Otra vez era hora de planear una fiesta, esta vez para el octavo cumpleaños de nuestra primogénita. Últimamente mis hijas asisten a fiestas que no son de mi estilo porque las mamás no se esmeran en la preparación sino que simplemente cumplen con el requisito. Para los meses de invierno es casi de ley que las fiestas no son en casas particulares sino que van al boliche, a un lugar de trampolines o al patinadero. Así las madres solo pagan la entrada de todos los invitados, piden la comida e incluso las invitaciones son compradas y sólo llenan los huecos. Los niños se divierten, no lo dudo pero no hay mucha convivencia con el festejado sino que cada quien se junta con otro y la pasan casi siempre en parejas.
Para mi una fiesta de cumpleaños es la oportunidad de pasarla con tus mejores amigos, divertirte con todos, y donde el festejado tiene un rol importante. Así que este año me puse a pensar en el tema y en opciones diferentes a las ya conocidas. Siendo invierno, no puede hacerse mucho afuera y el tiempo de manualidades ya pasó, así que pensé en una pijama-party.
Después de mucho preguntar e investigar, decidí que la pijamada era la mejor opción porque el cumpleaños de Victoria caería en el último viernes de las vacaciones de invierno. No invitaría a 8 como la regla lo indica porque más mis hijas serían 10 y además de no contar con tanto espacio me parecía un número difícil de manejar considerando que serían sólo niñas entre 6 y 8 años. Sólo se invitarían a 6 niñas + las dos de la casa = serían 8 en total!
Así qué manos a la obra! No sólo sería la primera pijama-party en la casa, sino que sería la primera para todas las invitadas, pues descubrí que en el barrio no es una costumbre muy común que digamos 😉 Además sería MI primera pijamada también porque de pequeña nunca me dejaron asistir a ninguna y mucho menos organizar una propia 😦 Porqué? Simplemente porque no! Aún de mamá no entiendo que tiene de malo dormir en casa de amiguitas, y a diferencia de mi mamá yo sí he dejado a mis hijas dormir en otras casas desde que entraron a la primaria. No es algo de cada fin de semana y sólo se quedan con las amigas de las cuales conocemos a sus padres y coincidimos en usos y costumbres. Gracias a Dios ninguna mamá estuvo en contra de la pijamada y por el contrario, mostraron bastante interés en la intrépida idea.
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Invitación |
Como siempre, busqué dibujos e ideas para una invitación original. Incluyó el antifaz, las pantuflas y una almohada de papel donde venía la lista de cosas a traer: linterna, pijama, pantuflas, mono de peluche, colcha y almohada.
De internet tomé algunas ideas para la decoración de la sala-comedor donde se llevó a cabo la fiesta y también para las «bolsitas» que se les da al final del evento.
La mesa del comedor se convirtió en cama, en lugar de mantel le puse una sábana y en uno de los lados coloqué una almohada y los monos de peluche favoritos de la festejada.
Para las invitadas, mandé pedir antifaces para dormir y les puse su nombre con pintura brillosa. Además, les preparé una bolsa rosada (con su nombre también) con algunos artículos de belleza e higiene personal (q-tips, kleenex, peine, shampoo y crema), calcomanías y una toallita para la cara. Esta vez no hubo dulces 🙂
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antifaces para dormir |
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«Bolsita» |
Y por supuesto también el pastel tenía que combinar con el tema de la fiesta, así que con quequitos formé un antifaz, le puse betún rosado y el nombre de la cumpleañera.

A las niñas las traerían a las 6 de la tarde y el programa fue más o menos el siguiente:
6:00 Llegada de invitadas
Abrir los regalos
7:00 Cena – Minipizzas y nuggets de pollo
Ponerse la pijama
Pastel
Juegos – Desfile de modas, twister, Uno, concurso de rompecabezas
10:00 Película
y el plan era que después de la película se durmieran, ajá!
Las niñas estuvieron de muy buen humor desde que llegaron y participaron en todas las actividades planeadas. Después de cantar el «Happy Birthday», hicimos diversos juegos como por ejemplo el de la botella pero versión esmalte de uñas. Todas las niñas sentadas en círculo, se le da vuelta a una botellita de esmalte y la indicada por la base pinta una uña de cada mano y de cada pie de la niña indicada por la tapa del esmalte. Y así sucesivamente hasta que todas terminan con las manos y pies pintados de diferentes colores.
En dos grupos armaron rompecabezas, y a las ganadoras se les dio un pequeño premio. Después algunas jugaron Twister mientras otras jugaban Uno. No podía faltar la guerrita de cojines y almohadas, una de las actividades favoritas de las niñas. Y también con sus pijamas desfilaron a lo largo de dos colchones colocados en la sala a forma de pasarela y echaban maromas mientras modelaban sus pijamas, antifaces y monos de peluche. A ratos bailaron o simplemente platicaban.
Antes de la película, se inflaron los tres colchones matrimoniales y cada quien eligió una pareja para dormir. Además había dos colchones individuales que finalmente no se usaron porque algunas prefieron dormir en grupos de 3 y otras en los sofás. Se acomodaron para ver la película que ellas mismas habían elegido y les puse algunas botanitas y bebidas para que la disfrutaran mejor.
Apenas había empezado la película cuando nos dimos cuenta que un colchón empezaba a perder aire! Auxilio!!! Se le puso pausa a la película y mi marido salió al rescate: colchón arreglado!
A eso de la medianoche terminó la película, así que apagamos las luces y les di las buenas noches. Me fui a poner las pijamas y me disponía a dormir cuando abajo parecía llevarse a cabo una mega-pachanga! A pesar de las llamadas de atención, la fiesta duró hasta las 2 y media de la mañana! Vaya que si tienen energía estas chiquillas!
Al día siguiente las primeras despertaron a las 8 de la mañana. Se cambiaron, desayunaron y a las 10 de la mañana todas fueron recogidas por sus padres. Misión cumplida! Las niñas iban felices, no paraban de contar los detalles de la noche anterior y más de una pedía que su siguiente fiesta fuera también una pijamada 🙂
Confieso que sí fue mucho trabajo, algo de estrés y que tardé un par de días en recuperarme de la desvelada, pero la satisfacción de ver a mis hijas tan contentas y saber que esta fiesta será recordada de forma especial hacen que el cansancio y el estrés no sean importantes. Ya veré si repito la hazaña, de momento el siguiente cumpleaños (el de la menor) será disfrutado en playas mexicanas y sólo con la familia 🙂
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