La primera unidad de mi libro de alemán (en el curso B2 que estoy tomando) se llama «Heimat», que es nada más y nada menos que «Patria» y supone (correctamente) que todos los alumnos son inmigrantes. En el curso hay 3 polacas, 1 italiana, 1 egipcia, 1 ucraniana, 1 de Mongolia, 1 holandesa y un «Au-pair» de la Suiza franco parlante.
El tema incluye textos de gente alemana que ha emigrado al extranjero o que después de un tiempo fuera decide volver a su ciudad de origen. Obviamente se ve vocabulario relacionado al tema, y la gramática para escribir textos y defender puntos de vista. Un tema por demás interesante!
En uno de los ejercicios de la lección teníamos que relacionar palabras con los 5 sentidos. Y eso me inspiró a escribir esta entrada. Qué extraño de mi México? Qué olores, qué sabores y qué paisajes? Y qué extraño de Alemania cuando estoy mucho tiempo fuera de casa? Aquí les comparto una pequeña lista de lo que extraño de mis dos patrias.
– Vista.
De México. Extraño las montañas de Monterrey y el cielo azul. El colorido en los mercados y la variedad de frutas en el supermercado. Los vestidos folclóricos y la joyería en colores vivos. La decoración en todo tipo de fiestas, ya sea cumpleaños, boda, bautizo o XV años. Y las piñatas de todas formas y colores.
De Alemania. Extraño las estaciones tan marcadas que hacer ver a un mismo árbol como si fueran cuatro distintos dependiendo de la fecha. Los venados en la pradera y las aves como cisnes, cigüeñas y gorriones. Los adornos en las puertas y ventanas y en los jardines dependiendo de la temporada. Extraño poder ver los jardines de los vecinos y la gente en bicicleta. El verde «nuevo» al empezar la primavera, el amarillo de los sembradíos de canola (colza), el blanco brillante de la nieve y el arcoiris después de un chubasco repentino. Extraño los molinos de viento que se observan desde la carretera y los fuegos artificiales en Año Nuevo.
 |
Monterrey, MX |
 |
Stade, DE |
– Gusto.
De México. Extraño el cabrito, los tamales y las fritangas. Los raspados, elote desgranado o asado y las gorditas. En general todos los mariscos, incluyendo los tacos de camarón o marlin. El pan de dulce, sobretodo las donas. Los dulces regionales y las botanas, además de la inmensa variedad de salsas en cualquier restaurante o casa.
De Alemania. Extraño las mermeladas, el vino caliente en invierno y la cerveza de barril en los festivales del pueblo. Los helados italianos y el pastel de ciruelo.
 |
Comida mexicana |
 |
Vino caliente |
– Tacto.
De México. Extraño los apretones de mano al saludar, los besos acompañados de abrazos o palmadas en la espalda, y los abrazos bien apretados. Y extraño muchísimo el calor, tanto el humano como el del sol.
De Alemania. Extraño la calefacción en la casa y sobretodo en el baño, que aunque afuera esté nevando siempre esta calientito.
– Oído.
De México. Extraño el bullicio en lugares públicos, el ruido de niños riendo en restaurantes, la música mexicana en eventos o restaurantes.
De Alemania. Extraño el silencio en la noche.
– Olfato.
De México. Con este sentido es con el que menos extraño, pues el tráfico y la contaminación se han encargado de desaparecer muchos olores en la calle.
De Alemania. Extraño el olor de la naturaleza y los olores de Navidad en casas y calles.
En general, este sentido no es mi fuerte. A diferencia de mi hermano menor, mi sentido del olfato no es tan sensible y pongo poca atención a los olores que me rodean. Y hablando de olores, el olor que nunca quisiera olvidar y que seguro extrañaré es el olor de mis hijas. Primero ese olor a bebé, y ahora ese olor de niñas… MMMmmmmMMM. Cómo quisiera guardarlo en un frasquito para poderlo oler en un futuro!
Y aunque no es un sentido propiamente, por último agregaría lo que extraño en general de ambos lugares y que incluye valores, sentimientos o costumbres.
De México. Extraño las misas llenas de gente y con coros alegres. Las reuniones familiares con más de 30 personas y las idas a merendar/cenar con mis mejores amigas. Las posadas y las peregrinaciones el día de Guadalupe. También echo de menos las idas regulares al cine, las carnes asadas y los centros comerciales. Que el comercio abra los domingos y acepten tarjeta de crédito en todas partes. La espontaneidad y el humor mexicano.
De Alemania. Extraño la seguridad al salir de noche y el orden con el que se conduce y vive. Las idas al bosque en otoño y a las albercas públicas en verano. Recoger fresas, manzanas o cerezas en las huertas. Los mercados de Navidad y buscar huevos en Pascua. Echo de menos el transporte público y la puntualidad. La confianza y respeto mutuo, la vida tranquila de mi pueblito y que las niñas crezcan sin miedo.
Y obviamente hay cosas que extraño de ambos países y que no escribí porque la lista sería interminable. Sólo menciono como ejemplo, las artesanías, el olor a pan recién horneado, las fiestas nacionales, las iglesias antiguas… todo eso extraño tanto de un país como del otro, aunque sea en algunas ocasiones casi opuesto o muy distinto.
No cabe duda que ya no soy 100% mexicana y nunca seré 100% alemana. Soy una mezcla curiosa de ambos países y por eso extraño tanto a uno como al otro cuando estoy lejos. Supongo que sólo los que están en mi situación comprenderán este sentimiento tan raro de pertenecer y no a dos países al mismo tiempo.Por eso una vez más digo: Viva el MULTI-CULTI 😉
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Escrito
en marzo 16, 2015