se visten, desayunan y salen de casa a las 7 para tomar el autobús a las 7:15 y comenzar clases a las 8. Lunes, jueves y viernes salen a la 1:30 y llegan a las dos a comer a la casa, mientras que los martes comen en la escuela porque Victoria tiene clases hasta las 2:30 y de ahí se va caminando a su clase de ballet. El miércoles Victoria se viene a casa a la 1:30, pero Caty se queda a comer con dos amiguitas para irse después a su clase de jazz. Además, los martes ayudaré en el comedor de la escuela y así no me tocará comer solita en casa.
Veremos como nos adaptamos al nuevo horario, a comer en la escuela y a tener días mas largos con actividades matutinas. Confío en que el año escolar sea tranquilo, lleno de bonitas experiencias y exitoso! Al menos ya empezamos con el pie derecho con ese golpe de buena suerte, no creen?