Pero bueno, lo que les iba a contar es acerca de mi ida al supermercado… me pasaron dos cosas curiosas… la primera más sorprendente que la segunda, pero las dos valen la pena contarse…
La primera: Había mucha gente en el super, así que tuve que hacer algo de cola para pagar… adelante de mí iba un señor de edad madura, y adelante de él una señora con un niño. Curiosamente a la señora me la había topado en los pasillos y me había llamado la atención porque su niño tenía como 4 años, y se supone que ya tiene edad de ir al kinder… pero como aquí el kinder no es obligatorio y si cuesta, pues seguramente esta señora no lo ha inscrito. En fin… la cosa es que cuando el señor que iba adelante de mí, iba a pagar, veo que la señora se devuelve y le dice a la cajera que su niño traía un carrito en la mano, y que quería pagarlo. La señora no sabía como disculparse, dijo mil veces que el niño lo llevaba tan bien agarrado, que no lo había visto… así que la cajera lo marcó y le cobró su debido costo: 1.25 euros!
Y me quedé pensando… qué hubiera hecho yo? y que hubieran hecho ustedes, queridos lectores? Y aquí viene lo interesante del cuento… creo que nuestras respuestas estarán basadas en nuestra cultura y educación, nuestra ética y moral, nuestra responsabilidad y rol dentro de la sociedad. Realmente me llamó la atención la acción de la señora porque creo que muchos en su lugar se hubieran hecho locos, llegan a su casa, le abren el juguete al niño y como si nada hubiera pasado. Si la señora hubiera hecho eso, estoy segura que la tienda no lo nota en su inventario, la cajera obviamente ni se había dado cuenta, y el niño no lo hizo con la intención de «robar», pero seguramente la mamá le explicará lo incorrecto de llevarse cosas del super sin pagar. A la señora no le costaba nada irse, pues ni la cajera se percató del incidente… no tenía que quedar bien con nadie, pues ni la cajera ni yo la conocíamos, y el niño es aún pequeño para saber si su mamá es honesta o no. Entonces? porqué regresarse a pagar? Pues simplemente porque es lo CORRECTO!

Qué mundo tan diferente tendríamos si todos hicieramos siempre lo correcto… aún en detalles tan insignificantes como el de esta historia! Y es ahí donde vuelvo a lo de la cultura, la responsabilidad y la ética… los alemanes y los mexicanos estamos educados de diferente manera, y aunque me duela reconocerlo, creo que la honestidad no es nuestro valor #1. Ya lo he notado en varias ocasiones cuando le hago preguntas a Tom acerca de la falta de controles en supermercados, y Tom siempre me contesta: «Y porque habrías de hacer eso?»… claro! si siempre pensara con honestidad, esas ideas cochambrosas de sacar provecho, tomar cosas de más, y verle la cara a los «honestos» no pasarían por mi cabeza.

Ni hablar! Simplemente una anécdota para hacernos pensar en lo que realmente hacemos día con día, y en lo que realmente queremos transmitir y enseñar a las nuevas generaciones…
La segunda cosa curiosa es que cuando iba a subir las cosas del super a mi coche, me di cuenta que la puerta (delantera derecha) del carro de al lado estaba completamente abierta… pensé que el dueño del carro volvería en cualquier momento, como vi que no venía, hasta pense muy a la CSI que igual y había algun occiso adentro del carro, jaja! Así que como no quería golpear su puerta al salir, me fui a fijar si no había nadie, volteé para todos lados y no había conductor a la vista, así que no me quedó mas remedio que cerrar la puerta e irme. Es raro, no? Espero sólo haya sido un olvido… pero a quién se le olvida cerrar la puerta del conductor???!!!
Y así sigo mi vida por estos rumbos… sorprendiéndome de cosas triviales y que siempre me dejan algo para pensar y reflexionar….