A punta de piedra!
Seguramente han escuchado la expresión «a punta de pistola» cuando alguien amenaza a una persona con un arma para robarlo, asustarlo o asesinarlo. Yo ahora aplico la frase «a punta de piedra» para una situación similar que en dos ocasiones distintas me han sorprendido. Ahora les explico cada una de estas historias…
La primera fue hace algunos años (casi 10 para ser precisos) y me encontraba trabajando en Colombia por varios meses. Cómo estaba estudiando la maestría, tuve que trasladarme a Peru donde el Tec tenía un campus y donde podía tomar mis clases sin tener que volar hasta México cada dos semanas. En esas idas a Lima, conocí a Marco, quien fue mi novio y guía turística por esos rumbos. Recuerdo que una vez que veníamos de algun sitio de interés, nos detuvimos en un semáforo en rojo y noté como Marco empezaba a ponerse nervioso. En eso se acerca un tipo a la ventana y con piedra en mano, no crean que una piedrita redondita o pequeña sino más bien un peñasco de picos y grande, y Marco inmediatamente le dio un billete por una pequeña abertura de la ventana. Me sorpendí porque era mucho dinero para una «limosna», y tan pronto cambió el semáforo a verde, arrancó a toda velocidad y me explicó que esos tipos ya tenían una tarifa estándar para los conductores… y si no se las dabas, te golpeaban el carro o te quebraban la ventana con tremenda piedra. Era en la tarde, y era un crucero bastante concurrido y de avenidas! No hice más que asustarme ante dicho incidente y preguntarme cómo era posible que esas cosas sucedieran a plena luz del día y sin acción de la autoridad. Marco me aclaró que era un barrio conocido como «peligroso», pero aún así no dejaba de austarme como los conductores eran presa de dichos abusos dia-ra-men-te!
Justo ayer me comentaba mi mamá de algo similar que pasó en Monterrey durante lunes y martes. A unos jóvenes les dió por cerrar algunas avenidas de la ciudad en la hora pico (a eso de las 7pm), dizque para protestar en contra del ejército. El bloqueo duró ambos días un par de horas, y los conductores afectados sólo podían quedarse esperando a ver a que horas se retiraban los «tapados» (porque traían pasamontañas y luego leí que hasta andaban drogados). En dicho período de tiempo y para aprovecharlo, algunos de los chavos se encargaron de extorsionar a los conductores… o les daban lo que trajeran: anillos, dinero, celulares, o les golpeaban el carro con tubos, palos o PIEDRAS!
Vaya que si el mundo es un huevo, y las fechorías son las mismas en todas partes del mundo. Dos momentos distintos en el tiempo y la geografía, pero dos situaciones igual de tristes y vergonzosas! Qué le pasa a nuestra querida ciudad de Monterrey?! Acabo de leer que ayer intentaron bloquear nuevamente las avenidas de la ciudad, pero ahora sí actúo la policía a tiempo y los regiomontanos no tuvieron que soportar dichos abusos otra vez. Pero una vez que la idea se propaga, ya no habrá calle o día libre de «intentos de bloqueo». Y a la gente solo le queda resignarse y acostumbrarse a un problema mas! Realmente una situación muy triste y que me llena de impotencia. Ojalá algún día Monterrey vuelva a ser el de antes… ojalá!