La primera confesión
Después enseñó la plegaria del «Señor ten piedad» y la oración del «Pésame» que son parte de la misa.
Al final, explicó en que consiste el sacramento de confesión: imponer manos, dar la mano, persignarse. Cabe aclarar que no hizo mención de la penitencia, no sé si aquí ya pasó de moda 🙂
Después pasamos a otro salón donde la coordinadora siguió con los mismos temas de diferentes formas. Primeramente explicó el año religioso que empieza con el adviento y que actualmente nos encontramos en la cuaresma. Recordó a los niños que sería bueno «ayunar» de algunas cosas que más les gustan como dulces, televisión o «Playstation».
Después mostró a los niños diferentes carteles o señales conocidas como «Prohibido el paso», «No se permite fumar», «Camino peatonal», etc. Y preguntó a los niños qué pasaba cuando no se seguían las señales y contó la historia del pueblo que no quería reglas.
Al final, explicó que Dios nos ha dado los mandamientos para seguirlos y que son como las «reglas» a seguir para ser buenos hijos de Dios. Les entregaron una tarjeta con los Mandamientos por un lado, y con una versión para niños al reverso. No es fácil que entiendan eso de «No jurar el nombre de Dios en vano», o «No desearás la mujer de tu prójimo».
Luego nos pidió a dos catequistas a pasar al centro y que los niños mencionaran cosas que lastimaban una «amistad», y por cada cosa que decían, debían colocar una piedra en nuestras manos que estaban entrelazadas. Obviamente se fueron juntando las piedras y nuestras manos casi llegaban al suelo. ¿Cómo se pueden quitar esas piedras?, preguntó. Pues pidiendose perdón y perdonando las faltas, y así quitaron las piedras de nuestras manos y nos abrazamos.
A continuación pasamos a trabajar en equipos, donde un par de catequistas trabaja con 10 niños. En esta ocasión hicimos una dinámica con roles de situaciones cotidianas como hermanos peleando, amigas envidiosas y celos entre hermanos. Los niños debían escenificar la situación y buscar una solución al problema.
Luego les entregamos unas papeletas con un globo pintado donde debían apuntar aquello que hubieran hecho y por lo que quisieran pedir perdón a Dios. Es decir «pecados», pero curiosamente nunca se le puso ese nombre. Les dijimos que esas papeletas serían quemadas al final del día, y que al momento de la confesión podía ayudarles como «recordatorio».
Esta vez comimos delicioso: salchichas asadas y diversas ensaladas. Como siempre, después de comer fuimos a dar una vuelta al parque para distraernos un poco y volvimos a la 1:30 para continuar con el catecismo.
Por la tarde los 4 grupos cambiaron cada media hora de actividad, cuatro en total y que a continuación describo:
– Vídeo sobre el 8vo mandamiento. La película explica los 10 mandamientos con ejemplos de la vida diaria y el párroco decidió mostrar el vídeo del 8vo: «No levantarás falso testimonio ni mentirás». Un hombre había oído rumores sobre su vecino, y le decía a sus nietos que no debían hablar con él porque había estado en la cárcel por asesino. De forma divertida, el viejo tiene que enfrentarse al vecino porque la pelota de los niños vuela a su jardín. Finalmente, terminan siendo grandes amigos pues todo eran rumores exagerados de un accidente automovílistico donde efectivamente alguien había fallecido, pero no asesinado!
– Hacer una tarjeta para su padrino o madrina de bautizo.
– Decorar velas. Cada niño decoró su vela a su gusto. Todas las velas blancas y de igual tamaño, cada niño podía colocarle motivos o letras con placas de cera de colores. Algunos más creativos que otros, y unos más cuidadosos que otros, todas las velas quedaron terminadas para entregarse el 29 de mayo para la misa de primera comunión.
– Confesión. Cada grupo pasaba a la iglesia donde había música tranquila y cada niño podía sentarse donde quisiera. Después uno por uno pasó a donde estaba el sacerdote, a un lado de la pila bautismal, y no en el confesionario para platicar con él un momento. Cada niño hizo pedazos su papeleta y recibió una hoja con una oración. Después, cada niño pasaba a prender una velita y podía volver a su lugar en silencio.
A las 3 y media pasamos todos al jardín donde se quemaron las papeletas. Dijimos una oración agarrados de las manos y cantamos una canción. Después para celebrar la fiesta del perdón, merendamos helado y como de costumbre, a las 4 de la tarde terminamos y los padres recogieron a sus hijos.
El día de hoy durante la misa los catequistas personificamos a los colores del arcoiris y escenificamos una pelea por querer ser el mejor color. Finalmente, Dios nos llamó a todos para decirnos que todos eramos igual de importantes y que nos colocaría en el cielo después de cada tormenta.
A mí me tocó curiosamente el color amarillo, ése que representa al sol, el calor, la energía y la sonrisa! Me encantó mi color! Y soy feliz de ser parte de este arcoiris de catequistas tan entregados y dinámicos.
No termino de sorprenderme de lo diferente que es el catecismo aquí, supongo que en el sur de Alemania será un poco más estricto pues hay más católicos. Pero definitivamente estoy aprendiendo mucho y creo que las ideas principales están quedando grabadas en los corazones de mis hijas sin necesidad de memorizar mandamientos y oraciones, de aprender 100 preguntas con sus respuestas ni de tener miedo a la confesión, al infierno, ni a Dios.
Ya sólo falta una reunión a principios de mayo. El gran día se acerca y los preparativos siguen en marcha. Así que a seguir en este caminito, aprendiendo y dando lo mejor de mí como catequista 🙂